Advertidos, si no les gustan, tendrán que afinar el ojo y el gusto. Y si no los soporta tendrá que voltear a mirar a otro lado.
Tendencias | Putain de Vanité | Fotos tomadas de Pinterest
Cada mañana cuando llega el odioso momento de decidir que ponerme, las primeras prendas que se me vienen a la cabeza son esas que últimamente ocupan el top número uno de mi closet. Y seguramente no solo el mío, sino también el de muchas chicas por estos días en que el mundo de la moda mira al pasado para remixear y crear las nuevas piezas de la temporada. Esas prendas que han llegado al top de nuestros armarios por sus altos índices de comodidad, versatilidad y, obvio, aceptémoslo, porque la mayoría también somos unas adictas hipnotizadas por las tendencias que componen los tableros de Pinterest , las que reportan las medios especializados y las que dictan cualquier red social de moda que se nos cruce por el camino.
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Hablo de dos prendas que este año mandaron la parada de tendencias en cuestión de pantalones. Una que sigue elevando sus índices de popularidad este año por latitudes latinas y otra que está con fuerza en tierras europeas y se asoma con timidez en los outfits de algunas trendsetters locales. Hablo de los famosos pantalones de tiro alto, más conocidos en inglés como high waisted pants, y de los pantalones a la altura del tobillo, más conocidos en jerga colombiana como salta charcos. Esos que producen suspiros de amores y odios.
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Vengo a defender estos dos tipos de pantalones de los hombres que miran con malos ojos nuestro gusto por estas hormas retro, que por más que sean una moda vintage, también las hemos vuelto a utilizar por comodidad y en pro de la recuperación de nuestra silueta que se venían deformando por los insoportables pantalones descaderados.
Vengo a defender estos pantalones de hombres como mi novio que cada vez que los utilizo los vuelve a analizar y a decirme por enésima vez que si son de mi mamá o mi abuelita, que la cola se me ve más chata, que donde está el pedacito de piel y cadera, y que mostraba antes, que de cuando aquí los salta charcos se ven lindos. Vengo a defenderlos de él y de sus amigos dicen que con tono burlón que ahora nos vestimos como mamás.
Más cintura, menos tangas al aire
Empecemos por los pantalones de tiro alto. Esos que cierran justo a la altura del ombligo, y a veces un poquito más arriba, que solían ser digno de un look de ñoña, pero que como nuestra generación los volvió a reencauchar, se llevan con la onda de nuestros tiempos y ya no son un martirio en nuestras vida para acciones como caminar, bailar y la peor de todas cuando los descaderados estaban de moda, sentarnos o agacharnos. Gracias a la reaparición de esta horma, los descaderados están cada vez más vetados y son menos las tangas al aire que se ven por ahí. Aunque eso sí, en latitudes latinas y gringas es difícil que desaparezcan del todo porque loba que se respete, no abandona la lobería tan fácilmente. Y estas dos tierras sí que están cundidas de esa especie.
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Sí, esos son los mismo pantalones que nuestras mamás tuvieron la fortuna de utilizar en los 70’s en versión botacampana, en los 80’s entubados o realmente anchos tipo harem y en los 90’s una poco más sueltos en la cadera y piernas. Pero no porque los hayas usado nuestras señoras madres significa que nos veamos como mamás. Si algo, nos vemos como ellas en versión joven y remasterizada porque las prendas y las formas de llevarlas también evolucionan y se transforman con las generaciones.
Continuando y dejando de lado el factor herencia y extra comodidad, pasemos al factor magia. Cuando se eligen unos buenos pantalones de tiro alto, estos tienen el don de estilizar la figura alargando las piernas y el abdomen, aplanar la panza, barriga, gorditos y derivados. Claro está, como todo los pantalones, hay que dedicar el tiempo para encontrar el adecuado para cada tipo de cuerpo y evitar el horrible efecto aplana culos o pretinas más apretadas de lo normal en el sector v.
Por último, hablemos del factor tendencia. Para que les digo que no, si sí, también nos gustan porque son los pantalones del momento. Son los mejores aliados de los crop tops, nos permite mostrar un poquito de piel, sin mostrar de más, cuando se llevan con blusas y camisas dentro del pantalón, le dan un toque de sofisticación a las pintas y además las chaquetas de todos los largos cuadran con ellos a la perfección. No en vano estos pantalones se siguen reproduciendo y vendiendo como pan caliente en el globo terráqueo en las marcas más premium y las de rápido consumo. Así que tendremos dotaciones de los pantalones de tiro alto por mucho tiempo más.
¡Que se luzcan los zapatos!
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Y aunque este presagio podría ser una tormenta para mi novio y otros que han odiado esta moda, la tormenta ahora llega en forma de pantalones tiro alto y tipo capri, es decir los que su largo termina la altura de los tobillos. Mejor conocidos en inglés como cropped pants y en nuestra jerga local como salta charcos e incluso la hedionda expresión marraneros.
Este tipo de pantalones han puesto de moda a los tobillos y han aceptado cederle el estrellato de las pintas a los zapatos y las medias tobilleras con sus multifacéticas formas, estampados y colores y por eso se han robado nuestro corazón. Con tenis, botas, sandalias, zapatos tipo oxford y hasta tacones se ven chic y modernos, y eso los hace una prenda versátil. Elegantes, relajados, modernos, clásicos. El uso que se les quiera dar según lo zapatos con que se combinen.
Estos pantalones tienden a acortar la figura, pero por suerte los hay en todas las siluetas, entubados que son aptos para las chicas delgadas y altas y unos más sueltos, tipo culottes, perfectos para las de figura latina, con curvas, cadera y piernas contorneadas, pues debido a su corte ‘XXL’, crean el efecto de una falda y equilibra la silueta.
En fin, en la variedad está el placer, y por suerte para nosotras, y para lamento de los hombres aficionados a los descaderados, tanto los pantalones de tiro alto como los capri prometen extender su estadía en el planeta moda y hace mucho dejaron de ser pantalones de ñoña.
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Advertidos, si no les gustan, tendrán que afinar el ojo y el gusto. Y si no los soporta tendrá que voltear a mirar a otro lado.