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Los borrachos del fútbol: Una delantera etílica

Estos jugadores son recordados por su paso goleador por las canchas, también por haber utilizado como combustible el alcohol.

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Estos jugadores son recordados por su paso goleador por las canchas, también por haber utilizado como combustible el alcohol.

Por: Fabián Páez López @Davidchaka

Hace un tiempo el exdelantero de Santa fe Luis Quiñones fue despedido de su club porque se fue de juerga para Cali en plena temporada del FPC. Al parecer estaba en una rasca de tal magnitud que no se acordó que tenía que reportarse en los entrenamientos. Según el comunicado oficial de los cardenales, el díscolo y dicharachero atacante, que ya tenía un historial lúdico desmesurado, se encontraba “dedicado a ingerir bebidas alcohólicas”, y aunque el club realizó “ingentes esfuerzos por recuperarlo de inmediato a la disciplina del equipo”, fue imposible porque “prefirió permanecer en sus reprobables acciones”. Acciones que, de haber sido en otra época, y de haber sido hechas por alguien más crack, habrían sido medidas con otra vara; o habrían sido un poco menos reprobables. 

Pocos días después del escandalo, aparecieron en Facebook las fotos de Quiñones junto al jugador del Once Caldas Johan Arango con sus amigas de fiesta. A Quiñones lo echaron de Santa fe y ahora está haciendo goles en México con los Pumas. 

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De un momento a otro los jugadores de élite dejaron de ser los héroes de la fiesta para convertirse en atletas automatizados de alto nivel. Las figuras de hoy parecen máquinas milimétricamente construidas en el gimnasio a lo Cristiano Ronaldo, o extraterrestres inexpugnables con síntomas de asperger como Lionel Messi, a quien lo máximo que se le reprocha de su vida es que sea aburrido. 

Pero casos como el de Quiñones nos recuerdan que los futbolistas profesionales (en especial los latinoamericanos) se juegan un partido aparte contra la fiesta, las mujeres y el trago. 

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Claro está que a varias figuras consumadas del balompié su carrera no les impidió continuar con sus monumentales borracheras. No hay que irse muy lejos en el tiempo para recordar una de las escenas más representativas del fútbol colombiano -y no, no fue ningún triunfo, Fue en 2010 durante el partido entre Once Caldas y Atlético Huila, cuando Dayro Moreno empezó la remontada con un soberbio sombrerito al arquero rival. Después de la anotación, el ídolo de Chicoral, que había sido cuestionado por sus cuidados antes de los encuentros, celebró  su gol abrazando con entusiasmo a lo que parecía ser su mejor combustible: una botella inflable de aguardiente Cristal. Grande Dayro.

Y fiestas de jugadores más pesadas que las de Quiñones o Dayro hemos visto. Hasta en las ligas más poderosas hubo estrellas que, incluso después de la faena más ajetreada, o de una rumba apoteósica con licor incluido, podían dar catedra de buen fútbol. 

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Romario, por ejemplo, tenía el don del gol.

Durante su carrera Romario fue un ejemplo de cómo definir en el área, pero nunca fue un personaje a seguir cómo ser un deportista. El mismo jugador dijo en una entrevista: “No me merecí todo lo que logré. Nunca me comporté como un profesional, nunca fui un atleta. Era un jugador de fútbol. No dormía nunca como debía, no comía como un deportista, siempre llegaba tarde, no me entrenaba a fondo todos los días, no respetaba los descansos… pero metí 1.002 goles”. ¿Y quién podría pelear contra eso? 

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Dicen que cuando el astro brasilero volvió al Flamengo le impuso una clausula al club para que no se entrometieran en su vida nocturna, a cambio de una cuota de goles que cumplió fácilmente. “Para algunos, la noche puede ser nefasta. Para mí era lo contrario. Lo mismo que el sexo. Para mí, era necesario, lo necesitaba, pero para otros no funciona. Igual si no hubiera salido, habría metido dos mil goles. Pero bueno, mil está bien, ¿no?”

La magia impecable de Ronaldinho

Al más grande de a historia del futbol también le gustaba la fiesta. Ronaldinho llegó a Cataluña con una sonrisa cuando el Barca necesitaba un héroe. Venía con la magia incorporada, y, desde luego, también con la rumba. En el Informe Robinson del jugador, una de sus maestras de primaria comentó algo sobre su temprana proclividad al jolgorio: “Siempre andaba muy feliz, era muy amigo de las niñas. Era muy travieso…todavía sigue siéndolo”.

Los dirigentes del club dicen que en el mejor momento del 10 sabían de sus andanzas nocturnas, pero por su calidad era irreprochable no le decían nada. Aun sabiendo que se aproximaba su curva descendente de rendimiento. 

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Efectivamente, después de un tiempo sus actividades lúdicas le empezaron a pasar factura con unos cuantos kilos de más. Aunque su magia siempre estuvo intacta, ya no era tan rapido para su liga. Cuando Dinho empezó a bajar su nivel, el futbol ya era más físico que nunca. 

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Cassano fue el terror de la vida nocturna 

Cassano fue el terror de la vida nocturna en las ciudades de cada club que visitó. El delantero italiano, dicen, se aburría mucho cuando estaba en Madrid. Alli conoció a un botones del hotel donde se hospedaba quien tuvo la misión de presentarle a algunas compañeras para paliar su soledad, fueron cerca de 100 las mujeres que pasaron por la habitación del crack nacido en Bari. 

Sin duda es el vecino que quisieramos tener, para que nos invite de fiesta, y el que no quisieramos tener para que deje dormir. También durante su paso por el Madrid, cuando se recuperaba de una lesión, sus vecinos tuvieron que llamar a la policia para que le bajaran al ruido de una multitudinaria fiesta,

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George Best

George Best  formó junto a Bobby Charlton y Denis Law uno de los ataques más temibles de la historia del Manchester United. Su carrera es recordada por sus títulos y por haber sido elegido el 16º mejor jugador del Siglo XX (11º europeo). También por frases como estas: «Me gasté la mayor parte de mi fortuna en mujeres, alcohol y coches deportivos. El resto lo desperdicie» o «En 1969 dejé las mujeres y la bebida. Fueron los peores veinte minutos de mi vida».

Los excesos de Best lo condujeron a una enfermedad de hígado que acabó con su vida en 2005. 

Jairo Arboleda

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Jairo Arboleda fue figura en el deportivo Cali y era conocido como el rey del túnel. De él se dice que fue el jugador más técnico de la historia del futbol colombiano. 

Varias son las historias que circulan de su agitada vida nocturna y gusto por el alcohol. Era tan habilidoso y tomatrago que durante su estadía en el deportivo Cali, el presidente del club Alex Gorayeb se levantaba temprano a buscarlo en los bares de la ciudad de Cali los días de los partidos para que fuera a jugar. Él, con la seguridad de el crack que era, le decía que solucionaba cualquier partido. Y la lograba. 

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Fotos: Gettyimages

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