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Las celebridades digitales y el éxito en los tiempos del “like”

Ya que el trabajo, el esfuerzo y madrugar probablemente no nos va a sacar de nuestros cubículos, reflexionemos. La solución tal vez esté en Internet.

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Internet, ya lo sabemos, cambió el mundo como lo conocíamos. Para bien o para mal, pero lo cambió. En Colombia, Esperanza Gómez lo sabe y sí que lo ha aprovechado. También, por supuesto, los YouTubers, con esa multitud incalculable de pelados que los adoran incondicionalmente y les dan millones de “likes” todos los días.

Por Álvaro Castellanos | @alvaro_caste

Una asesora de bienes raíces, rubia, bronceada, de piernas musculosas, falda corta, tacones puntudos y una blusa desabotonada, que le deja las tetas prácticamente al aire, le muestra una casa de corte traqueto, seguro en Miami, a un hombre alto, de camisa blanca, pantalón de prenses y origen puertorriqueño. Luego de que el hombre no se decide comprarla, ella le dice que haría lo que fuera con tal de concretar el negocio, mientras se masajea las tetas y lo mira fijamente mordiéndose un labio. Acto seguido, el hombre la levanta, le arranca la falda y comienza a copulársela en todas las posiciones como si no hubiera mañana. Y ella, sin quitarse el liguero ni los tacones puntudos, arma tremenda gritería encabezada por esa frase “¡Jueputa, qué rico!” que ya se volvió un clásico. A menos de que hayan vivido los últimos años debajo de una piedra, sabrán que hablo Esperanza Gómez, reina mundial del cine para adultos y una de las celebridades digitales de 2016 en los Premios Shock.

Xvideos, probablemente la web porno más grande del planeta, tiene a Esperanza Gómez rankeada como la octava actriz más consultada, por encima de miles y miles que integran la base de datos del sitio, aun cuando sólo tiene 51 videos registrados en comparación a los 1291 de Lisa Ann o los 816 de Alexis Texas. Ahora mismo, en este preciso momento, miles de personas en todo el mundo deben estar viéndola en cuatro, arriba, abajo, en el piso, o sobre el sofá-cama de la casa que está vendiendo en Miami. Y mientras tanto ella, la hija más célebre de Belalcázar, en el departamento del Cauca, construye un imperio gigantesco en torno a su ricura. Y todo gracias a Internet.

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Internet, ya lo sabemos, cambió el mundo como lo conocíamos. Para bien o para mal, pero lo cambió. Marshall McLuhan, un autor que me hizo gastar millones de dólares en fotocopias durante la universidad, anticipó por allá en los años 60 que el mundo se convertiría en una “aldea global”. Que tendríamos amigos en Osaka, Japón, y que eso estaría muy bien; pero que al mismo tiempo no conoceríamos al vecino que vive al lado de nuestra casa, y que eso estaría muy mal. El viejo, evidentemente, acertó. Con todo lo bueno y todo lo malo, y aún por encima de las raquetas eléctricas para matar zancudos en tierra caliente, Internet es el invento más trascendental de nuestro tiempo. En Colombia, Esperanza Gómez lo sabe y sí que lo ha aprovechado. También, por supuesto, los YouTubers, con esa multitud incalculable de pelados que los adoran incondicionalmente y les dan millones de “likes” todos los días.

Sobre los YouTubers siento que queda poco por decir. Los que tenemos más de 30 años no los entendemos, y de alguna forma los resistimos porque encarnaron nuestro sueño frustrado de vivir sin trabajar; o al menos, sin trabajar convencionalmente, y encima tapándose en plata. Hoy por hoy, el éxito en la vida es más un accidente que otra cosa y los YouTubers son los privilegiados de esta lotería. Pero también han sabido sacar provecho de su momento, con managers que los asesoran, y se han convertido en los ídolos de niños y adolescentes, y no sólo en Colombia. Esta locura es mundial y trae consigo la fama, pero también los haters. Sobre esto hablé con Mario Ruiz minutos antes de generar tremenda histeria colectiva con su paso por el tapete rojo de los Premios Shock. Entre risas, me dice que se toma con gracia a quienes lo critican, casi con tanta constancia que quienes los admiran. “Hay que aceptar que hay haters muy buenos. Yo me río mucho. Pero en general, desde que uno se vuelve una figura pública en Internet, hay que estar muy preparado para esos ataques”. Acerca de la fama, Mario reconoce que se hizo casi imposible salir a la tienda a comprar una gaseosa sin que lo reconozcan. “Cambia la vida, claro, pero nos gusta que nos saluden y estar en contacto con los fans”.

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Sin embargo, ya que toda tendencia está destinada a desaparecer o, al menos, a cambiar, ¿qué pasaría si de repente el fenómeno YouTuber entrara en declive? La pregunta se la hice a Juan Pablo Jaramillo, (el YouTuber más popular de Colombia con casi 3 millones de suscriptores en su canal), en la antesala al arranque de los Premios. “¿Qué voy a hacer? Uy, mirar opciones y seguir haciendo las cosas con mucha pasión. Con constancia y autenticidad”, me contesta con cierta timidez que no se le quita pese a ser una figura pública. Aún cuando la labor que les dio fama entrara en curva descendente, con tantos contactos, popularidad y visibilidad encima, ellos jamás sabrán qué es navegar con angustia por Computrabajo.

