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Juego de Tronos recupera el rumbo con el mejor capítulo de la temporada

Por fin Juego Tronos parece haber vuelto a la dinámica que la convirtió en una serie de culto. En los dos últimos capítulos destruyeron nuestras certezas y nos sorprendieron con giros dramáticos contundentes y escenas al límite, más allá de las intrigas, traiciones y conspiraciones a las que ya nos tienen acostumbrados. Superarse a sí mismo no es cosa fácil y menos si se trata de una saga de libros que recrea un universo fantástico venerado en el mundo entero.

No me malentiendan, no estoy apelando al efectismo y mucho menos diciendo que las peleas y batallas constituyen lo mejor de la serie, sino afirmando que Juego de Tronos se ha caracterizado siempre por hacer de cada capítulo una película, cada uno con su planteamiento, desarrollo, clímax y desenlace, con revelaciones inesperadas y personajes reinventándose así mismo todo el tiempo.

En gran parte de la quinta temporada hemos sentido que la telaraña dramática se había quedado estancada y la serie ya no lograba hacer con nuestras emociones lo que le daba la gana, sin piedad. Pero desde el episodio siete ('The Gift') le metieron otra vez combustible. 

La retención de Cersei Lannister por parte del nuevo Septón Supremo y sus gorriones a cambio de la confesión de sus pecados abre una gran puerta en donde uno de los personajes más crueles de la historia parece recibir por fin su merecido y destapar la olla podrida que nos carcome cada vez que volvemos a la historia. En el capítulo de este domingo (Hardhome - capítulo 8) todavía se niega a bajar la cabeza, pero pierde moral y puede pasar cualquier cosa. Y si eso le pareció poco, ¿qué tal la forma en que Ser Jorah se enfrenta en la arena de Meereen para capturar la atención de Daenerys? pues este fin de semana ya lo desterraron y Tyrion se convirtió en el nuevo consejero de la Reina Dragón.

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Pero este domingo lo más impresionante fue el ver en todo su esplendor a los temibles caminantes blancos y su gran ejército de muertos enfrentarse a Jon Nieve y los 'salvajes'. En una escena digna del universo zombie pero mucho más violenta, sangrienta y fantástica, por fin se plantea el verdadero conflicto que amenaza a la humanidad por encima de la lucha por el Trono de Hierro: los vivos contra los muertos. ¿Ahora la pregunta es cómo convencer al resto de Poniente y qué hacer para vencerlos? Aunque no tenemos la menor idea, si queda claro que no solo el vidriagón y el fuego puede derrotarlos. En este capítulo averiguamos que la espada de acero valyrio de Jon Nieve cumplió su propósito: matar a estos villanos.

El final de esta temporada promete grandes emociones y mucho dolor, ratificando que la decisión de la serie de televisión de no seguir al pie de la letra los libros no fue tan equivocada. De aquí en adelante cualquier cosa puede pasar y la sorpresa promete ser grandiosa.

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