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La película que enojó a Donald Trump: ¿El presidente impidió su estreno?

La razón por la que el mandatario estadounidense no quería que se estrenara.

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Chip Somodevilla // Getty Images

El próximo 27 de septiembre, Universal Pictures planeaba estrenar a nivel mundial una película de acción y suspenso llamada The Hunt (La Cacería). Sin embargo, si miramos las carteleras de cine y estrenos planeados para esa semana, no la encontraremos por ninguna parte.

Por: Julián Ramírez // @Sir_Laguna

El estreno de la película fue cancelado. En un comunicado oficial, Universal Pictures declaró lo siguiente:

“Tras mucha consideración, hemos decidido cancelar nuestros planes de estrenar este filme. Apoyamos a nuestros cineastas y continuaremos distribuyendo películas en asociación con creadores visionarios, como aquellos relacionados con este thriller que satiriza la sociedad. Sin embargo, entendemos que no es el momento adecuado para presentar este filme”.

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¿Qué pasó? ¿Qué pudo ocurrir para que una distribuidora tan importante como Universal decidiera perder dinero cancelando un estreno? Inicialmente, la justificación parecía estar en las terribles tragedias que ocurrieron en El Paso, Texas y Dayton, Ohio a comienzos de agosto. Dos personas armadas y motivadas por ideologías racistas cometieron masacres en las que murieron más de treinta personas. Sin embargo, otras películas iguales o más violentas se han estrenado desde entonces sin causar alboroto. ¿Cuál es la verdadera razón entonces?

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El Presidente de Estados Unidos opinó sobre la película. Esa es la razón.

Antes que nada, tenemos que hablar un poco más sobre La Cacería. Esta cuenta la historia de 12 extraños que despiertan en un campo abierto. No recuerdan quiénes son ni cómo llegaron allí. Pronto descubren que se han convertido en la presa de un grupo de millonarios que han comenzado a cazarlos por deporte.

Pero Crystal, una de las ‘presas’ (Betty Gilpin, de la serie de Netflix Glow), parece conocer los planes de los cazadores mejor que ellos mismos y comienza a acabar con ellos uno a uno. Su objetivo final es la organizadora de este macabro evento (interpretada por la dos veces ganadora del Oscar, Hillary Swank).

Esta es una trama familiar para aquellos que hayan visto películas como Carrera Mortal y La séptima víctima. De hecho, todas ellas están basadas en el libro El Juego más peligroso, de Richard Connell. Este también ha servido de inspiración a otras obras como Battle Royale, Los juegos del hambre, Depredador y videojuegos como PlayerUnknown’s Battlegrounds y Fortnite. También ha sido parodiado en series como Los Simpson.

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Hasta aquí no hay nada extraño o controversial. Su planteamiento, aunque violento, ha sido copiado decenas de veces sin que nadie haga mucho escándalo al respecto. A simple vista, no hay realmente nada especial con esta película. Incluso la idea de que ‘los ricos’ son los villanos y ‘la gente del común’ los héroes que deben sobrevivir es algo que está presente en casi todas las versiones de la misma historia. Es una metáfora nada sutil de la lucha de clases.

El ‘problema’ comenzó en las presentaciones de prueba del filme. Algunos asistentes mencionaron que los temas políticos de La Cacería les resultaron ‘incómodos’ (el concepto de ‘ricos’ contra ‘pobres’ tiene mucha carga política). El caso es que la película usa un lenguaje que la vincula directamente con la división política reinante en Estados Unidos. Los cazadores son presentados como ‘elites liberales’ que se ven a sí mismos como ‘los buenos’. Ellos describen a sus víctimas —elegidas por ser supuestos racistas, pro-nacimiento forzado, amantes de las armas y teóricos de la conspiración— como “deplorables”, un término que usó Hillary Clinton para referirse a algunos seguidores de su contendiente, Donald Trump, en la campaña presidencial de 2016.

