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Así estuvo la fiesta de la poesía con Sharif

A Sharif Fernández le sobran rimas y el domingo dio un poderoso concierto cantado a muchas voces

Fotos por Santiago Acosta

Decir que Sharif es un poeta no es un recurso retórico para referirse a su carrera en el rap. Desde sus inicios como artista en Zaragoza, con la formación Fuck The Posse, Sharif Fernández hizo de la escritura su arma más poderosa. Con los años le fue sumando matices a sus versos y a su música: se juntó con Lex Luthor en Tres Monos y adquirió la sonoridad del soul; le imprimió más poesía a sus letras en su proyecto con Rapsusklei y Juaninacka; y compartió sus trazos limpios en su libro de poesía, Lo vívido vivido. Sus tres álbumes (A ras de sueños, Sobre los márgenes y Bajo el rayo que no cesa) son un compendio de toda esa historia.

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(Vea: Lecciones de rap y literatura con Sharif)

Pero toda su historia se hace más contundente cuando se para sobre un escenario. Cuando su voz se vuelve muchas y el público que lo sigue repite con él cada línea. Es fue lo que pasó en Bogotá la noche del pasado domingo; la tarima de turno fue el bar Kukarakara. Allí repasó más de 20 años de historia persiguiendo rimas cada vez más elaboradas, convertidas en temas que si aún no lo son, van a convertirse en clásicos, como El exilio de mi Folio, Enero, Triste canción de amor o Dorian Gray.  

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El evento lo organizó la gente de White Hat y también tuvo la compañía de otro español, Shotta, y de la cuota de la casa Keoz Hispano. 

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