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Picó, La Máquina Musical del Caribe

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Por: Jenny Cifuentes @Jenny_Cifu

El caribe colombiano ha visto desde hace más de 5 décadas poderosos sistemas de sonido que retumban, enganchan bailadores amantes del watio, y provocan la euforia y el despeluque: los picós.  Esas potentes máquinas muestras de alto calibre fiestero que ponen las agujas en rojo, según la leyenda capaces de hacer estallar vidrios, han sido propagadoras de hits, escuelas de Djs, músicos, melómanos, y propulsoras de la champeta, uno de los géneros insignes del caribe nacional.  

Hoy la historia de tremendo engranaje es contada por el documental Picó, La Máquina Musical del Caribe, un trabajo que despliega los protagonistas de la cultura picotera bajo la dirección de Roberto de Zubiría y Sergio Zaraza.  

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Hablamos con el director Roberto de Zubiría

¿Cómo decidieron hacer un documental sobre picós?

Estábamos desarrollando una serie de televisión en la que buscábamos reunir bandas de música colombiana con sus ídolos, entrevistábamos de manera independiente a cada uno y luego los juntábamos en un show. Cuando estuvimos con Systema Solar, ellos dijeron que querían reunirse con un picó. Estando con  Systema en Barranquilla vimos a unos picoteros, ahí empecé a grabar, a entrevistar a la gente y se fue gestando la idea. Eso fue a finales de 2011 y aunque el programa de Systema Solar y el picó finalmente no lo hicimos, empezamos a realizar el documental en 2012.

Tomaron como eje central una familia para desarrollar el documental, háblenos sobre esto

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Nosotros empezamos de cero, cachacos sin saber nada y luego de investigar nos dimos cuenta de que los picós tenían como 60 años de historia, entonces buscamos una familia que cargara toda la tradición: desde el hombre que compró el picó a finales de los 60, se lo pasó al hijo, luego este a los nietos y el bisnieto ya está poniendo música. Ellos son la familia De Moya y son los dueños del picó El Jude. Quisimos a través de su historia ir contando también la historia del picó.

"Nosotros empezamos de cero, cachacos sin saber nada y luego de investigar nos dimos cuenta de que los picós tenían como 60 años de historia"

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Ustedes han venido publicando algunas piezas sobre temas alusivos a los picós, cuéntenos

Cuando arrancamos, que no teníamos la capacidad económica de financiar el proyecto, empezamos a grabar piezas pequeñas, las subimos a la página y eso pudo generar un poco de ruido. Por ser  tan extensa la materia del picó, lo que hacemos para la parte digital es escoger algunos temas como la música africana, el baile, la champeta, cómo se construye un picó etc. y hacer clips. El objetivo  era hacer cápsulas para la página para que la gente las pudiera ver, ahora vamos a convertir la página pico.com.co en una plataforma digital donde podamos reunir todos los aspectos importantes de esta cultura, como unas Páginas Amarillas de los picós, donde los picoteros inscriban su picó para que la gente los llame (con opciones de poder subir su música etc)   porque si uno quiere un picó tiene que salir a buscarlo a la calle.

Nómbrenos algunos de los picós con los que se encontraron durante la realización del documental

Nos encontramos con muchos, entre otros El Solista, El Coreano, El Conde, El Sibanicú, El Timbalero. El Coreano, que lleva 60 años andando y es uno de los primeros picós de Barranquilla, estará en nuestra fiesta de lanzamiento. Sus dueños iniciaron con un equipo de sonido en una tienda, cuando las personas  iban allí a escuchar música empezaban a preguntar si podían alquilar el equipo y lo alquilaban. Así creció.  Como el papá del dueño del sitio había ido a la guerra de Corea, lo llamaron El Coreano y le pintaron un tanque de guerra. Usaba varios eslóganes, “EL Tanque de la Salsa”, por ejemplo.

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Háblenos sobre los “exclusivos” de los picós

Algo muy relevante de los picós era que todo el tiempo estaban buscando música exclusiva que sólo tuviera ese picó.  El picó mandaba a una persona a África a comprar música, esta iba por ejemplo al Congo y escogía 300 acetatos, y como eran discos que no se podían conseguir aquí y sólo ellos tenían esas canciones, la gente tenía que ir a ese picó a oírlas, porque eran sus éxitos, los hits  de cada picó. El tema de los exclusivos es importantísimo en los picós porque  el público asocia o recuerda al picó con una canción.  En una época se llegaba hasta a tachar o arrancar la etiqueta del disco con el nombre de la canción, para que los otros no supieran qué estaba sonando. En los 80 cuando empezó a entrar la champeta,  les ponían placas encima a las canciones para que no se las copiaran. Las placas dicen cosas como: “esto no lo tiene nadie” o  “yo lo tengo y tú no”, un uso que aún se mantiene, obviamente han variado con el tiempo.

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Carlos Julio Martinez/Agencia PressPhoto

 

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