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El himno de los Converse

A la campaña la bautizaron “Conectividad”. Los de la primera imagen que salió en revistas y periódicos no son los muertos vivientes, ni la convención de fritos en el Infierno, pero ahí están en un mismo anuncio Hunter S. Thompson (el mítico escritor gonzo que se suicidó hace un par de años), Dwyane Wade (el basquetbolista), Sid Vicious (que también viene de ultratumba a vendernos cerveza y tenis), M.I.A. (con un kepis de policía gay), James Dean (que no sabemos si llevaba tenis en el accidente que murió hace 53 años), Karen O. (la de los Yeah Yeah Yeahs), Common (el rapero de Chicago), Joan Jett (hace un par de décadas) y Billie Joe Armstrong (el de Green Day). Hay que aclarar que la conectividad no la logra Facebook ni el último modelo de BlackBerry, sino la marca de tenis que todos hemos calzado alguna vez: Converse. Como complemento a los anuncios impresos, los dueños del letrero en Converse invirtieron una suma que nunca revelaron para que Pharrell Williams —el encargado de que N.E.R.D. sea un poco más famosa que Outkast— se sentara a componer una canción que, si bien no tiene nada que ver con tenis, confort o moda, sí es tan pegajosa y divertida como un par de “Chucks”. “My Drive Thru” parece que narra la historia del tendero de un drive thru —probablemente de hamburguesas— que se topa con una mujer muy sexy y él, con torpeza adolescente, la corteja. En el camino salen frases filosóficas, algo sobre el verano y la noche, afirmaciones pseudo-políticas y la conclusión de que “nosotros sólo queremos bailar”. El video del tema apoya esa idea tan pecuecuda como unos Converse después de Rock al Parque: la estética de un contrastado blanco y negro se suma a una animación de papeles recortados, concertina y origami, obviamente hecha por computador y con una destreza que el director y realizador Michel Gondry envidiaría. Durante dos minutos y medio, este trío baila alrededor de un mundo de cuaderno blanco, con sus pintas envidiables y esos tenis que ni por la lluvia uno deja de usar: Converse. Un riff de guitarra que se repite durante cuatro minutos, el falsete de Pharrell, la voz desprevenida de Julian Casablancas (cantante y principal compositor en The Strokes) y la voz nasal de la increíble Santogold se unen en “My Drive Thru”, que promete convertirse en un jingle histórico como “Las Gatas dan la hora” o “La Fina, la margarina”. Absolutamente All Star. La versión colombiana de los anuncios impresos podría incluir a la vendedora de rosas, a Ramiro Meneses en su papel de "Rodrigo D., No Futuro" y al niño Ramoncito. La canción no hay quien la haga, es realmente buena y le hace justicia a una de las campañas publicitarias más audaces y brillantes de la década. Para cerrar, alguien dijo que “seguro Hunter S. Thompson y Sid Vicious están vomitando en sus tumbas y muriéndose de nuevo al ver esto”, pero concluye que “incluso los zombiess usarían Converse. Entonces todo está bien”.

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A la campaña la bautizaron “Conectividad”. Los de la primera imagen que salió en revistas y periódicos no son los muertos vivientes, ni la convención de fritos en el Infierno, pero ahí están en un mismo anuncio Hunter S. Thompson (el mítico escritor gonzo que se suicidó hace un par de años), Dwyane Wade (el basquetbolista), Sid Vicious (que también viene de ultratumba a vendernos cerveza y tenis), M.I.A. (con un kepis de policía gay), James Dean (que no sabemos si llevaba tenis en el accidente que murió hace 53 años), Karen O. (la de los Yeah Yeah Yeahs), Common (el rapero de Chicago), Joan Jett (hace un par de décadas) y Billie Joe Armstrong (el de Green Day). Hay que aclarar que la conectividad no la logra Facebook ni el último modelo de BlackBerry, sino la marca de tenis que todos hemos calzado alguna vez: Converse.

Como complemento a los anuncios impresos, los dueños del letrero en Converse invirtieron una suma que nunca revelaron para que Pharrell Williams —el encargado de que N.E.R.D. sea un poco más famosa que Outkast— se sentara a componer una canción que, si bien no tiene nada que ver con tenis, confort o moda, sí es tan pegajosa y divertida como un par de “Chucks”.

“My Drive Thru” parece que narra la historia del tendero de un drive thru —probablemente de hamburguesas— que se topa con una mujer muy sexy y él, con torpeza adolescente, la corteja. En el camino salen frases filosóficas, algo sobre el verano y la noche, afirmaciones pseudo-políticas y la conclusión de que “nosotros sólo queremos bailar”. El video del tema apoya esa idea tan pecuecuda como unos Converse después de Rock al Parque: la estética de un contrastado blanco y negro se suma a una animación de papeles recortados, concertina y origami, obviamente hecha por computador y con una destreza que el director y realizador Michel Gondry envidiaría. Durante dos minutos y medio, este trío baila alrededor de un mundo de cuaderno blanco, con sus pintas envidiables y esos tenis que ni por la lluvia uno deja de usar: Converse.

Un riff de guitarra que se repite durante cuatro minutos, el falsete de Pharrell, la voz desprevenida de Julian Casablancas (cantante y principal compositor en The Strokes) y la voz nasal de la increíble Santogold se unen en “My Drive Thru”, que promete convertirse en un jingle histórico como “Las Gatas dan la hora” o “La Fina, la margarina”. Absolutamente All Star.

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La versión colombiana de los anuncios impresos podría incluir a la vendedora de rosas, a Ramiro Meneses en su papel de "Rodrigo D., No Futuro" y al niño Ramoncito. La canción no hay quien la haga, es realmente buena y le hace justicia a una de las campañas publicitarias más audaces y brillantes de la década. Para cerrar, alguien dijo que “seguro Hunter S. Thompson y Sid Vicious están vomitando en sus tumbas y muriéndose de nuevo al ver esto”, pero concluye que “incluso los zombiess usarían Converse. Entonces todo está bien”.

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