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El cine y los peligros de los viajes al espacio

El cine nos ha enseñado que el fin de la carrera espacial genera más miedo que esperanza. 

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WALL-E | DISNEY-PIXAR

No es raro ya decir que en el 2020 entramos en una dimensión paralela en la que cada nuevo evento es más preocupante y sorprendente que el anterior. Crisis mundial, estallido de luchas contra el racismo, la Casa Blanca apagando sus luces. Con todo esto ocurriendo en el planeta no habrá imagen más poética que la de la compañía de Elon Musk, Tesla, enviando a los primeros millonarios al espacio. Una imagen que, por cierto, ya nos han anunciado en el cine. Y no se ve nada bien.

Por Juan Camilo Ospina

Los ricos explorando el espacio han sido un insumo común en el cine. Han permitido, de hecho, explorar las implicaciones de la desigualdad en el mundo. A pesar de que el viaje al espacio ha sido un sueño de la humanidad, la ciencia ficción, más realista que nuestros sueños, nos muestra las consecuencias que puede tener explorar la galaxia. A través de películas y series como Elysium, Gundam Wing, Wall-e, e incluso Blade Runner, es posible discutir las posibles consecuencias que se podrían desprenderse en la vida real de los viajes al espacio.

Desde sus inicios la carrera por el espacio ha estado permeada por una profunda lucha ideológica. Durante la guerra fría Estados Unidos y la URSS se disputaban por quién tenía un mejor sistema económico y, por ende, qué país era mejor que otro. Por muchos nos bombardearon con propaganda espacial. Es decir, materiales de divulgación con el fin de que tengamos una visión positiva del viaje al espacio. Y tal ahora, desde el 2020, nos parezca lejano, pero en su momento ¡los astronautas se volvieron héroes!

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Lo anterior se debe, por un lado, a que se necesitaba el apoyo del público para poder destinar increíbles cantidades de dinero para ese proyecto. Por otro, para justificar la superioridad tecnológica frente a otros países. Los departamentos de comunicaciones de los bloques soviético y estadounidense trabajaron tan duro como los equipos de investigación científica para anunciar al resto del mundo el progreso que cada parte había estado haciendo en la carrera espacial. De lado y lado, esas imágenes estaban profundamente permeadas por ideas nacionalistas y de conquista, siendo el punto culmen poner una bandera en la luna.

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Actualmente hay una nueva ola de personas que quieren explorar el espacio, ya no por estados nacionales, sino por el sector privado. Como si se tratara de Kaiba Corp de Yu Gi Oh, hoy en día tenemos a las grandes compañías que proveen la mayoría servicios y recursos de grandes poblaciones, intentando acceder al espacio. Por ejemplo, Elon Musk, dueño de SpaceX, tiene un proyecto para colonizar Marte; Jeff Bezos, fundador de Blue Origin, busca establecer una base industrial en el espacio; Richard Branson, dueño de Virgin Galactic, busca establecer el turismo espacial a través de pequeños lanzadores orbitales de bajo costo y tránsito suborbital intercontinental. Todos ellos comparten la promesa de ampliar las 573 personas que han podido viajar al espacio. No obstante, lo que podemos ver es que se ha vuelto un lujo al que solo unos cuantos podrán acceder.

Ese espíritu de conquista ha sido preocupante, hasta el punto que fue necesario realizar el tratado del espacio exterior en 1967 que establece que el espacio es del beneficio de toda la humanidad. Sin embargo, a veces se nos olvida que la conquista de América también estuvo amparada para la mejora de las condiciones de la humanidad. Así, existe un gran vacío legal de si privados pueden ser dueños de porciones del espacio y quienes son los encargados de regular leyes. Es importante preguntarse si la conquista del espacio va a ser un proceso utópico donde toda la humanidad va a ser feliz, o si por el contrario tenemos razones para preocuparnos. (Según el cine, deberíamos preocuparnos).

En Wall-E, por ejemplo, fue la hiperproducción y la destrucción del medio ambiente la que llevó a los seres humanos a migrar al espacio. En la película, los seres humanos no muestran ningún interés por cambiar su estilo de vida ultraconsumista. En una de las escenas incluso se muestra que los desechos no solo se quedaron en la tierra, sino que se encuentran en el espacio. Como se puede ver en la página Stuffin.Space, desde 1957, se han lanzado 8.378 satélites.

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El caso es muy similar al estilo de Snowpiercer, donde, ante la inhabitabilidad del mundo, los ricos construyen máquinas para protegerse solo a ellos, dejando desamparados al resto de los seres humanos. Otras películas como Elysium nos muestran cómo la exploración del espacio puede afianzar las distancias sociales.

Aunque el sentido de esas dos películas es metafórico, es decir, que a través de la figura del tren y del espacio buscan entender las actuales situaciones sociales, lo cierto es que se pueden tomar literalmente. ¿Por qué la exploración del espacio debería significar un mejoramiento en las condiciones de la humanidad?

Elysium muestra cómo la desigualdad hace que unas vidas valgan más que otras y, por lo tanto, se cuidan unas mientras que a otras se destruyen. Del mismo modo, establece una crítica en las diferencias de acceso a la salud y al bienestar. Así como actualmente contamos con el capital y la fuerza industrial para acabar el hambre mundial, en Elysium se muestra cómo el acceso a la tecnología y a los recursos no es suficiente para tratar adecuadamente a trabajadores y a personas en difíciles condiciones de salud.

Por otro lado, ¿qué nos hace pensar que le exploración espacial va a resultar pacífica? Basta con ver los conflictos por recursos de la Tierra para tener certeza de que la exploración espacial se convertirá, al modo de las películas de ciencia ficción, en una lucha intergaláctica.

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Así como actualmente ciertos países llevan la “democracia” a países ricos en petróleo, la serie Gundam Wing nos muestra como la Alianza Unida de la Esfera Terrestre oprime a las colonias espaciales por sus recursos, lo que desemboca en guerras de mayor escala.

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Dejando de lado las tensiones entre diferentes estados, ¿hay alguna esperanza en la gestión de la seguridad para los habitantes? Blade Runner nos muestra que a nivel intergaláctico el autoritarismo puede llegar a nuevos niveles. En la película existen corporaciones tan grandes que tienen muchísimo poder sobre las personas. A pesar de que en la primera parte del siglo XX la preocupación de los artistas estaba centrado en los grandes estados, en la segunda mitad muchas producciones empezaron a preocuparse del posible papel que pueden tener las grandes empresas privadas. Si hoy empresas como Google, Facebook y YouTube tienen una gran injerencia en nuestras vidas, ¿podríamos llegar al caso de Wall- E en el que una sola empresa controle completamente el curso de nuestras vidas?

A pesar de que se han construido muchas utopías frente al espacio, el cine y las series nos han mostrado las posibles consecuencias negativas que la exploración interestelar puede tener. Incluso en la literatura el futuro espacial tampoco se ve muy alentador, Un mundo feliz de Aldoux Huxley, las obras de Isaac Asimov e incluso el steampunk y el ciberpunk, nos muestran ambientes decadentes en los que la opresión de la tecnología los ejércitos o los gobiernos se manifiestan como un miedo latente. Todas estas producciones, la carrera por el espacio en la guerra fría y los magnates que hoy quieren explorar el espacio nos muestran que hoy, además, ningún individuo puede alcanzar tales metas.

Cada vez se perpetúa más la distancia entre los recursos y capacidades de grandes empresas y las posibilidades de un individuo. Ante tal futuro no queda más que ver cómo los ricos con la capacidad de mover muchos materiales y orquestar habilidades humanas pueden darse el lujo de viajar al espacio.

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