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Hair Metal Rocks

Ese look Drag Queen, sobreproducido, a veces decadente, adornado de toneladas de maquillaje y a su vez combinado con pintas de cuero, bastante spandex, licras y jeans, fueron la imagen general del movimiento en los 80. Musicalmente, el género se destacó por el uso de guitarras distorsionadas con la ejecución de complejos solos -inaugurados por Eddie van Halen- y poderosos coros, unidos a una base rítmica contundente y atronadora. La ideología siempre fue urbana y se refería más hacia el disfrute de los placeres: el sexo, las drogas y el rock & roll nunca fueron más explícitos. Manteniendo esta base y versionando los clásicos del género, poco a poco las bandas locales han logrado construir una pequeña escena creciente que se deja ver en bares de Suba, Bosa y el Centro de Bogotá y en fiestas privadas. Sin embargo, y aunque la principal movida esté en los covers, los grupos han comenzado a crear sus propias composiciones siguiendo la línea melódica y rítmica que logró en su época llegar a los primeros lugares de popularidad de las listas más comerciales. Internacionalmente, el nuevo milenio ha sido determinante para darle un segundo aire a esta tendencia: algunas bandas adoptando solo la estética, como Moderatto, y otras con la misma filosofía como Vains of Jenna o Hell City Glamour. Otro de los grandes factores que han ayudado al retorno del rock ochentero a la popularidad fue el lanzamiento de VH1, un canal de videoclips que aparte de recordar los videos del ayer, ha vuelto a poner a grandes personalidades de la década en boca de todos gracias a los realityes del canal, entre los que se destaca Rock of Love, protagonizado por el vocalista de Poison, Brett Michaels. Ya sea por moda, gusto, representación mediática o por llevarse en las venas, el glam rock sobrevive. Pequeños guetos han decidido viajar en una máquina del tiempo, cuyo combustible es la música, para estirar unos cuantos años más la década más estrambótica del rock.

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Ese look Drag Queen, sobreproducido, a veces decadente, adornado de toneladas de maquillaje y a su vez combinado con pintas de cuero, bastante spandex, licras y jeans, fueron la imagen general del movimiento en los 80.

Musicalmente, el género se destacó por el uso de guitarras distorsionadas con la ejecución de complejos solos -inaugurados por Eddie van Halen- y poderosos coros, unidos a una base rítmica contundente y atronadora. La ideología siempre fue urbana y se refería más hacia el disfrute de los placeres: el sexo, las drogas y el rock & roll nunca fueron más explícitos.

Manteniendo esta base y versionando los clásicos del género, poco a poco las bandas locales han logrado construir una pequeña escena creciente que se deja ver en bares de Suba, Bosa y el Centro de Bogotá y en fiestas privadas. Sin embargo, y aunque la principal movida esté en los covers, los grupos han comenzado a crear sus propias composiciones siguiendo la línea melódica y rítmica que logró en su época llegar a los primeros lugares de popularidad de las listas más comerciales.

Internacionalmente, el nuevo milenio ha sido determinante para darle un segundo aire a esta tendencia: algunas bandas adoptando solo la estética, como Moderatto, y otras con la misma filosofía como Vains of Jenna o Hell City Glamour.

Otro de los grandes factores que han ayudado al retorno del rock ochentero a la popularidad fue el lanzamiento de VH1, un canal de videoclips que aparte de recordar los videos del ayer, ha vuelto a poner a grandes personalidades de la década en boca de todos gracias a los realityes del canal, entre los que se destaca Rock of Love, protagonizado por el vocalista de Poison, Brett Michaels.

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Ya sea por moda, gusto, representación mediática o por llevarse en las venas, el glam rock sobrevive. Pequeños guetos han decidido viajar en una máquina del tiempo, cuyo combustible es la música, para estirar unos cuantos años más la década más estrambótica del rock.

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