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Hablamos con Catupecu Machu sobre el pasado y el futuro del rock argentino

Una de las bandas internacionales que más visita Colombia habló con nosotros sobre el estado del rock latinoamericano.

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Mientras Catupecu Machu exista, se sabe que Argentina tiene algo rockero para dar. Una de las bandas internacionales que más visita Colombia habló con nosotros sobre el estado del rock latinoamericano.

Por: José "Pepe" Plata

En los últimos años, el rock argentino ha estado mirando y reflexionando sobre su pasado, presente y futuro. Luego de la muerte de Spinetta y Cerati, se ha visto cómo pocos son los artistas con más de 30 años de carrera que siguen produciendo o cantando. Están Charly, Fito, Los Fabulosos Cadillacs, Miguel Mateos, Andrés Calamaro, Fabiana Cantilo, Pedro Aznar y unos cuantos más. Cada vez menos.

La generación siguiente, la de los noventa, ha ido resistiendo. No se sabe cuánto combustible hay para seguir adelante. Las condiciones de la industria han ido cambiando y cada semana se leen noticias sobre ella en aspectos como mercado, gustos, formatos y más, que lejos de dar una certeza, dan una incertidumbre. Aun así, hay quienes resisten creando y girando. Es lo que mejor les queda.

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Así encontramos a Babasónicos y Catupecu Machu. Babasónicos proviene de esa movida sónica de comienzos de los noventa que renovó el rock y le dio un aspecto de belleza transgresora. Su carrera les ha permitido tener ya diez discos, varios recopilatorios y una particular experiencia por varias compañías discográficas tanto multinacionales como independientes.

Catupecu por su parte, comenzó en 1994 y hasta 1997 grabó su primer disco. Su trayectoria ha sido sinuosa. Con picos musicales y algunos desafíos personales. Picos que permiten hablar de discos como Cuentos Decapitados (2000), Cuadros dentro de cuadros (2002), El número imperfecto (2004), Simetría de Moebius (2009) y El mezcal y la cobra (2011). Y también, con cambios de integrantes y el tener que sobrevivir ante el dolor del accidente de Gabriel Ruiz que lo marginó de la banda. Catupecu ha sobrevivido y se ha adaptado, sin bajar la guardia.

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En el 2014, festejaron dos décadas de vida con un box set que fue bien recibido tanto por sus fanáticos como por la crítica. Y mostrando además cómo a través del tiempo, la banda no escatima esfuerzos para ofrecer un sonido que entre lo pesado y lo melódico, sorprende y atrapa. Hacen parte ya de un legado argentino que se aprecia y respeta.

Y si, una banda que ha tenido una trayectoria complicada, pero no por ello ha dejado de sonar. Cuando se mira hacia atrás, se ve un pasado rico en recuerdos y canciones, pero entusiasma saber que hay más para dar y más para ofrecer. Sobre esta realidad de una banda con 22 años vida y un futuro, hablamos con Macabre (teclista) y Sebastián Cáceres (baterista) en su reciente paso por Colombia en el Festival Almax.

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Catupecu tiene una relación particular con Colombia. Han estado en Rock al Parque en varias ocasiones y estuvieron en el 2015 en el Concierto Radiónica. ¿Qué significa para ustedes regresar ya no eventos en escenarios abiertos, pero sí a un festival bajo techo como el Almax?

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MACABRE: Ya hemos estado en Bogotá, varias veces. Ya perdí la cuenta y son más de cinco veces de seguro. Nos tratan de lo mejor arriba y abajo del escenario. Cuando sabemos que hay un show o una gira por Colombia, eso nos pone muy felices. Este festival y su producción salieron todo de lujo. Siempre quedamos con ganas de más. No hemos estado en Cali o Medellín y nos escriben de allá para que toquemos.

¿Una banda con una trayectoria larga como la ustedes, que comenzó justo cuando se vendían discos y ahora está en el mundo del streaming, cómo se siente? ¿Sobrevivientes o privilegiados?

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M: Lo más importante que tiene que sobrevivir es la música. Lamentablemente la industria discográfica tenía unos parámetros que no favorecían las cosas. Era la excesiva comercialización frente a todo. Por eso murió.Por suerte, las cosas buenas son la que están sobreviviendo. Los músicos sobrevivieron por un montón de factores. La industria creía que aplacaba las cosas con contratos megamillonarios y lo que está sucediendo ahora es beneficioso para los artistas.Venimos de estar en un gira por Europa y estuvimos en España y Francia, nos encontrábamos con gente que no hablaba nuestro idioma, pero nos decía que había escuchado nuestro sencillo lanzado hace dos meses y es muy loco, porque hace cinco o seis años, eso no hubiera ocurrido. Gente que no habla español, en Francia, nos decía que había escuchado el single. Y se superaba la barrera del idioma. La disquera editaba el disco, no acompañaba y si acaso, teníamos suerte para una campaña de promoción. Hoy con el trabajo en redes, que también es un trabajo fuerte, puedes hacer que tu música se escuche en Bélgica, Mongolia o cualquier lado. Eso democratizó mucho y dio oportunidades para muchos artistas que estaban tapados.

