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(Des)encanto: ¿Vale la pena ver la nueva serie del creador de Los Simpson?

¿Está a la altura de lo esperado? Vamos a averiguarlo.

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Netflix

“Futurama en la edad media”. Eso es lo que pensó la audiencia de Netflix cuando se revelaron las primeras imágenes de (Des)encanto. Obviamente esa comparación con una de las series animadas más queridas de este siglo hizo que las expectativas hacia esta nueva obra de Matt Groening, creador tanto de Futurama como de Los Simpson, fueran altísimas. Tanto, que muchos temieron que esta nueva serie simplemente no pudiera cumplir con lo esperado por el público.

Por: Julián Ramírez // @Sir_Laguna

(Des)encanto nos narra las aventuras de Tiabeanie Mariabeanie de la Rochambeau Grunkwitz (Bean para los amigos), princesa del Reino de Dreamland. Ella es una chica que definitivamente no sigue el ejemplo de las princesas “estilo disney” a las que estamos acostumbrados: Bean es grosera, agresiva y alcohólica. Su padre es prácticamente un tirano y el reino que habitan está dominado por la pobreza y la peste. Hay criaturas mágicas, pero resultan ser seres desagradables y decepcionantes en comparación con la forma en que los describen los cuentos de hadas.

Bean es acompañada por Elfo, un elfo (obviamente) que ha abandonado su reino, y por Luci, su “demonio personal”, el cual tiene como objetivo corromper (aún más) a la protagonista y ayudarla a seguir el mal camino (como si necesitara ayuda para eso).

Esta es una idea con mucho potencial para crear historias divertidas. ¿Está a la altura de lo esperado? Vamos a averiguarlo.

LO BUENO

El trio protagonista.

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Sin duda una de las mejores cosas de (Des)encanto es el equipo formado por Bean, Elfo y Luci. Los dos seres fantásticos cumplen con los conocidos roles de “el ángel y el diablo” en los hombros de Bean, y ya que el elfo es demasiado ingenuo para contrarrestar la astucia del pequeño demonio, las cosas siempre terminan mal de la forma más caótica posible.

Hay una química increíble entre los tres personajes. Puede que sean las nada sutiles manipulaciones de Luci las que decidan inicialmente a dónde se dirige cada episodio, pero finalmente son los diálogos e interacciones entre los tres lo que da como resultado las mejores bromas y momentos de la serie.

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Pero es Bean quien definitivamente resalta entre los tres. Ella escapa a casi todos los arquetipos de personajes femeninos de una forma que resulta casi refrescante: disfruta de tener relaciones sexuales y drogarse, es una borracha, sabe combatir aunque no sea una máquina de matar y su rebeldía no se debe simplemente a que es una adolescente sino a una difícil relación con su padre fundamentada en una tragedia de la infancia. No es la voz de la razón ni una damisela en peligro, pero se encuentra muy lejos de ser una heroína de acción. Es a la vez Leela y Bender, Lisa y Homero.

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Su visión de las historias de fantasía

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Todos estamos familiarizados con las hadas, orcos, caballeros y dragones. No importa si fue gracias a los Cuentos de los hermanos Grimm, a El Señor de los Anillos, a Juego de Tronos ó a The Witcher. Todos conocemos bien los clichés y lugares comunes de este tipo de historias. Es por eso que nos reimos tanto cuando son parodiadas por películas como Shrek o Monty Python y la búsqueda del Santo grial. (Des)encanto pertenece a ese mismo grupo que busca deconstruir ese imaginario que tenemos de la edad media a través de la risa.

Matt Groening y su equipo logran crear unas buenas risas a costa de esos clichés y burlándose de la forma en que solemos entender el medioevo. La ignorancia y pobreza exagerada de las masas son uno de sus objetivos favoritos. La forma en que se confunden la ciencia y la superstición, la forma en que la religión se adapta a las necesidades de sus líderes y la constante tensión entre naciones usualmente solucionada mediante matrimonios forzados, son otras buenas fuentes de comedia de la que se saca provecho a la vez que se dice “que bueno que las cosas ya no son como en esos tiempos”.

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Pero esta no es una recreación “realista” de la edad media y los episodios están llenos de magia y criaturas fantásticas que son usadas para llevar la contraria a las expectativas: los hechiceros no saben lo que hacen, hay un confuso matrimonio entre el rey y una mujer anfibio, las hadas trabajan como prostitutas y una quimera tiene ideas muy claras sobre identidad de género. No todas estas bromas funcionan (algunas dan más pena que risa), pero si ayudan a crear un mundo vibrante y llenos de curiosidades.

