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Todo comenzó por el fin, el film más honesto de Luis Ospina sobre Caliwood

Todo comenzó por el fin es una de las películas más honestas sobre Andrés Caicedo, Carlos Mayolo, Luis Ospina y su parche. Sexo, drogas y cinema.

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Todo comenzó por el fin

Una de las películas más honestas sobre Andrés Caicedo, Carlos Mayolo, Luis Ospina y su parche. Sexo, drogas y cinema.

Por: Luis Fernando Mayolo @mayolito

Todos los que nacimos en Cali crecimos con la inspiración y el legado de un grupo de artistas que vencieron todos los obstáculos para hacer cine, literatura y otras expresiones artísticas sin políticas gubernamentales de apoyo y presupuestos diferentes a los propios y de los amigos. 

Su pasión para contar sus historias y su determinación para realizarlas los convirtieron en héroes, por lo menos para los que nos dedicamos a esto y los que creen en la importancia de la memoria de una ciudad y una nación. Pero no de esos héroes inmaculados, hipócritas y morrongos que se disfrazan de ovejas. Todo lo contrario, porque claramente crecieron en la era del florecimiento de las drogas recreativas, el amor libre y la guerra fría.

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Pero con paso del tiempo algunos murieron y otros decidieron emigrar a finales de los 80, cuando se mamaron de una "ciudad en la que existía un desprecio horrible por la cultura y se fue transformando en un cliché de alegría y baile", como lo dice Luis Ospina, cuando se le pregunta sobre por qué se siente un extraño en Cali.

Hoy, después de tantos cerebros fugados y la destrucción o transformación radical de muchos de los símbolos arquitectónicos que los identificaban como el Café de los Turcos, El Teatro San Fernando (que se convirtió en iglesia cristiana) y la misma casa que albergaba Ciudad Solar, aparece Luis Ospina con su nuevo documental Todo comenzó por el fin, para reconstruir esa historia, pero no solo desde su mirada, sino desde la voz de los que hicieron parte de ese legado: Sandro Romero, Elsa Vásquez, Rodrigo Lalinde, Karen Lamassonne, Miguel González, Ricardo Duque, Oscar Campo, Ramiro Arbelaez y Liuba Hleap, entre otros.

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Ahí está su valor, porque gracias a ello nos adentramos como nunca antes en la vida de Ospina, Andrés Caicedo y Carlos Mayolo, con la profundidad que permite que uno de ellos sea el que conduzca la narración y que su cercanía con los personajes nos permita conocer detalles íntimos, que sumados al material de archivo disponible y sus propios recuerdos, resultan en un obra contundente. 

Es increíble por ejemplo escuchar de la voz de Patricia Restrepo (pareja de Caicedo en el momento de su muerte) la última carta que le escribió Andrés antes de suicidarse aquel 4 de marzo de 1977, justo el día que recibió su libro Que viva la música. O escuchar a Beatriz Caballero, esposa de Carlos Mayolo, contar entre lágrimas cómo fueron sus últimos momentos y cuánto lo extrañaba.

A su vez tantas imágenes de archivo que permiten ponerle rostro a sus aventuras, dentro de la fascinación de Luis por construir sus historias en la sala de edición con la menor cantidad de puestas en escena posibles. Recuerdos de Ciudad Solar, aquella casa paraíso de la contracultura, imágenes de las grabaciones de La Mansión de la Araucaima o Agarrando Pueblo y sus anécdotas del cineclub y la revista Ojo al Cine, entre otros muchos detalles.

Y es que hay tanto por contar, porque aunque Andrés Caicedo murió a los 25 años, tenía claro la importante del hacer: "Hay que dejar obra y morir tranquilo", decía. "Andrés me hizo cuestionar sobre mi vida, porque hizo tanto para haber muerto tan joven", comenta Luis Ospina. De Mayolo se puede decir lo mismo, con la diferencia de que su agonía duró algo más de 30 años, porque el mismo se encargó de autodestruirse a la par de que hacía uso de su genialidad. En el documental lo dejan claro, así como lo difícil que era trabajar con él, porque acostumbraba no apegarse nunca al guión.

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Todo esto justifica las tres horas y media que dura el documental. Y más porque su discurso parte de la experiencia que el director tuvo con la muerte, porque un cáncer casi se lo lleva antes de finalizarlo. Por eso decidió incluir el proceso en la película, como punto de partida y cierre de una generación arropada de valentía y genialidad, pero también de tragedia e infortunio.

“No me imagino a Andrés Caicedo viviendo más allá de los 25. Ni siquiera podría especularlo. Era una de esas personas que tenía como algunos productos una fecha de vencimiento”, relata Ospina.

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Si quiere ver la película tendrá tres funciones especiales para hacerlo: El próximo 8 de abril a las 8:00 p.m, en Bogotá, Medellín, Cali, Bucaramanga, Manizales y Villavicencio; y para las tres primeras ciudades, con funciones adicionales el sábado 9 y el domingo 10, al mediodía.

Todo comenzó por el fin estuvo en el Festival de Cine de Cartagena y su director Luis Ospina se llevó el premio como Mejor Director de cine colombiano, además de un homenaje memorable por su trayectora.

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