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El talento local pasó la prueba del Festelar

Aunque faltan cosas por afinar, fue una prueba de fuego para saber, entre otros, si la gente paga o no por un cartel de solo bandas nacionales.

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De las apuestas más arriesgadas que se han visto este año en materia de conciertos, la del Festelar fue una y por varias razones. Realizado el fin de semana del 27 de agosto en el Centro de Eventos de Bogotá, más que un festival con unos cabezas de cartel diferenciados del resto del componente artístico, fue una apuesta a un conjunto de bandas casi a la misma altura en cuanto a importancia y proyección, unas con unos años más de trabajo que otras pero todas colombianas y con unos repertorios que han dado a conocer desde cero y creando sus propias audiencias.

Por: @chuckygarcia

LosPetitFellas, La 33, Profetas, El Freaky, Aterciopelados, Esteman, Superlitio, Monsieur Periné, Systema Solar y Sidestepper son, a muchas luces y más allá de los gustos, una selección artística redonda y sin tuercas sueltas, y el Festelar se mandó al agua aferrándose solo a sus nombres para no hundirse. Si el Festelar no hubiera salido a flote el resumen podría haber sido “apague y vámonos”, y no por fatalistas sino por lo que estaba en juego: si un evento que logró reunir en un solo cartel a las bandas nacionales que más adelantada llevan la tarea y que más han girado por fuera no funcionaba; algunas tesis como que la gente no paga por ver a los artistas de aquí se hubieran salido con la suya y habrían quedado esculpidas en concreto.

Según sus organizadores, cerca de 7 mil espectadores asistieron al Festelar, de los cuales cerca del 70% compraron sus entradas (cuyos costos estaban entre los 100 mil y los 300 mil pesos). La organización también asumió todos los honorarios artísticos de los grupos que se presentaron, y adicionalmente desarrolló una campaña promocional que no solo se vio en internet sino en grandes medios de comunicación y emisoras comerciales. Es decir, se entiende que los organizadores llevaron a cabo una inversión adicional en mercadeo, y que no dejaron únicamente en manos de las redes sociales el conocimiento público de una primera edición de un festival que más allá del retorno inmediato del dinero invertido lo que busca es hacer marca.

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Y la gente le copió, tomándose el tiempo para ir hasta Centro de Eventos (a las afueras de Bogotá); pagando una boleta que en todo caso no era barata y acompañando a las bandas con conocimiento de causa. Es decir, jamás se podría afirmar que los asistentes, en su totalidad, conocían cada coro y cada estrofa de cada una de las canciones de las bandas nacionales que participaron, pero sí que en su gran mayoría conocían sus repertorios y que los cantaron y corearon a su paso por Festelar.

¿Cosas por mejorar y afinar? Varias, y algunos de los artistas que hicieron parte del cartel enumeraron fallas como los tiempos de cambio entre banda y banda y que no existiera una especificación exacta respecto a los tiempos de cada show (incluso los finales tuvieron que recortar el tiempo que les habían asignado, según contaron). “En cuanto a producción se sintió que era una primera versión del festival”, aseguró uno de ellos, “en cuanto al público estuvo bonito porque las personas que estaban allá claramente les gusta la movida nacional y no fue como otros festivales en los que el público definitivamente no esta ahí por las bandas nacionales y se sienten obligados a verlas. Había público de dos generaciones, la de Sidestepper o los ‘Atercio’, y la de los ‘Petit’, ‘Periné’ o Esteman, y eso también estuvo lindo. El Festelar demostró que se está activando un buen público, pero todavía falta, y es inevitable decir que, aunque hubo un buen aforo, un cartel así en un país como México hubiera llevado más de 20 mil personas. Todavía nos falta apreciar lo nuestro”.

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La organización, por su parte, esperaba unos 10 mil asistentes, un umbral que en todo caso no es fácil para un festival debutante y que en cuanto a programación se jugó las cartas más fuertes que hay a la mano y en este momento en el segmento de bandas nacionales. Desde que se lanzó al ruedo hace unos meses la cosa pintaba para un desenlace sin aguas tibias (es decir, que sencillamente podía funcionar o ser un fracaso), y el evento pasó una prueba de fuego que se repetirá el próximo sábado 29 de octubre cuando el Festelar llegue a Medellín con un solo cambio en su cartel: sin Aterciopelados pero con Bomba Estéreo. Lo que suceda en la capital de Antioquia dará otras pistas adicionales sobre estas y algunas otras cosas que siempre se discuten cuando se habla del consumo interno del talento local y su verdadera fuerza de arrastre.

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