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Yo vi a los Jackson la última vez que cantaron juntos

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Por: Emilio Sánchez

Cuando vi a Michael Jackson por primera vez, tenía cuatro años. Era el video del tema Will You Be There de la película Free Willy. Inmediatamente supe que aquel que vi en la pantalla era alguien enigmático y misterioso, pero al mismo tiempo alguien increíblemente carismático y talentoso. A esa experiencia le siguieron videos clásicos como Beat It, Bad, Billie Jean, Thriller, Remember The Time y Black or White, entre otros. Esas canciones me ayudaron a definir a Jackson como uno de mis grandes héroes. Y como fiel admirador, cada vez se hacía más intenso el sueño de verlo ante mis propios ojos. Lo último que imaginé fue que ese sueño llegaría a cumplirse y de una manera única.

Saltamos hacia abril del 2001. Una noche, recibí una llamada de mi padre, Jaime, que me decía: “Parece que Jackson y los hermanos se presentan juntos en Nueva York”. Sabiendo el peso histórico que un evento como éste podía llegar a tener (a propósito, lo tuvo), comenzamos

a investigar si esto era cierto. Al final, lo que supimos fue que en septiembre se celebraría un homenaje a los treinta años de carrera de Jackson en el Madison Square Garden, en el cual no solamente se reunirían los Jackson, sino que el Rey del Pop cantaría varios de sus éxitos en solitario. A esta lista también se sumaban nombres como Liza Minelli, Quincy Jones, Stevie Wonder, Shaggy, Luther Vandross, Al Jarreau, Elizabeth Taylor, Chris Tucker, Usher, Whitney Houston, Britney Spears, Samuel L. Jackson, Dionne Warwick, Gloria Gaynor, James Ingram, Gloria Estefan, Slash y muchos otros, que de distintas maneras estaban presentes para celebrar la vida y los logros del cantante. En fin, terminamos encontrándonos en Nueva York para este evento mi padre, su entonces pareja Carolina, mi tío Gerardo y yo. El concierto era el lunes 10 de septiembre (de la historia del día siguiente me encargaré más adelante). Una boleta en primera fila costaba 10.000 dólares, razón por la cual esa zona estaba reservada para la familia Jackson (con los hijos de Michael incluidos), los ejecutivos de Sony Music y para todos los famosos anteriormente mencionados.

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Michael no era el encargado de abrir el concierto ya que antes de su presentación había dos horas de tributo por parte de los artistas mencionados, de tal manera que al comienzo se sentó entre el público para disfrutar del show, y eso me lleva a la siguiente historia: el evento estaba programado para empezar a las 7:30 p.m. Eran las 9:15 y no había comenzado aún. De repente, en todo el lugar se oyeron gritos y exclamaciones como si fuera Dios el que estuviera entrando en la sala. Aunque no era propiamente el padre de Jesucristo el que estaba llegando, sí era el homenajeado, el señor Michael Jackson, que estaba vestido con prendas que solamente le quedaban bien a él: una brillante chaqueta blanca y dorada con diamantes incrustados, un guante de terciopelo negro, y unos pantalones de cuero negro. El famoso tapabocas no estaba presente. Una vez ubicado el rey en su trono, el concierto comenzó. Samuel L. Jackson salió al escenario para presentar el primer número, una versión de Wanna Be Startin’ Something de Usher y Whitney. Unos días antes, Shaggy supo que su éxito It Wasn’t Me era uno de los favoritos de Michael, razón por la cual le hizo tributo cantando esa canción. Liza, acompañada por un enorme coro de gospel, cantó You Are Not Alone (# 1 para Michael en 1995), y Luther Vandross hizo lo mismo con Man In The Mirror. Como un show rodeado de tantas estrellas requería unos minutos para que cada artista se preparara debidamente, entre presentación y presentación se mostraban fragmentos de los mejores videos de Michael. Uno de estos fue el que de alguna manera anunció el momento más importante y esperado de la noche.

Luego del video del clásico Can You Feel It de los Jacksons, Elizabeth Taylor salió para anunciar la esperada reunión de esa familia, una de las más importantes en la historia de la música. Inmediatamente vimos una explosión de euforia. Randy, Marlon, Tito, Jermaine y Jackie Jackson salían al escenario, mientras que desde abajo emergía el protagonista de la noche, vestido de astronauta. Y cuando ya estaban todos juntos, comenzaron su presentación presentación nada más y nada menos que con el tema que acabo de mencionar. Después de un comienzo tan fuerte no podían decepcionar, así que continuaron con ABC. En la mitad de la tercera canción, I’ll Be There, Michael se había conmovido tanto que lloró en escena. Luego de este emotivo momento, los hermanos cantaron su primer éxito I Want You Back, número uno en 1970. Otro momento memorable fue cuando ’NSYNC se les unió en Dancing Machine. Luego de media hora de presentación, los hermanos Jackson se despidieron con Shake Your Body Down To The Ground, concluyendo la que sería su última aparición juntos en una tarima. Sin embargo, esto no se había acabado aún. Luego del show de los Jacksons, Chris Tucker salió para presentar el último de la noche, el de Michael en solitario. Esta vez no hubo ninguna explosión. Pero sí hubo euforia cuando vimos al Rey del Pop entrar en escena con un maletín en la mano que puso sobre una banca y abrió en frente del público, sacando su famoso guante de diamantes, el sombrero negro y la chaqueta brillante. Calentó durante unos dos minutos y una vez listo, comenzó a cantar Billie Jean, en la cual hizo su famoso ‘moonwalk’. Continuó con The Way You Make Me Feel. Luego, Slash, el legendario guitarrista de Guns ‘n’ Roses, se le unió para tocar Black or White y Beat It. Michael concluyó su presentación con el que sería su último éxito, You Rock My World, en el cual Tucker y Usher reaparecieron en escena junto a él, cerrando así la última de las actuaciones más importantes que hizo Michael en un escenario. El concierto había sido un triunfo, por eso nadie se esperaba lo  que iba a ocurrir al día siguiente: el famoso ataque contra las Torres Gemelas.

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Habíamos planeado volver a Bogotá ese martes, pero naturalmente nuestro vuelo fue cancelado. Pudimos regresar una semana después en un avión cuyo radar no funcionaba, de tal manera que nos vimos detenidos en Miami varias horas. Sin embargo, aun así, el 11 de septiembre me dejó una anécdota más que se relacionaba al Rey del Pop. Nos encontrábamos caminando al lado de uno de los hoteles más famosos de Nueva York, que ese día había cerrado sus puertas al público. Era extraño porque la zona estaba rodeada de un extravagante número de limusinas.

Cuando le preguntamos al botones del hotel a quién pertenecían, nos dijo que eran de Michael Jackson y sus acompañantes. Luego de ese concierto, a Michael Jackson le siguieron un número de acusaciones, demandas y chismes cuya verdad nunca sabremos. Sin embargo puedo decir una cosa: muchos dicen que el Rey del Pop murió en su gloria, y yo alcancé a saborear uno de sus últimos triunfos en vida.

El concierto era el lunes 10 de septiembre y una boleta en primera fila costaba 10.000 dólares. (1958 - 2009)

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