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La crónica francesa: Wes Anderson siendo Wes Anderson (y nos encanta)

La nueva cinta del director Wes Anderson reúne todos los elementos que lo han identificado en las últimas décadas.

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'La crónica francesa', la más reciente cinta de Wes Anderson.
Foto: Searchlight Pictures.

La crónica francesa es la más reciente cinta del director estadounidense Wes Anderson. En los últimos 20 años, Anderson ha sabido consolidar un sello propio en cada una de sus películas. Nostalgia, personajes muy peculiares, una estética meticulosa, atracción hacia la simetría y una paleta de color cálida son algunos de los elementos del sello de la cinematografía de Anderson que hemos visto cobrar vida en películas como El gran hotel Budapest, Moonrise Kingdom, Los excéntricos Tenenbaums, entre otras.

El director repite su fórmula de éxito en La crónica francesa, que ocurre en la redacción de una revista estadounidense en una ciudad francesa ficticia del siglo XX. La publicación está inspirada en The New Yorker, de la que Anderson ha admitido ser gran admirador.

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El filme se divide en 3 historias, cada una representando un artículo de la edición final de la publicación. La película ha sido llamada “una carta de amor al periodismo” y nos recuerda la era dorada de este oficio en los 50 y 60, cuando no había un afán por contenidos que dieran “clics” y ocurrió el auge del periodismo narrativo, con crónicas y reportajes escritos de largo aliento. Cuando las revistas podían ser un negocio sostenible y no se veían constantes cierres.

Además de ser carta de amor al periodismo, también es un repaso por algunos temas que fueron clave en la época, como las vanguardias artísticas o las revoluciones estudiantiles.

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La primera historia nos muestra a 2 de los actores consentidos de Anderson: Tilda Swinton y Adrien Brody, este último interpretando a un comerciante de arte que se obsesiona con la obra de Moses Rosenthaler (Benicio del Toro), quien cumple cadena perpetua por asesinato. Es una mirada aguda con mucho humor al mundo del arte y lo que representó en ese momento la llegada de lo abstracto y el arte conceptual.

En la segunda parte vemos a Lucinda Krementz (Frances McDormand), una periodista que se involucra más de lo debido en su reportaje sobre Zeffirelli (Timothée Chalamet) un revolucionario al mejor estilo de París del 68. Aquí hay una referencia a The Events in May: A Paris Notebook, trabajo de Mavis Gallant publicado en The New Yorker.

La historia final nos muestra el intento del escritor Roebuck Wright (Jeffrey Wright) para hacer un perfil de un chef legendario llamado Nescaffier (Steve Park), que trabaja en la cocina del departamento de policía. Lo que parece ser una crítica gastronómica resulta en un entretenido thriller.

Así como en una revista cada artículo tiene la voz del autor y al mismo tiempo se alinea en la publicación, Wes Anderson logra crear un estilo diferente para cada historia que también es fiel a la propuesta visual que lo ha identificado.

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Los seguidores de la estética cuidada del estadounidense se van a encontrar con todo lo que les ha gustado de él en estos años. Comola describe Vox, "es como un álbum de grandes éxitos, con muchos de sus temas favoritos: soledad, amistad, familia, amor, muerte".

La crónica francesa es un gran collage de referencias tanto propias de Anderson, como del arte, el cine y el periodismo, que puede no ser tan satisfactorio para quienes encuentran el estilo del director demasiado empalagoso.

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Admiradores o no de Wes Anderson, quienes vean La crónica francesa se encontrarán con la meticulosa unión de 3 historias en las que cada detalle cuenta.

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