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Nuestros retos como generación frente a la adopción igualitaria

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Desde nuestras redes aplaudimos el fallo de la Corte, pero al mismo tiempo somos conscientes de que a nuestra generación se le viene encima una responsabilidad en combo agrandado. 

Por: Nadia Orozco @Cornfake //Foto: iSTOCK 

En el 2003 Madonna de la mano, o más bien de la boca, de Britney Spears y de Christina Aguilera protagonizó uno de los momentos más polémicos de la industria musical y televisiva. En vivo y en directo presentaban el beso entre la matrona absoluta del pop junto a dos estrellas juveniles, emergentes y ya no tan inocentes. Un hecho que marcaba a una generación y que pese a la doble moral de Mtv, una cadena que años antes se había encargado de censurar varios videos, sí mandaba un mensaje: de aquí en adelante, este sería un tema para hablar en la mesa, con la comida caliente.  

A Colombia también llegó esa especie de revolución televisada, claro que sí. En ese entonces y con el nacimiento de agrupaciones como T.A.T.U el tema se tocaba de la manera más pop – cool – chiclosa y prefabricada. Hoy, más de 10 años después, cuando la Corte Constitucional de nuestro país dio vía libre a la adopción de niños por parejas del mismo sexo, es el momento de que nos pongamos los guantes y metamos la mano hasta el fondo del pozo, sin miedo y sin pudor.

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Más allá de cambiar nuestras fotos en el perfil de Facebook por avatares con arco iris, de pensar que cada vez nos estamos más cerca de ser un país más “open mind” y que estamos muy cerca de llegar a ser un país de primer mundo, es el momento de que pensemos en los niños. Preguntemos en voz alta ¿Alguien quiere pensar en los niños?

sÍ, desde nuestras redes aplaudimos el fallo de la Corte, pero al mismo tiempo somos conscientes de que a nuestra generación se le viene encima una responsabilidad en combo agrandado. Vale la pena decir que la primera celebración no debería ser que todos estos niños sin familia van a tener más opciones de ser adoptados; la celebración en grande debería darse cuando las cifras de niños abandonados desciendan en picada y sin frenos.

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Llegó entonces el momento de pensar que como jóvenes tenemos esa responsabilidad: que en un futuro cercano menos niños sean dejados en la calle, que cada vez seamos más conscientes de la importancia de conformar una familia, que las generaciones que vienen detrás de nosotros sepan y entiendan que ser padres no es un trabajo al que se  pueda renunciar.

Hay muchos retos que surgen después del Fallo de la Corte, sin duda alguna un día épico y que quedará enmarcado en la historia de nuestro país. Es imperativo lograr que esta decisión sea parte de nuestra cotidianidad, y no simplemente un triunfo de las parejas homosexuales y por ende una responsabilidad de ellas. Se trata de ser conscientes que todos, homosexuales o heterosexuales, tenemos velas en este asunto.

Basta darse un paseo corto por los foros de los diferentes medios que hacen referencia al tema para darse cuenta de que son más los que se escandalizan, que los que piensan en el futuro de los niños.

¿Cómo hacer para que las miradas juzgadoras e inquisidoras se acaben? ¿Para que pasemos de tomar acciones cómodas en las redes sociales a tomar decisiones y posturas puntuales en la vida real? ¿Para que los niños sean la columna vertebral de toda esta discusión?  He ahí el reto.

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