El final de temporada

Son muy pocas las series animadas modernas que se conforman con contar una historia independiente por episodio y dejar las cosas así. Caricaturas como Adventure Time, Steven Universe o Gravity Falls han demostrado lo interesantes que se pueden volver cuando desarrollan una mitología interna, con misterios a descubrir y con detalles sutiles sobre su mundo para que la audiencia ponga atención. (Des)encanto hace lo mismo, aunque inicialmente no lo parezca.

En los primeros episodios se revela que el rey está interesado en Elfo ya que con su sangre podría crear el elixir de la vida. Esto parece ser una simple excusa para mantener al personaje en la serie, pero es mencionado de nuevo en otros episodios y de repente cobra relevancia cuando la temporada está a punto de terminar. Esto también ocurre con los misteriosos personajes que enviaron a Luci hacía Bean.

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Los últimos tres episodios de la temporada son los mejores de la serie. La continuidad toma forma, secretos salen a la luz y conocemos lados desconocidos de personajes que hasta ese momento resultaban fastidiosos o poco interesantes. Es una lástima que la temporada termine justo cuando la serie estaba mejorando. Al menos deja la esperanza de buenas cosas por venir en el futuro.

LO MALO

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Elfo

El pequeño elfo comienza siendo un personaje muy divertido. Su infinita inocencia e ingenuidad son la fuente de buenos chistes y el contraste que tiene con las personalidades de Bean y Luci crean un buen equilibrio. Pero por alguna razón los escritores decidieron que su rol de ahí en adelante sería el de “amigo friendzoneado” de Bean, y por culpa de esto cae en los peores clichés que existen. Varios episodios repiten bromas y diálogos relacionados con esta relación y la conclusión de todo esto ni siquiera es satisfactoria.

Elfo recupera un poco de personalidad en los últimos episodios, cuando descubre un secreto relacionado con su familia, pero ya es muy tarde y el personaje quedó marcado como “otro friendzoneado más”.

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La mayoría de bromas

Si, hay muy buenos chistes en (Des)encanto y algunos de ellos son dignos de verdaderas carcajadas. Pero esto no se puede decir de la mayoría de ellos. Tiene uno de esos desarrollos en que una de cada dos frases o imágenes pretende ser una broma, así que por pura cantidad era imposible que algunas de ellas no cumplieran su objetivo.

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El resto son tontas, repetitivas o copias de algunas vistas en las películas de Shrek. Algunos chistes visuales son simplemente “versiones medievales de algo moderno”, como carruajes convertidos en patrullas de policía, pero no resultan ser especialmente graciosos.

Los personajes secundarios también sufren por falta de gracia. La idea detrás de ellos es buena, pero desaprovechada. Por ejemplo, la idea detrás de Sorcerio es que es un hechicero que realmente no entiende nada de magia, pero no evoluciona más allá de ese simple concepto. Lo mismo pasa con Odvall, el consejero del rey, cuyo rol es aún más difuso. En contraste tenemos a la reina Oona, cuya naturaleza anfibia es bastante bien explotada y durante los primeros episodios nos sorprende con nuevas cualidades animales.

Los episodios autoconclusivos

Más de la mitad de los episodios de (Des)encanto cuentan una historia completa. Usualmente son entretenidos, pero las aventuras que los protagonistas viven en estos son poco memorables. Todos tienen su ración de buenos momentos y chistes, pero con excepción de un par de ellos, no tienen relevancia alguna para el desarrollo de los personajes ni para la historia del reino. Es más, sus consecuencias parecen desaparecer en cuanto aparecen los créditos. En uno de los episodios se rompe la frágil alianza que Dreamland mantenía con el reino de hombres-anfibios y se declara la guerra entre ellos, pero al siguiente episodio esto parece haber sido olvidado e incluso se vuelve a mencionar la “frágil alianza”.

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Estos episodios no se ven afectados solo en su narrativa, pues parece que incluso se invirtió menos en la calidad de su animación, la cual llega a lucir bastante tiesa por momentos y con personajes que lucen fuera de lugar en los escenarios. Esto es algo que apenas comienza a mejorar en la segunda mitad de la temporada.

VEREDICTO

No se puede negar que (Des)encanto es una serie entretenida, con algunos personajes excelentes y un mundo que anima a ser explorado. Es excelente para ver en un fin de semana de desparche, pero no logra estar a la altura de su pedigrí. Después del segundo episodio se puede saltar directamente al octavo sin sentir que se perdió de algo importante. Eso sí, si esperaban algo del nivel de Futurama o Los Simpsons se van a sentir bastante desencantados.

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