Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Pablo, el hijo músico del actor Diego Trujillo se presenta en Bogotá

Por Mariangela Rubbini Q. @bilirubbini

Resulta inevitable no contar que Pablo es hijo de alguien que, hoy por hoy, es considerado uno de los actores más respetados y de mayor trayectoria en nuestro país: Diego Trujillo, quien, además, por estos días está de moda y en boca de todo el mundo gracias al reciente estreno de la serie Metástasis que él protagoniza. Pero es que, además, Pablo y Diego ¡son igualitos! Sin embargo, poco o nada hablaremos de padre e hijo en esta entrevista.

Pablo Trujillo es músico, y después de estar viviendo una buena temporada en Buenos Aires, regresó a Colombia para tomarse unas buenas vacaciones y, de paso, presentar su más reciente disco como solista. Para parpadear es el cuarto álbum de este joven músico colombiano que estará presentándose en la tarima de La Hamburguesería de la calle 85 en Bogotá, el jueves 5 de febrero, a partir de las 9 de la noche.

¿Los amigos del abuelo fue el primer proyecto musical en el que participó?

Publicidad

Mientras estudiaba en el colegio integré y lideré ese grupo, y luego estando en la universidad formamos una banda que se llamaba Verbigracia, pero cuando me mudé a vivir a Buenos Aires hace 4 años, el proyecto se desintegró. Era yo quién componía todas las canciones, cuadraba los ensayos y conseguía las fechas para los toques.

¿Ese grupo que tuvo en el colegio fue su primera conexión real con la música?

Publicidad

Fue mi experimento inicial más importante porque con ese proyecto me di cuenta de que sí pasaba algo cuando la gente escuchaba mi música, que sí se daba cierta conexión y me dediqué entonces a componer cosas propias, que inicialmente fueron solamente eso: experimentos. Al puro comienzo agarraba una canción de otro y le ponía mi letra.

Y empezó también con las clases de música.

En el colegio recibía cierta formación, estuve en un taller de canto y hacía parte del coro pero empecé también, a tomar clases extracurriculares de guitarra.

¿Se mudó a vivir a Buenos Aires y lo primero que hizo fue ver cómo armar una nueva banda allá?

Publicidad

La verdad es que después de intentar armar o ser parte de alguna banda, finalmente el destino me empujó a volverme solista. Hubo un grupo del que hice parte recién llegué a Argentina y con el que tuvimos un único concierto. Se llamaba Almohada pero había muchos intereses dispares entre los integrantes, así que resultó mucho mejor decidir montar un proyecto con mi nombre. Grababa cosas, las iba puliendo de a poco y luego terminaban convertidas en un disco.

De hecho durante el tiempo que lleva viviendo en Buenos Aires, ya tiene cuatro discos grabados.

Publicidad

Así es. He hecho uno por cada año que he estado allá: Grabaciones BsAs (2011), Instantáneas (2012), La melodía escasa (2013) y Para parpadear (2014). Esos discos son parte de mi tesis, que básicamente consiste en mi proyecto como solista.

¿Y cómo se sustenta esa tesis?

Tiene tres partes. La primera es con el material grabado. Luego está también una sustentación escrita que tiene en cuenta cosas como qué criterios compositivos se utilizaron, hacia qué público está dirigido el proyecto y cómo funciona como propuesta vendible y comerciable. Lo último es la sustentación física, es decir el show en vivo.

¿Cómo definiría el proyecto? ¿En qué universo sonoro lo enmarcaría?

Publicidad

Creo que tiene cabida en el ámbito comercial del rock latino. Aunque también he escrito algunas canciones en inglés que, tal vez inconscientemente, apuntan a abrirme espacio en Estados Unidos y en países anglosajones y de habla inglesa. Pero, en últimas, es un proyecto que en vivo funciona como un trío de rock en español con muchos elementos tomados del jazz y del blues también. Y en algunos momentos se cruza con el pop.

Publicidad

Más bien poco de folclor y de fusión.

Sí hay momentos y situaciones traídas de la música andina, por ejemplo, pero tienen que ver más con la técnica guitarrística. Le meto la armónica eventualmente, y eso le da cierto ambiente de folk estadounidense al sonido.

