Almax llegó a Bogotá para celebrar una primera edición. El cartel cautivó por la diversidad y después de cuatro días estás son las reflexiones finales.
Por:José "Pepe" Plata @owai // Fotos: Alejandro Gómez Niño @Lupas91
Bajo la premisa de ser un festival capaz de reunir en cuatro días lo mejor de la cultura pop, el ALMAX entró al país como una vitrina nueva de repertorios y artistas consolidados, pero también de primeras oportunidades en escenarios nacionales para algunos extranjeros. Su marca ya dejó un inquietud y justo cuando esto se escribe (domingo 4 de diciembre a las 9 de noche), es posible encontrar la etiqueta #YoQuieroALMAX2017 como tendencia en tuiter.
Pero lejos de una emoción digital que así como sube, se desvanece, queda la necesidad de seguir viendo música en vivo y de sentir que esta apuesta musical se consolida en la medida de que es capaz de darse cuenta de lo que hizo bien y mejora aquello en lo que no fue fuerte.
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Por eso, luego de cuatro días de música, es tiempo de reflexionar y de reconocer cinco cosas que quedan y cinco cosas que hay que revisar.
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Lo bueno del Almax
La reunión artística: Es cierto que hay otros festivales con públicos objetivos como los seguidores del rock, el pop, lo tropical y lo independiente; pero pocas veces se entrelazan esos repertorios. Bien se tuvieron que planear las cosas por dos años para poder tener esto reunido como dijo Diego Ortiz, su director.
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El porcentaje de artistas nacionales: Pocos festivales en el país tienen un componente nacional mayoritario entre sus nóminas. Y la selección de esta ocasión está entre lo nuevo como lo puede ser Ságan hasta lo legendario como puede ser Carlos Vives. Eso es un asunto que también hace pensar, ¿quiénes podrían ser los artistas nacionales para el 2017?
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Plataforma latinoamericana: Fue posible ver artistas de Argentina, Cuba y México. Talento fresco como The Chamanas, pero también leyendas vivas como Los Fabulosos Cadillacs. Una interesante variedad que también cuenta como potencial.
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Escenario dentro de la ciudad: Corferias tiene conoce ya sus métodos, opciones, posibilidades. Y si, si bien se han llevado a cabo ya otros eventos y conciertos, puede pensarse ya en un sitio autónomo que tiene como ventaja el fácil acceso. Un festival como este en un lugar apartado de la ciudad, bien generaría un desgaste para el equipo logístico y humano.
Actividades alternas: Hubo además un festival de cine durante el festival, llamando la atención de otros públicos. Una futura edición podría contemplar otras unidades artísticas temáticas que complementen la experiencia.
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Lo que falló
Cumplimiento de horarios: Sabemos y comprendemos que hay presión y que hay demoras naturales, pero tenerlas tan presentes, es un asunto de cuidado tanto para el aspecto técnico como para los asistentes. Retrasos de casi dos horas, colman la paciencia.
El segundo escenario: No sabemos el motivo o la razón, pero el segundo escenario terminaba su horario y todavía quedaban ganas de ver más cosas. Fue un escenario que en efecto convocó, pero que tenía pila para más.
La plataforma electrónica: Una reunión de buenos talentos que para algunos pasó desapercibida. Si estos sonidos tienen tanta presencia e importancia, quedaron opacados por los dos escenarios.
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Espacio para experiencias con menores: En otros eventos y festivales, los niños y adolescentes, tienen un lugar especial o privilegiado. Ellos serán los que estarán en viendo en unos años los festivales. Hay que tenerlos en cuenta para futuras ediciones.
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