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Eso en cuatro sí se ve

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Por: Carmenza Zá @zacarmenza // Foto: iStock

Recientemente descubrí algo llamado blanqueamiento anal.  Sí señores, como lo leen,  un procedimiento para quitar pigmento y aclarar ese lugar misterioso que llamamos “asterisco”.

Se trata de una intervención láser, algo parecido a la remoción de tatuajes, pero en el culo; la única razón para someterse a dicho procedimiento, es de carácter estético. Es decir, blanquearse el culo no tiene ningún impacto en la salud o en la calidad del polvo, sólo lo hace ver más bonito… o bueno, para la gente que sueña con tener el ano blanco.  No quise tomarme el tiempo de averiguar más, porque nada más estaba terminando de leer sobre el procedimiento, cuando ya estaba en el baño -en una posición bastante incómoda- revisando a ver qué tan oscuro tenía yo mi asterisco. Jamás me lo había preguntado.

Todo esto me tomó por sorpresa, si tenemos en cuenta que, durante mucho tiempo, fui una convencida de que el culo se usa para expulsar cosas del cuerpo y no para meterlas;  Pero, justo cuando creí estar lista para entrar al mundo del sexo anal, cuando decido intentar a ver de qué va la cosa, me encuentro con que hay una cantidad de normas necesarias para culear, literalmente.

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Al parecer hay gente que se hace lavados, para evitar ensuciar el pene, o lo que sea que les vayan a meter. Decisión sensata para los más asquientos, pero inconcebible para mi… No quiero que me metan nada a presión, para estar preparada y limpia para que me metan otra cosa a presión luego, lo siento pero soy nueva en esto y el trabajo doble no me gusta.

Lo de la depilación es más normal, y al parecer la inocente e íntima máquina de afeitar es muy peligrosa para el proceso; es necesario ponerse en cuatro para que alguien más lo torture a uno con cera.  Ni hablar del dolor aunque, de todas formas, siempre puede resultar más dolorosa una mechoneada anal, en medio de la culeada.

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Por otro lado, el olor a culo es inevitable.  Por más higiénica que sea la vaina, no hay opción para ponerle aromatizantes o aromáticas y, de ser así, no quiero imaginar qué tipo de procedimiento hace que el ano huela a otra cosa… ya es suficiente con cambiarle el color.

Se le suma a todo esto, la necesidad de lubricar bastante el ano, para que sea lo menos doloroso posible y, aunque no ayuda a no untarse de mierda, al menos pasa un poco más desapercibido. Confunde y reinarás.

Por el momento, sigo analizando si vale la pena someterse al tratamiento con láser, el lavado intestinal, la depilación con cera y el baño escandaloso con algún aceite lubricante, antes de que me metan cualquier cosa por atrás… Porque, al parecer y contrario a lo que dice la canción, eso en cuatro sí se ve.

 

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