¿Se puede vivir de la música en Argentina?

Publicidad

Pienso que sí. En la medida en que el artista se ponga las pilas y haga las cosas bien. Me refiero a tener registradas y ordenadas las canciones, firmar los contratos necesarios para generar regalías por los conciertos, más aún si las canciones y la música son propias. Es una estupidez no echar mano de la posibilidad de cobrar por eso. En Argentina, SADAIC, que es la sociedad de cobro y AADI, que es la asociación de intérpretes, funcionan muy bien.

¿Cuánto paga allá la gente por ver en vivo a una banda nueva de la escena alternativa local?

Publicidad

En promedio unos 10 o 15 dólares.

Siendo su papá uno de los actores más reconocidos y respetados de este país, ¿No ha pensado en algún momento dedicarse también a hacer música para cine, teatro o Tv?

Sí es algo en lo que he pensado porque es, además, un campo que me gusta mucho y en el que tuve la oportunidad de trabajar para algunas materias de la universidad. Sí lo veo como una posibilidad, aunque quizás esa no sea mi rama más latente. De hecho, hace poco mi padre estuvo presentando su segunda obra de teatro, que se llama Molestia aparte, y me pidió que le ayudara a sincronizar y encajar unas pistas. Él quería incluso que creara la música pero la verdad es que no me dio el tiempo para tener lo que él necesitaba, que era una composición de un estilo más romántico, con piano y violines.

La movida musical local está muy activa en Colombia. ¿No lo ha motivado eso a regresar a su país?

Publicidad

Claro que sí. Tanto que ahora estoy dudando mucho en si volver a Buenos Aires o si quedarme y desarrollar mi carrera aquí. Es más que evidente que hay una cosa muy fuerte sucediendo en Colombia; están viniendo una infinidad de artistas de visita, se están creando unos festivales gigantes y hay fenómenos musicales que no existían hace cinco años y que, a su vez, generan algo muy positivo para la escena y para los artistas colombianos porque nos permite creer que sí se puede hacer buena música y que sí pueden pasar cosas de la misma calidad que pasan afuera, y que además la gente sí paga por ellas. Es muy esperanzador para mí ver cuan bien les está yendo a artistas como Juan Pablo Vega o a Esteman, que comenzaron en esto con la misma intención que yo lo hice.

"Es más que evidente que hay una cosa muy fuerte sucediendo en Colombia"

Publicidad

¿Quiere que su música la escuche y le llegue a la mayor cantidad de gente, o eso es algo que le es indiferente?

Yo sí estoy convencido de que es importante encontrar el equilibrio perfecto entre la música que me fluye como artista hacer y que, al mismo tiempo, le llegue a la mayor cantidad posible de gente. Yo creo que uno tiene que tener muy claro hacia dónde está apuntando, y una vez definido eso, se va viendo qué tantas concesiones hacer y de qué manera balancear el arte y el entretenimiento. Lo chévere de mi música es que sin necesidad de hacer un gran esfuerzo para que sea audible y digerible, resulta muy agradable para la gente y eso es muy grato para mí.

Sin necesidad de sentir que está traicionando lo que usted quiere hacer.

Exacto. Sin haber pensado en hacer una cosa que tenga un gancho ni que el estribillo sea tal, sucede una cosa muy linda y a la gente le gusta mucho lo que hago. En ningún momento he sentido que estoy cediendo mi parte artística por lo comercial.

Publicidad

¿Cómo describiría la atmósfera en la que se mueve su música? ¿Cuáles son las palabras más recurrentes que usa en sus composiciones?

Siempre trato que la palabra sea tan relevante como la música. Le hago especial énfasis a la letra de las canciones. Me gusta mucho esa escuela Bob Dylan. Soy muy fan de él y de Leonard Cohen, que líricamente se pueden sostener tanto como lo hacen musicalmente. Cada canción que hago es un viaje lírico muy diferente pero sí hubo un momento, por ejemplo, en el que estuve muy obsesionado con el bosque y con la naturaleza, con el árbol, el lago, la montaña, el viento, el fuego y hay algo de eso en Instantáneas, que es mi segundo disco. El más reciente es un poco más surreal, en él se recrean escenas imaginarias y es más oscuro que todo lo anterior que había hecho.

