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Cacos, Arpías y Yayitas: Guía de supervivencia urbana

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Colombia es un país lleno de diversidad. Además de nuestra ya consabida variedad de especies humanas: lagartos, lobas, perros y sanguijuelas; en las calles, en los noticieros y en los informes policiales pululan nuevas categorías taxonómicas. Son tantas y tan ingeniosas que pareciera que el universo de villanos de Marvel o de DC comics se quedara corto ante la creatividad de los grupos y especímenes que componen nuestro hábitat. 

La cantidad de bandas delincuenciales que se reproducen en nuestras ciudades han creado nombres y técnicas de robo tan singulares y sofisticadas que cuando salimos a la calle pareciera que estuviéramos de safari: acechados por Arpías, Papayos y Gatúbelas. ¿Los conoce? Y no son las únicas. En cualquier momento podríamos caer victimas de males como el 'escupitajo' o el 'engome', ¿Los había escuchado nombrar? Por si aún no le ha tocado vivirlo en carne propia, son los nombres de algunas de las bandas de atracadores y de algunas de las modalidades de robo más frecuentes en Colombia. 

El martes pasado los noticieros informaron que Las Arpías, el mayor grupo delincuencial del centro de Bogotá fue “desmantelado”. Pero en el fondo sabemos que aún transitamos entre arpías y otras especies parecidas. Por eso decidimos hacer una breve guía lexicológica para aprender a reconocer al tipo de bandas que habitan nuestra ciudad. De esas que tanto hablan en los comunicados policiales y que, como la institucionalizada frase Petro: “si no quiere que lo roben no saque el celular”, provocan más miedo que tranquilidad. 

Si usted es de los valientes que transitan a diario por este safari criollo debe tener cuidado con:

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-    Las Arpías: En la mitología griega las arpías eran mujeres aladas que valiéndose de su capacidad de volar robaban los alimentos de quienes podían por encargo de los dioses. La arpías nacionales habitan el centro de Bogotá, pero son las más difíciles de identificar porque son unas maestras en modalidades de robo como el 'cosquilleo'.  ¿Cómo evitarlo? Lo sentimos, es imposible; atacan sin que su presa lo note. Diría Petro: si no quiere que lo roben no salga a la calle. La líder de la banda es una mujer de 61 años, apodada con el alias de “La Abuela”

-    Las Yayitas: Una Yayita no solo es la enamorada de Condorito. En Bogotá le llamaban así a un grupo de “hermosas” mujeres que utilizaban “sus atributos” para distraer a los incautos porteros de los edificios, mientras sus cómplices saqueaban las casas ajenas. 

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-    Las Gatúbelas: Las Gatúbelas son de la familia de las Yayitas. Fieles al historial de la villana de DC Comics, las Gatúbelas tienen un largo historial criminal con la ley colombiana. Según un informe policial de principios de este año, esta pareja de hermanas estaría involucrada en 150 robos a vehículos y 80 hurtos a residencias. Su metodología era la del “levante”. Sus presas siempre eran hombres seducidos que terminaban invitándolas a sus casas. 

-    Los Papayeros: Aunque suene festivo, los papayeros son una de las especies de atracadores más peligrosas y temerarias. Han hecho de la calle 26 de Bogotá sea uno de los lugares más peligrosos. 

No se puede negar que, aunque peligrosas, las técnicas de estas especies depredadoras de las pertenencias ajenas son ingeniosas. La siguiente es una pequeña muestra del repertorio de “trucos” que usted debe conocer para no ser una víctima. 

-    El papayazo: La banda de los Papayeros ingenió una sofisticada forma de asaltar vehículos a la que llamaron el 'Papayazo de la 26’. Claro está que puede variar la fruta y la calle. En el caso de que fuera una sandía sería un patillazo. La técnica consiste en arrojar la Papaya o la fruta a los vidrios de los vehículos que transitan por la calle para que su conductor se detenga a limpiar. Mientras eso sucede los asaltantes se llevan el carro. 

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-    El paquete chileno: No sabemos qué tienen que ver los chilenos con esta modalidad de estafa, pero es una de las más conocidas y practicadas. Si usted se encuentra un paquete que en apariencia contiene un fajo de billetes y alguien le propone alguna forma de repartición, ¡huya!, ese es un paquete chileno y lo van a robar. 

-    El cosquilleo: Las habilidades de David Copperfield no se comparan con la sutileza de los cosquilleadores de las calles bogotanas. Esta es la modalidad de robo más desconcertante de todas. Nuestras cosas desaparecen en algún momento sin que no nos demos cuenta y parece inevitable. 

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-    El engome: Esta modalidad de robo consiste en que dos o tres mujeres preguntan una dirección o se inventan una riña para distraer y rodear a la presa hasta que lo despojan de todas sus pertenencias. 

-    El escupitajo: La escena de un escupitajo en Bogotá empieza con la siguiente frase: “¡Lo cagó una paloma!, lo cagó una paloma!”. La cagada de paloma no es más que el escupitajo del ladrón, y cuando la víctima lo siente voltea a mirar. En un segundo, otro de los cómplices del ladrón deja al incauto sin pertenencias y con baba de ladrón encima.

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