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Lo mejor y lo peor de Rock al Parque: @bilirubbini

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Por: Mariangela Rubbini @bilirubbini / Foto: Archivo Shock

Lo mejor de Rock al Parque: Cada nueva edición

Rock al parque es la fuerza y el poder de la música en su esencia más pura y real. Para mi, que he chuleado casi todas sus versiones, en sus primeros años como asistente y rockera apasionada agradecida por tan magnífica iniciativa, y como periodista desde comienzos de la década del 2000, ha significado cientos de cosas. Desde la posibilidad de sentir el piso del parque Simón Bolívar temblar mientras Manu Chao (2006) o Robi Draco Rosa (2008) cerraban, frente a más de 100 mil personas, una nueva versión del Festival, hasta el recuento de mis primeras entrevistas musicales para Shock con bandas como Control Machete, Illya Kuryaki and The Valderramas, A.N.I.M.A.L., Catupecu Machu, e incluso los mismos Aterciopelados. Pero sin duda alguna, lo mejor de todo ha sido tener la oportunidad de descubrir por primera vez, y en primera fila, el directo de artistas que de no haber sido por Rock al Parque, quizás nunca habría tenido la posibilidad de ver en vivo. Buraka Som Sistema, Lee Scratch Perry, Black Rebel Motorcycle, Skatalites, Fisherspooner, Asian Dub Foundation, Black Uhuru, VHS or BETA, Apocalyptica o Ky-Mani Marley, entre muchos otros. Cada año, este festival se convierte para mi, en una cita obligada a la que acudo sin protestar. Por eso celebro sus dos décadas de existencia, tanto como celebro la gestión de quienes durante todos estos años lucharon por darle vida, hacerlo crecer y convertirlo en patrimonio de la ciudad y en el festival musical gratuito más importante del continente.

Lo peor de Rock al Parque: raquetiada, granizo e insectos desagradables

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Aunque en realidad han sido muy pocas, tres cosas en especial he detestado de este festival. La primera de ellas fue el show de la banda argentina La Mosca Tsé Tsé en la versión Rock al Parque del año 2000. Recuerdo, de hecho, que no fui a la única a la que su espectáculo en vivo le  pareció digno de ser abucheado. La verdad es que al lado de artistas del nivel de Manu Chao, Pornomotora y Koyi K-Utho, que también se presentaron en esta edición, esta banda sureña más pop que cualquier otra cosa, chillaba por completo. A quién se le ocurrió traerla no lo sé, pero aprovecho para decir que sin duda alguna, ha sido uno de los descaches más grandes en la historia del Line Up del Festival. La segunda cosa que siempre odié mientras acudí como público, es la raquetiada y la manoseada a la que cada año la gente se ve sometida. Para la policía, asistente a Rock al parque pareciera ser sinónimo de delincuente, marihuanero, jíbaro y tropelero que carga consigo un puñal. La tercera cosa que detesté fue la granizada de ese 3 de noviembre del 2007. Y no por la granizada en sí, porque ese sin duda fue un suceso épico para la ciudad. La odié porque a propósito de, la carpa de Shock, con todo y mobiliario dispuesto para el cubrimiento, se vino abajo por culpa de las inclemencias del clima. Ese día, buena parte del crew, no solo de Shock, sino de Rock al parque terminó con hipotermia por intentar salvaguardar los equipos. Lo único bonito del suceso, fue ver a los asistentes jugando en la nieve y haciendo angelitos. Ese día, lo tengo también muy presente, yo iba en tenis Converse y atravesar el parque taponado de hielo para abandonar el lugar no fue nada divertido. 

El show de La Pestilencia en el 2011.

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La banda liderada por Dilson Díaz ya estaba, desde hacía casi una década, radicada en la ciudad de Los Ángeles. Recuerdo que me encontré a Dilson un par de días antes de su regreso a la tarima del Festival, y me confesó su temor de volver. La banda vivía por fuera y hacia ya un rato largo que no tocaba en eventos masivos en Colombia. Dilson y el resto del combo de La Peste estaban convencidos de que la banda había perdido a su fanaticada. Su última aparición en un Rock al Parque había sido en el 2006. Hasta ese entonces, yo por supuesto respetaba y reconocía la trayectoria de La Pestilencia, pero después de ver en vivo esa noche a Dilson y descubrir cómo manejaba al público a su antojo, terminé de convencerme de por qué esta es sin duda, y de lejos, una de las legendarias más importantes del rock nacional. Pero si hubo un momento mágico durante ese show, ese fue cuando la pequeña hija de Dilson salió de un lateral de la tarima y corrió al centro del escenario a abrazar a su papá. Ese día, el público bogotano conoció a Martina, quien subida al hombro de Dilson celebró con una gran sonrisa el show que su papá le estaba dando a la ciudad. El amoroso papá de Martina era el mismo que minutos antes había incitado a más de 100 mil personas a juntarse en un enardecido pogo. De su regreso a Rock al Parque este 2014, se dice que La Pestilencia interpretará todo el Balística, su icónico álbum que fue publicado en el 2001 con el sello Mercury Records. Desde ya auguro que será tremendo show.

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