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3 cosas que le faltaron a la Comic Con Colombia en Bogotá

¿Qué dejó la primera edición de la Comic Con en la ciudad de Bogotá? Nada más que un sabor agridulce.

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Para los que no la conocían, Comic Con es una gran franquicia que convoca año tras año a los fieles amantes del cómic, los videojuegos, novelas gráficas, series y películas llenas de fantasía y, en general, todo lo que la cultura pop tiene por ofrecer. Llena los establecimientos más icónicos del planeta en ciudades como Los Ángeles, Londres, Nueva York y San Diego; apenas superada por las tres convenciones de cómic y cultura geek más importantes del mundo como la Comiket en Japón, la Lucca Comics & Games en Italia y el Festival Internacional de la Historieta de Angulema en Francia.

Por: Nick Martínez / @NickXtatic

No es la primera vez que la reconocida marca internacional llega al país, ya ha estado en la ciudad de Medellín en cinco ocasiones y los paisas saben que entre los invitados y las actividades son más las alegrías que las decepciones. En esta oportunidad, fue la primera vez que la convención llega a la ciudad de Bogotá, con invitados internacionales dispuestos a compartir el afecto que las personas del “segundo país más feliz del mundo” tenían para ofrecer a ellos.

Es algo erróneo querer comparar esta primera edición de Comic Con en la capital del país con los pesos pesados de esta franquicia como lo son los de la ciudades de San Diego en California y Nueva York en Florida respectivamente. Son dos contextos sociales e históricos totalmente diferentes, pero no por eso hay que obviar estos tres puntos que hicieron de esta primera edición una experiencia agridulce.

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1. Cuatro días de lo mismo

Al estar celebrando la cultura geek por cuatro días, se quedó estancado en lo mismo de inicio a fin. Un solo pabellón fue el encargado de acoger a los más de 51.000 asistentes (cifras oficiales de la Comic Con Colombia). “El gran pabellón”, el cual se recorría por completo en menos de una hora y si se “ponía la 10” para pasar por todas las actividades de marca que había en el lugar, tal vez de cuatro a cinco horas.

La monotonía se hacía sentir desde el primer día. La parte comercial, o sea los 129 expositores, (es decir alrededor 70% del pabellón), se reconocía a metros distancia al ser los mismos que se suelen visitar en otra época del año; lo cual no está mal, lo que está mal es la falta de variedad.

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Todos ofrecían lo mismo: figuras de acción, llaveros, peluches, pines y stickers. Los pocos que lograron resaltar entre esa poca variedad, perdían lo novedoso en el segundo día de convención. ¿Por qué? Porque se pasaba al lado de ellos unas 15 o 20 veces. Si fueron de los que pagaron por cuatro días de experiencias inolvidables, tal vez fracasaron en el intento.

2. Los costos elevados

Sí, es entendible que es una convención en un lugar clave para recoger a un público objetivo con la capacidad económica de llevarse una que otra “bobada” para la casa, pero no se puede aceptar que los precios se eleven en espacios como estos, incluso debería ser más económico ya que son espacios destinados para las personas dispuestas a invertir por una pasión. Para los que estamos en constante contacto con estos sitios comerciales, sabemos que pagar $60.000 por una camiseta o hasta $200.000 por un “Pop!” de Spiderman de “colección” (el más común de todos), es un gran punto negativo. Cómo es posible que las arepas de Chocolo, esos manjares dignos de los dioses del Olimpo cuesten $6.000. No, no, no.

Por supuesto, hay gente que pagaba estos precios y por eso se mantuvieron constantes durante los cuatro días de la Comic Con, pero les aseguro que les costó mucho ceder a ese gustico.

3. La falta de comunicación con los asistentes

Muchos creían que conocer a los invitados internacionales en persona y hacer fila para sentirse como el caballero de la noche, era solo cuestión de tiempo y no dinero. No muchos sabían que tocaba pagar $10.000 pesos por una foto en el Batimóvil hasta que ya iban llegando a la larga fila; o $2.000 al lado de una cabeza de dinosaurio. Esto sin mencionar los cientos de miles de pesos para conocer a las celebridades tras bastidores. Era de esperarse que iba a ser costosa la inversión para poder acceder a estos espacios, pero sabiendo que iba a ser así, ¿por qué exagerar con el precio de las entradas?

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(Vea también: ¿Falta de imaginación? Los personajes más repetidos del Comic Con).

¡Ojo! No todo fue malo

Se agradece mucho la llegada de invitados internacionales y que estos, además, respondieran el llamado de los miles de asistentes deseosos de verlos en tarima contando sus experiencias. Los espacios académicos fueron un buen lugar para convivir con aquellos que tienen gustos similares y las pocas actividades fueron… aceptables. Una marca como Comic Con no puede quedarse en un espacio tan pequeño y llenarlo de sitios comerciales, la experiencia es lo que ha hecho de esta convención un estandarte de la cultura geek en el mundo entero, no hay porque acabar con esa bella tradición de convivir en espacios más amplios, a sabiendas de que la acogida ya no es de solo unos pocos.

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