Publicidad

La carrera de la música es muy emocional y genera bastantes cuestionamientos al interior del artista. ¿Le pasa eso a usted? ¿Piensa en si podrá vivir de esto? ¿En si logrará conectarse con mucha gente a través de su música?

Es innegable el vacío que se siente cuando uno termina la universidad. Sin duda me asaltan muchas preguntas todo el tiempo, pero esto es lo que elegí hacer como profesión y hay varias situaciones de la vida que me han confirmado que esto es lo que debo hacer. Que sí es por aquí el camino aunque te surjan muchas dudas porque claramente no cumples un horario de oficina y no tienes un sueldo fijo, y eso obviamente te mantiene en una situación muy vertiginosa.

¿De qué le sirvió pasar por la universidad?

La universidad te da herramientas muy valiosas. Y más ahora, cuando el mundo de la música y la forma de difundirla son tan cambiantes. Eso es lo que, en parte, te aporta estudiar la carrera. Aprendes esa parte legal que es tan importante, cómo mercadear un producto, y eso debería ser inculcado en todas partes, sea un conservatorio clásico o una universidad más enfocada en la música popular. Todo eso los músicos empíricos lo aprenden a las malas, o a través de una situación desagradable. Estaría buenísimo poder anticiparse.

Publicidad

Vino de vacaciones y está armando un par de toquecitos en la ciudad.

Sí, este jueves 5 de febrero estaré tocando con Santiago Rudas en la batería y con Alberto Ojeda en el bajo en La Hamburguesería de la Calle 85 en Bogotá.

Publicidad

¿No se ha dejado permear por esos sonidos de cumbia villera y de ska tropical que están ahora tan de moda en Buenos Aires?

La verdad es que esos sonidos no tienen mucho que ver con mis intereses artísticos. Ni siquiera es lo que yo buscaría si quisiera puramente entretenimiento. En ese caso prefiero ir a cine, o a un bar con buena música donde pueda tomarme algo y hablar. Tal vez eso tenga que ver también con mi poca habilidad para el baile.

¿Cómo está la movida rockera en la escena más underground argentina?

Yo creo que cuando la gente habla de que está un poco estancada se refiere a las bandas que son mayormente conocidas. Y eso es cierto porque no se ve que haya mayor renovación. Después de esos gigantes que conocemos de las décadas pasadas, como que hoy es muy difícil hacer camino por ahí. Pero eso no quiere decir que no haya una movida underground sucediendo todo el tiempo. Lo que pasa es que no son bandas que suenan en la radio.

Publicidad

¿Qué referentes lo inspiraron a dedicarse a la música?

Los Beatles han estado ahí siempre y son una de mis grandes aficiones y obsesiones. Cada vez que los escucho descubro y redescubro muchas cosas en ellos. Pero también están Pink Floyd y una lista casi que interminable de música de los años 60s y 70s, y del rock en español. De los cantautores latinos actuales puedo hablar de Drexler y de Kevin Johanssen. Y de rock colombiano, puedo decir que los Aterciopelados estuvieron siempre sonando en la sala de mi casa cuando yo era niño.  Hace poco descubrí también a The Black Keys y a Vampire Weekend. Soy un coleccionista de música, me encanta comprar discos y poder tocar lo que después va a rodar y a sonar.

Publicidad

¿Cómo se llama el disco que presentará en La Hamburguesería y que está promocionando a su paso por Colombia?

Se llama Para parpadear. Yo fui productor, compositor y toqué en él todos los instrumentos: bajo, batería, guitarra, ukelele, armónica... Lo hice en mi propio estudio, que llamo el estudio flotante porque va conmigo a todas partes. El álbum incluso trae un cover de la canción Sunday Morning de Lou Reed. Ahí toqué un ukelele que hice yo mismo en un Luthier. Es un disco enteramente autogestionado.

Sígale la pista a Pablo Trujillo en:

www.youtube.com/6pab9

Publicidad

 @pablo_trujillo

 

Publicidad

  • Publicidad