Junto al temblor doble y el documental ambientalista de DiCaprio, este año los Premios Shock fueron trending topic nacional: un medidor exitoso en cuanto a la transcendencia digital que un medio como éste persigue. Por más de 20 años, Shock ha encontrado la forma de adaptarse a las manifestaciones recientes de la cultura joven colombiana evitando verse como el meme juvenil del señor Burns saludando con camiseta metalera y gorrito de skater. Y en este contexto, los premios de 2016 incluyeron la mencionada categoría de Celebridad Digital. El ganador, sorpresivo para todos, fue el segundo columnista más leído de Colombia: Daniel Samper Ospina y su personaje de Hola, soy Danny, un "contra-YouTuber" alopécico de 42 años, hincha de Santa Fe, sobrino de un expresidente, que raspa hace años la cacerola del humor político y que ha satirizado a sus nuevos colegas, pero también los ha dado a conocer entre un público adulto.

“Samper nos dio un impulso muy grande. Ningún problema con él”, me dice PaisaVlogs, quizá el que más se le enfrentó cuando se llevó a todos por delante en su debut hace unos meses como YouTuber. “Hay cero envidia en el medio”, me agrega horas antes de los Premios mientras, al otro lado de la barra de seguridad, un grupo de jovencitas le dedican alaridos ensordecedores al verlo a la distancia.

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En el premio a Celebridad Digital, los YouTubers fueron protagonistas, pero el espectro lógicamente dio para más. En 2016, además de Juan Pablo Jaramillo, Sebastián Villalobos y Mario Ruiz, estuvieron nominados otros productos web que, a su manera, también han sabido aprovechar Internet. Como el portal de “noticias únicas para usuarios únicos”, Actualidad Panamericana; y La Pulla, aquel segmento de opinión e investigación del diario El Espectador que pone a Twitter a defender y criticar la forma de hablar de su presentadora. Además, claro, de PauTips, Internautismo Crónico y Esperanza Gómez, que fue presentadora de la antesala a los Premios y paseó todas sus curvas en la zona de backstage, enfundada en un vestido oscuro ultra-pegado que justifica ese octavo puesto mundial de consultas en Xvideos.

Martina La Peligrosa era la única cantante nominada a Celebridad digital de 2016. En el último tiempo, aparece en comerciales, cuñas radiales, noticieros, programas de televisión, etc. Por un tiempo temí abrir la nevera en medio de la madrugada y encontrármela grabando un comercial. Y en ese posicionamiento de su imagen tiene mucho que ver el manejo de sus redes sociales y herramientas digitales. Durante la entrega de los premios, donde presentó, bailó y cantó, a Martina admite, todavía sonriente, que hay un poco de personaje detrás de la figura bulliciosa y extrovertida le conocemos. “No siempre estoy de buen humor, pero trato de poner mi mejor cara en mis redes sociales”.

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Paradójico que, en épocas de posicionar una cara, una imagen, en Internet y en redes sociales, los integrantes de Actualidad Panamericana siempre aparezcan con una máscara que los mantiene en relativo anonimato, ya sea para que su producto hable por sí solo o para que Datacrédito no les caiga encima. Comandado por el ingenio editorial de Leovigildo Galarza, Iván Madrazo, Bernardo del Portillo y Aquiles Baeza, el portal de noticias falsas más real de Colombia se aprovecha a diario la constante ficción por la que deambula un país como el nuestro donde no resulta inverosímil que James Rodríguez se quede por fuera de una convocatoria porque fue elegido como jurado de votación.

Desde que están en Internet, a comienzos de 2014, muchas personalidades han caído en Actualidad Panamericana. Por encima, recuerdo a Pacho Santos al repudiar que Rodolfo Llinás no haya podido entender el mecanismo de la tarjeta Tu Llave para entrar a TransMilenio; y a Rafael Pardo, que en su momento condenó la prohibición de la Aeronáutica Civil contra los pasajeros de los aviones que aplauden cuando los vuelos tocan tierra. La frase “esa noticia parece salida de Actualidad Panamericana” ya se volvió una frase gastada entre la gente todos los días y quiere decir que Leovigildo, Aquiles y los demás lo están haciendo bien. Si de mí dependiera, eran por escándalo la Celebridad Digital de 2016.

Dicen que en la innovación está el futuro de Internet. Suena a lugar común, pero ya sea en la música, los portales de noticias falsas, YouTube o incluso la pornografía, se vuelve vital adelantarse, aprovechar o descubrir las posibilidades de un medio que nunca dejará de estar inventado y donde el Like, para bien o para mal, valida un esfuerzo que en 2016 fue reconocido por los Premios Shock. Ya que el trabajo, el esfuerzo y madrugar todos los días probablemente no nos va a sacar de nuestros cubículos, reflexionemos. La solución tal vez esté en Internet.

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