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Otra forma de violencia: el Mundial de fútbol tendrá 48 equipos

La FIFA aumentará el cupo de selecciones a partir del 2022, ¿y adivinen qué? Nos tocará aceptarlo

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La FIFA aumentará el cupo de selecciones a partir del 2022, ¿Y adivinen qué? Nos tocará aceptarlo.

Por Álvaro Castellanos | @alvaro_caste // Foto: Gettyimages.

Horas después de que Colombia esquivó el rayo homosexualizador de Gina Parody y se salvó de convertirse en Venecuba, Gerardo Bedoya casi le rompe las piernas a Gianni Infantino, el Presidente de la FIFA. La noticia, que pasó de agache, fue durante una recocha de exfutbolistas famosos que se reunieron en Bogotá con motivo del estreno de la nueva sede de la Federación. De no ser porque el país trataba de digerir el triunfo del NO en el plebiscito, la visita de cracks como Cafú o Ronaldo (el original) habría causado mucho más revuelo. El caso es que, viéndolo bien, Infantino sí merecía que le dieran duro, porque justo después del picado soltó una primicia más dolorosa que cualquier patada de Gerardo Bedoya. Resulta que el Mundial de fútbol tendrá 48 equipos.

La idea de aumentar el cupo de participantes en los Mundiales es cuento viejo. Era, de hecho, la estrategia de Platini para bajar a Blatter de la cima de la FIFA. Pasa que el FBI los empapeló a ambos y le dejó sin querer el camino despejado a Infantino, quien retomó la iniciativa. El doble de acción de Germán Vargas Lleras planea meterse al bolsillo a las 16 federaciones nuevas que vayan al Mundial, para que a cambio voten por él en próximas elecciones de la FIFA, y así pueda perpetuarse en el poder. Una forma democrática de “comprar” los votos. Cualquier parecido, más allá de lo físico, con el #2 de Juan Manuel es pura coincidencia.

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La macabra idea de sumar 16 selecciones nuevas al Mundial aplicaría a partir de Qatar 2022: ese mamarracho de torneo que se aprobó a punta de chancucos y que deberá hacerse en Navidad, porque los 50 grados bajo sombra del desierto impiden jugarlo en verano, a menos, claro, de que se “siembren” nubes para que llueva, o se “entierren” refrigeradores debajo de las canchas para bajar la temperatura. Ambos planes parecen un mal chiste inventado por un traqueto, pero realmente se han considerado. El que tiene plata marranea y eso en Colombia lo tenemos claro.

“El mundial ideal es con 32 equipos. Con 40, las matemáticas no dan. Se podría hacer un torneo en que los 16 mejores clasifiquen a fase de grupos y los otros 16 salgan de un playoff de tres días o una semana antes de los grupos. Así, el Mundial tendría 48 equipos y muchas más naciones y regiones del mundo felices”, dijo Infantino en Bogotá, anticipando un formato enredado, populachero y que terminará dañando al evento deportivo que más amamos. Si con Honduras, Irán o Arabia Saudita el nivel cayó desde que pasaron de 24 a 32 equipos, ni pensar en los bostezos que nos arrancarán clásicos como Azerbaiyán vs Guatemala, o Mongolia vs Burkina Faso.

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Ahora bien, ¿beneficiará a Colombia la ampliación de los cupos para tener más opción de ir al Mundial? Pues claro, igual que a las demás selecciones, especialmente a las que no clasifican, digan ustedes Venezuela o Perú. De los cuatro cupos y medio que tiene Conmebol, posiblemente quedemos con dos plazas y media más, o algo así, pero creo que serán otras regiones con muchas selecciones y pocos cupos, como África, las que salgan más beneficiadas. La dictadura de la FIFA, disfrazada de democracia, hace que cada federación afiliada valga lo mismo, así que el voto de Brasil o Alemania pesa exactamente igual que el de Kosovo o Gibraltar y eso, en términos de reelección, le servirá mucho a don Infantino para seguir atornillado al cargo.

Como cualquier mafia legal, llámese bancos, Vaticano o Gobiernos, la FIFA está dispuesta a inventarse lo que sea y bajo cualquier pretexto altruista con tal de ganar más plata. Y qué más práctico que aumentar las selecciones en el Mundial, ya que habrá más partidos, mayor asistencia a los estadios y, sobre todo, mayores ganancias por transmisiones de televisión. Hoy en día, se sabe, el fútbol está pensado para seguirlo desde el sofá de la casa. Por lo tanto, engordar la cantidad de partidos, así sean una porquería, nos dejarán los corazones vacíos a nosotros, pero les templarán las barrigas a ellos, y eso es lo que les importa.

Entre 2011 y 2014, la FIFA registró un depravado ingreso libre de 5.700 millones de dólares, captados en su mayoría por el Mundial de Brasil. Y aún después de que sus principales directivos terminaron presos, el organismo (que tiene más países afiliados que la ONU) ha seguido, y seguirá, multiplicando sus ganancias. El fútbol es la religión más grande y rentable del mundo y la FIFA lo sabe. Por eso una camiseta original de un equipo europeo vale más de $200.000 pesos y pedirla por Internet sale como en $400.000. Y sin que nos sobre la plata, muchos reventamos la tarjeta de crédito para comprar alguna cada tanto.

La pasión por el fútbol, no cabe duda, sale carísima, pero, en tanto que es pasión, supera la razón. Seguramente ni usted ni yo tengamos la millonada que se necesita para ir a Rusia 2018, pero estaremos fantaseando hasta al último instante con sacarnos la lotería o ganarnos una rifa para coronar un asiento en el estadio Luzhniki de Moscú y ver el partido que sea, así el combo palito de queso y gaseosa nos toque diferirlo en 36 cuotas.

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El fútbol se volvió desde hace tiempo un negocio espantoso, la institución que lo gobierna está plagada de mercenarios, pero, al final, no nos importa. Nada nos importa. El fútbol siempre sale ganando. “La pelota no se mancha”, como diría Maradona. Aunque un Mundial con 48 equipos sea otra forma de violencia, no tendremos un camino diferente que aceptarlo, a pesar de que el nivel de los partidos caiga a extremos ridículos y de que nos toque atracar mínimo tres bancos para tener cómo llenar el Panini.

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