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PRELUDIO DE LA LOCURA

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Director: David Herrera
Royal Holloway University of London

¿Por qué hacer cine? 
El cine tiene la capacidad de replantear nuestra visión del mundo y sobrepasar nuestros límites morales. Cuando haces una película tienes la oportunidad de sensibilizar a tu audiencia con realidades muy distintas a las suyas, y por lo tanto, tu historia, tus planos y tus personajes se convierten en un medio que conecta, solidariza y transforma. Adaptando la frase de Kafka, “una película es el hacha que rompe el mar helado dentro de nosotros”.
 
¿Cuál fue la gran lección que aprendieron luego de haber terminado su cortometraje?
La importancia de cuidar los detalles, desde la escritura del guion hasta la distribución. De esto depende la clave del éxito o fracaso de cualquier película, bien sea corta o larga.
 
¿Cuál fue la gran embarrada que cometieron haciendo este corto?
Nuestros vecinos no sabían que estábamos grabando, se nos pasó por alto informarles. Con las escenas iniciales no tuvimos ningún problema, pero una vez la carga dramática se intensificó, un perro comenzó a ladrar y llamó la atención de los vecinos que llegaron a la locación en menos de un minuto. Estaban preocupadísimos porque creían que los ruidos eran reales. Nos tocó explicarles que todo hacía parte de una actuación. Por fortuna el asunto no pasó a mayores, ¡aunque en un momento pensamos que iban a llamar a la policía!
 
¿Cuál es la comida de la que quedaron hastiados durante el rodaje?
Nuestro asistente de producción amaba la comida china (era chino!) y nos preparó varios arroces de su región, aunque como dicen por ahí: mucho arroz para tan poco pollo!!!... mentiras, sabían muy bien, querido Zhongwei.
 
¿Qué fue lo más complicado de hacer su proyecto? 
Por asuntos de presupuesto tuvimos que rodar en menos de dos días un guion de casi veinte páginas, lo que elevó el nivel de exigencia no sólo en términos técnicos sino también creativos. Con esta limitante de tiempo, debíamos cubrir cada escena en máximo tres tomas, y así el umbral de error que podíamos permitirnos era muy pequeño.
 
¿Cuál es la película de otro director (nacional o internacional) que les hubiera gustado dirigir? 
“We Need to Talk About Kevin”, dirigida por Lynne Ramsay. Hace varios años leí la novela original de Lionel Shriver, y me llamó la atención la forma en que la escritora explora la idea de la maternidad y el efecto que puede tener en el desarrollo psicológico de los hijos. Me impresionó la historia, es brutal, quedas con una sensación muy extraña.
 
¿Cannes o los Óscar? 
Los Óscar. El talento colombiano debe encontrar un lugar permanente allí, así como lo han logrado México y Argentina.
 
Su primer recuerdo relacionado al cine. 
Mi papá tenía un camcorder viejísimo que había traído de Japón, pesaba como veinte kilos y tenía los botones en japonés. Nunca funcionó, pero me encantaba cargarla y jugar al “director” con mi hermana (que hacía de actriz).
 
Su película colombiana preferida.
“Los Colores de la Montaña”. Me gusta porque es una historia universal sobre las consecuencias de la guerra y en donde las víctimas (no los victimarios) son los protagonistas. Le da un toque muy distinto al cine de conflicto, siempre cargado de explosiones y sangre.
 
Un director de culto.
Darren Aronofsky, director del Cisne Negro, Réquiem por un Sueño, El Luchador. Admiro su sensibilidad al explorar el drama humano y la idea del antihéroe, sus obsesiones, miedos y deseos de supervivencia. En asuntos técnicos, Aronofsky mantiene un estilo estético muy provocador, cargado de close-ups y tomas al hombro, intensificando esa sensación de caos e incertidumbre presente en todas sus películas.

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