SEBASTIÁN: Venimos de producir el disco de una banda argentina llamada Sick Porky. Terminamos, lo subimos a Spotify y estábamos a kilómetros de distancia de ellos. Y así, en menos de lo que pensábamos, eso estuvo listo para ser escuchado. Antes no pasaba así.

M: La tecnología, siempre que esté bien utilizada en la vida diaria, puede ser útil desde la música hasta la biotecnología. Una buena campaña de promoción hace que justamente hayamos podido venir a Bogotá a tocar, estando a miles de kilómetros de acá hace unos días. Hay aspectos de la globalización que unen más que el miedo. Y eso es lo lindo de la música.

Ustedes tienen ese carácter particular de estar en el mundo musical argentino de tiempo atrás, de haber crecido y seguir existiendo luego del incidente de Cromagnon en el 2004. ¿Cómo se sienten ustedes dentro de la música argentina?

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S: Catupecu es una banda que ha sobrevivido 22 años en el rock argentino y eso que ha tenido situaciones complicadas. Desde cambios de integrantes, pasando por el accidente de Gabriel (antiguo bajista); pero en realidad no nos detenemos a ver en qué lugar estamos. Cuando hicimos el box set recopilatorio de nuestros veinte años, encontramos cosas increíbles y decíamos: mirá todo lo que pasó. Veinte años es mucho tiempo para una persona; ahora imagínate esos veinte años para una banda. Si nos pusiéramos demasiado conscientes, saldríamos corriendo.           

M: Todo tiene vaivenes, pero si te mantienes como aliado y amigo de la música, eso hace que perdure todo. Nosotros amamos lo que hacemos y hemos superado los contratiempos. Tratamos de estar con la música en un lugar respetuoso, un lugar creativo y uno que busque innovar. Esto es algo que hace que Catupecu esté ya 22 años en un lugar en el que crea. Cuando sacamos el disco de los veinte años, no sacamos un refrito. Fue un trabajo con cosas nuevas, con sorpresas y con otras cosas que justo forman parte de una banda en vigencia. Para nada podría pensarse que se sacó eso para festejar algo que estaba muerto hace cinco. Fue algo que hicimos con mucho cariño. Siempre entablamos esa relación con la música. Excede nuestra personalidad, nuestros egos, nuestras vueltas.

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Frente al continente, tuvimos un canal como MTv Latino que nos marcó una pauta, pero en la actualidad hay una diversidad de opciones y miradas sobre el continente ¿cómo se sienten ustedes como artistas y como personas frente a él?

S: Después de siete años retomamos un camino que habíamos comenzado en el 2005. Nos encanta salir y viajar. Venimos de estar en una primera gira por Europa de 21 días. Y pasó que nos encontramos en ciudades no como París o Madrid, si no más pequeñas como Málaga o Biarritz, el encontrar gente que conocía nuestras canciones y nos seguía la pista. Ahora imagínate eso, justo para Latinoamérica. Y eso que nosotros venimos de muy lejos, del “culo del mundo”. Latinoamérica es nuestro segundo hogar después de Argentina. Hemos estado en Estados Unidos también, pero apreciamos el continente.

M: De alguna manera, los países de América Latina sufrimos la presión de la bota encima nuestro de las grandes potencias. Eso puede ser algo negativo. Pero también hay cosas buenas como ver que hay cada vez más festivales con talento latinoamericano. Todos consumimos música o cosas que provienen de Estados Unidos. Pero a veces eso se ve más reflejado en países como México o Colombia, y de ese modo, tal vez hay que buscar más la independencia.

Ya como personas y no como músicos, ¿qué les gusta ustedes escuchar o ver?

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S: Siempre está bueno sorprenderse, nos gusta “espiar” qué hay en los festivales. Somos amigos de Los Cadillacs y de Carajo y nos gusta vernos en los recitales. Y acá, recordamos haber estado en un bar una vez donde compartimos con bandas locales y también las cosas de Ciegossordomudos.

M: Solemos bajar cosas nuevas todas las semanas. Yo consumo música nueva todo el tiempo; cuando además voy a festivales me gusta ver artistas nuevos. Cuando te llevas a un artista nuevo de un festival en el que estás, de seguro estás haciendo algo bueno. Por ahí de seguro uno encuentra cosas que no suele ver siempre, porque los nombres grandes se llevan todo. Uno puede ver esos nombres en muchos lugares, pero son los demás los que muestran ese cambio o posibilidades.

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