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El papá de los “hongos” revolucionarios

El segundo largometraje en la carrera del prometedor cineasta caleño de 32 años Óscar Ruiz Navia, es un documento de nuestros tiempos.

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Los Hongos

Por: Juan Pablo Castiblanco Ricaurte @KidCasti

Se podría decir que los protagonistas de “Los hongos” son Ras y Calvin, dos estudiantes y grafiteros que participan en movimientos colectivos de protesta y denuncia a través del arte urbano. Ambos personajes sin rumbo; el primero por desplazamiento forzado y violento, y el segundo por desmembramiento familiar. Pero también se podría decir que la protagonista de “Los hongos” es Cali, y a su vez una sociedad colombiana cada vez más híbrida donde la identidad local se funde con las manifestaciones globales. El híbrido se manifiesta hasta en la banda sonora a cargo del colectivo Zalama Crew, quienes se autodescriben como un “ensamble afro zudaca y mestizo”, compuesto por cuatro cantantes,  y que oscila entre aires del pacífico, salsa, reggae y drum and bass. Así es Zalama Crew, como Cali, como Colombia, como “Los hongos”: pura identidad en transformación, en búsqueda de su esencia. (vea el video de Funky Music de Zalama Crew)

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El segundo largometraje en la carrera del prometedor cineasta caleño de 32 años Óscar Ruiz Navia, es un documento de nuestros tiempos, una historia que muestra cómo los jóvenes de esta generación conviven y se nutren de la tradición, de la casa de la familia, pero a la vez se preguntan por lo que pasa en el mundo, por buscar nuevos mecanismos de expresión a través de la cultura.

Además de dirigir y escribir “Los hongos” (premiada en el Festival de Cine de Locarno, Suiza)  y “El vuelco del cangrejo” (2010), Ruiz Navia ha sido el productor de filmes como “La sirga” (2012) y ha sido asistente de dirección en “Perro come perro” (2008) y “El rey” (2004). En el proceso de casting de “Los hongos”, hecho en colegios de Cali, Ruiz Navia se encontró con la historia de amor de una joven pareja que decidió contarla en el cortometraje “Solecito” (2013), estrenado en Cannes, premiado en el Festival de Biarritz y en la pasada edición del Festival Bogoshorts, y apadrinado por el proyecto sostenible del artista danés Olafur Eliasson y el museo Tate Modern de Londres.

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A su modo, la película es muy caleña, pero no ahondó en el cliché de reventar la faceta salsera. ¿Cómo es esa Cali que usted habita y retrata a través de la película?

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Cali ha cambiado mucho. No es la ciudad que era en los años 70 u 80, incluso en los 90, pues ha sufrido una gran migración de personas. Algunas provienen del Pacífico colombiano y eso ha cambiado los sonidos que se escuchan en la ciudad: ya hay muchos ritmos del pacífico, hip hop y rock en general, pues es una expresión que siempre ha existido en Cali.  Precisamente en esta película hemos evitado caer en el cliché y en los estereotipos que hemos visto en algunas producciones que se hacen sobre la ciudad; queríamos andar en una Cali más real, más mestiza, con gente de carne y hueso.

Cali ha cambiado mucho. No es la ciudad que era en los años 70 u 80, incluso en los 90, pues ha sufrido una gran migración de personas"

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Tanto en “El vuelco del cangrejo” como en “Solecito” y “Los hongos”, el espacio es casi que un coprotagonista de las historias. ¿Por qué darle tanta relevancia al lugar donde suceden?

Si uno está alrededor de esos lugares, ¿por qué intentar obviarlos si allí radica la originalidad y autenticidad de la propuesta? Justo ahí es donde están los insumos que pueden hacer de la entrevista algo interesante y agradable. Por supuesto hay un deseo y una mirada documental llevada a una estructura de ficción. Dando a conocer ese mundo que a veces aparentemente es muy irrisorio y sin importancia, es donde está la magia de la vida y del cine mismo.

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En la película están presentes varias formas de lucha ciudadana que a veces están envueltos en un aire de humor negro. ¿Cuál es su postura personal al respecto de este tipo de movimientos?

Lo que yo buscaba era constatar ciertas expresiones que existen en la ciudad y ser fiel a los personajes que escogí. Hay que tener en cuenta que la mayoría de personas que actúan en la película se interpretan a sí mismos; es decir, hay cosas que dicen que pertenecen a su propia historia de vida. Mi interés, más que entrar a juzgar todas estas representaciones, era mostrar y constatar que existen estas voces en la ciudad. Algunas veces son opuestas, a veces similares, pero quería decir con qué estoy de acuerdo. Por ejemplo, vemos cuestiones religiosas o de orden político, y luego vemos a personas anarquistas, a soñadores que todavía tienen discursos del pasado. Yo tengo mi propia ideología de la vida, pero en la película no pretendo tomar partido de forma muy evidente frente a nada.  

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"Mi interés, más que entrar a juzgar todas estas representaciones, era mostrar y constatar que existen estas voces en la ciudad"

El proceso de casting fue de inmersión en colegios de Cali y arrojó el material para el cortometraje “Solecito”. ¿Qué tanto aportó este proceso de búsqueda actoral y del corto a la película? ¿Qué cambió?

Este proceso fue fundamental porque conocí historias de los jóvenes de Cali y de esta generación. Además como fue un casting que se realizó en colegios de diferente índole, bilingües e industriales, del oriente y del occidente, había gran riqueza en las historias que encontraba. “Solecito” es un corto que surgió en ese proceso pero no tiene nada que ver con la película; me sirvió para entrenarme y trabajar en el tema de actores no profesionales. ”Solecito” tiene su propia manera de ser y por supuesto el hecho de que al corto le haya ido muy bien me dio mucha motivación para seguir trabajando con actores no profesionales.

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En el oficio del cine ha asumido múltiples roles. ¿Qué es lo especial y particular de dirigir? ¿Cuáles son las preguntas que intenta descifrar a través del cine?

Haber trabajado en diferentes roles en el campo cinematográfico me dio la posibilidad de entender muchas cosas del cine. He sido productor de varias personas siempre con el deseo de crear una movida mucho mayor, que mucha gente haga películas. Estar involucrado en oficios técnicos, como la fotografía o la asistencia de dirección, ha sido muy interesante para poder tener luego un diálogo más rico con las personas que trabajo, como mi directora de fotografía o de arte. La segunda película todavía es un paso que uno está dando en una búsqueda. Estoy buscando y no considero que esa voz ya esté plasmada: simplemente es una segunda película. Las preguntas que me estoy haciendo son las mismas de hace mucho tiempo, de la realidad, la ficción, los problemas de este país, la vida cotidiana, mi propia vida, mis sentimientos; son cosas que me gustan y que siguen retumbando en mí.

"Las preguntas que me estoy haciendo son las mismas de hace mucho tiempo, de la realidad, la ficción, los

problemas de este país, la vida cotidiana, mi propia vida, mis sentimientos"

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