A los 83 años Woody Allen cumple con su rutina: estrena una película por año y, por lo menos, divierte. A Rainy Day in New York se estrena el 24 de octubre en Colombia.
Por Fabián Páez López @Davidchaka
Más repetitivo que muchas películas se ha vuelto la crítica prefabricada sobre cualquier filme nuevo de algún director de culto afirmando que “se parece mucho a sus obras anteriores”. Además de ser "la vieja confiable" de quienes quieren decir, entre líneas, que ya se vieron toda su la filmografía, es una afirmación de la que no se puede sacar mucha carne y que, para quien está buscando ayuda en la difícil decisión de qué ver, no dice mucho. En el caso de Woody Allen son recurrentes estos juicios y, aunque el reciclaje parece evidente, para desenrollar ese hilo, hay que empezar con varios matices sobre una carrera más que prolija.
Desde 1982 el director, que ya tiene 83 años, ha grabado una película por año. A Rainy Day in New York es su filme número 48 en esa locomotora de producciones que también incluyó en el camino obras de teatro y una miniserie publicada en Amazon Prime, titulada Crisis in Six Scenes. De hecho, la película número 49 ya está casi lista, fue rodada en España. Con un repertorio tan extenso e ininterrumpido, el discurso de la repetición parece quedarse más corto. Pero, eso sí, da pie para agrupar. Y sí es cierto que desde 2010 para acá, año en el que estrenó Whatever Works, la estructura en los guiones de Allen parece haberse estandarizado. No obstante, en ese trayecto desvió la tendencia con la brillante Midnight in Paris (2011).
Publicidad
A Rainy Day in New York, su estreno más reciente, desde luego, es una comedia romántica con personajes reconocibles en la filmografía de Allen. Esta vez en en versión rejuvenecida con actuaciones muy bien logradas. El protagonista es un estudiante universitario neurótico, inseguro y con problemas para adaptarse a la sociedad y a su familia, interpretado por Timothée Chalamet, (más conocido por su reciente aparición en la multipremiada Call me By Your Name). Su pareja es una estudiante ingenua, hija de banqueros y fascinada por el mundo del cine, interpretada con mucha gracia por Elle Fanning. La cantante Selena Gómez, Liev Schreiber, Jude Law y Diego Luna completan un hexágono amoroso cuyo detonante es un viaje de la pareja protagonista a la ciudad natal de Woody Allen, Nueva York. Todo ocurre, como el nombre de la película lo indica, durante un día lluvioso.
Publicidad
Pero más interesante que la trama amorosa, que a ratos se siente postiza y forzada, es el encuentro del protagonista con un conflicto de clase que atraviesa su vida familiar. Uno que Woody Allen ha sabido abordar de muchas formas y casi siempre ha salido bien librado. Otros momentos de la cinta, que son más pintura que estructura, plantean situaciones cómicas que pagan la película. La ingenuidad periodística, la decadencia de la fama o la incomodidad del cortejo se manifiestan con la absoluta gracia que patentó el cine de Woody Allen.
La lluvia y la culpa de clase, sin embargo, no son los únicos incidentes relacionados con la película. El título debía salir en 2018, pero su distribución fue bloqueada debido a una pelea legal entre Allen y Amazon Studios. En un principio la cinta iba a ser incluida en el catálogo de Amazon Prime Video, pero la compañía canceló el contrato que tenía con el director luego de que se reactivaran en los medios las acusaciones de Dylan Farrow (hija adoptiva de Woody Allen y Mia Farrow) contra Allen. El pleito no se ha resuelto, pero Allen demandó a Amazon y estrenó su película en Europa y Latinoamérica. En Estados Unidos, al parecer, no será distribuida.
Según una entrevista reciente en la prensa francesa, a Woody Allen parece bastarle con la acogida que tienen sus películas en el mercado europeo. Tampoco tiene planes de detenerse en su plan de estrenar cada año. “Si mañana alguien no financia mis películas o mis obras de teatro, de todos modos, me pararé por la mañana y seguiré escribiendo, porque es lo que hago”, contó. Para el director de 83 años, escribir/grabar, escribir/grabar, parece ser una rutina que lo acompañará hasta sus últimos días. Una rutina que en ocasiones se nota en la pantalla, pero que, al tratarse de la pluma de uno de los nombres más lúcidos de la comedia en la historia del cine, como mínimo, divierte.
Publicidad