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Esto inmediatamente despertó el interés de la prensa, especialmente de medios conservadores como Fox News. Comenzaron a describir el filme como “un ataque contra los americanos conservadores”, ignorando completamente que La Cacería es una sátira que, de hecho, convierte a los personajes ‘de derecha’ en los héroes y a la ‘elite liberal’ en los villanos.

Entonces, el Presidente de Estados Unidos decidió escribir al respecto mediante su cuenta de Twitter

“Hollywood es liberal y racista al más alto nivel, ¡y con gran furia y odio! Les gusta llamarse a sí mismos ‘élite’, pero no son la élite. De hecho, es a menudo la gente que se opone fuertemente a ellos la verdadera élite. La película que va a salir busca inflamar y causar caos. Ellos crean su propia violencia y luego tratan de culpar a otros. Ellos son los verdaderos racistas y muy malos para nuestro país”.

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Es claro para cualquiera que conozca la sinopsis del filme que esta es una caracterización completamente errónea de La Cacería. Las acusaciones de racismo resultan completamente fuera de lugar (a menos que Trump crea que ‘conservador’ es una raza). Pero esto no es nada raro. Es bien sabido que Donald Trump recibe su información de la prensa ultraconservadora y permite que esta dicte su opinión, sin necesidad de conocer los hechos.

Pocas horas después de la publicación de ese tweet, Universal Pictures canceló el estreno de la película.

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Esto crea un precedente terrible. No es raro que un filme, serie de televisión, videojuego o libro reciba críticas antes de llegar al mercado basadas solo en su tráiler o sinopsis. Esto incluso puede estar justificado. Lo preocupante es que esto pueda detener su lanzamiento. En esta ocasión, que dichas críticas —justificadas o no— vengan del alto gobierno acerca bastante la situación a un caso de censura. Esto hace temer que en un futuro no muy lejano lo que vemos en cines dependa de que no despierte la ira de los gobernantes de turno.

Lo irónico de esta situación es que, si La Cacería hubiera llegado a cines sin controversias, lo más probable es que los seguidores de Trump se hubieran considerado representados por los héroes de este filme y que muchos liberales hubieran criticado la forma villanesca en que se les muestra.

No es la primera vez que una película ve su estreno cancelado por una controversia. En 2014, Sony canceló el lanzamiento de La Entrevista, un filme que satirizaba al líder de Corea del Norte, a causa de amenazas contra los teatros que la presentaran.

Incluso Colombia ha visto casos similares. En 1988 se prohibió el estreno de La última tentación de Cristo, de Martin Scorsese, por supuestamente “irrespetar la imagen del hijo de Dios”. Organizaciones cristianas amenazaron con apedrear a los asistentes a los cines o regarlos con agua bendita. En 2001, cuando varios teatros finalmente decidieron emitirla, fueron entutelados por una ciudadana que alegaba que este controversial filme seguía prohibido en el país.

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Todos estos casos son intolerables. Todo arte es político y, por su propia naturaleza, es probable que ofenda o moleste a ciertos sectores de la sociedad. Si no nos agrada la forma en que una película, libro, serie de tv, videojuego o canción trata cierto tema, somos libres de criticarlo y no consumirlo, pero nunca tratar de prohibirlo. Eso no es solo un atentado contra la libertad de expresión, sino contra la cultura.

¿Y qué pasa con los casos extremos? Existen obras que hacen apología al nazismo, justifican los genocidios o incitan al odio contra una minoría. ¿No deberían estas prohibirse? Este es un tema muy delicado que depende bastante de la constitución de cada país y de un juicioso análisis académico y psicológico, no de la opinión de políticos ni de las tendencias en redes sociales.

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Pero hay otras personas a las que no les importa nada de esto y solo quieren saber una cosa: ¿es La Cacería una buena película? Es imposible saberlo ahora, pero esperamos que Universal Pictures decida lanzarla eventualmente, así sea directo a Netflix, para poder descubrirlo nosotros mismos.

 

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