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A propósito de ´Mienten las mentiras: ¿así de mal estamos?´

¿Qué pasa con el mensaje de la música en un país en el que la corrupción está de moda?

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Un solo excongresista amasó una fortuna de 53 mil millones de pesos, pero en un país así la canción más contestataria hasta ahora es la de la dueña de una cadena de crepes y helados.

Por: @chuckygarcia

El tema es para quedarse frío. No es para rasgarse las vestiduras ni arrancarse los cabellos y colgarlos de un ciprés, pero sí para preguntarse qué pasa con el mensaje de la música que más visibilidad tiene en un país en el que la corrupción pasó de ser un flagelo a convertirse en la mayor sombra que se alza de punta a punta y de costa a costa.

Pareciera que de una forma inversamente proporcional, a mayor escándalo nuestra música se vuelve más políticamente correcta.

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La gente está mamada, hastiada y quejumbrosa, sin ser novedad, pero si buscáramos una canción entre todas las emisoras que acompañan nuestra rutina diaria posiblemente no encontraríamos media con la cual identificarnos al respecto: nos están saqueando los bolsillos como en ningún otro momento de la historia de esta nación decana del atraco, y mientras unos y otros se lanzan la pelota como en paseo de playa hasta los implicados hacen su agosto: quienes más tienen rabo de paja, ahora son quienes convocan las marchas “anticorrupción” e incitan a la gente a que encienda la llama de la protesta.

Sería idiota pensar que en un país así es deber de la música volverse un noticiero más, la verdad es que con los que nos toca padecer es suficiente para vivir ahogados en un mar de información con cero profundidad de cuestionamiento y un enfoque pobre a la hora de poner en aprietos al enriquecimiento ilícito; pero no por eso podemos dejar de hacernos la pregunta si el cancionero colombiano de ahora y al que más gente tiene acceso está mirando para otro lado, está haciéndose el miope o sencillamente esperando de brazos cruzados a que alguien más tire la primera piedra.

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Que una canción sobre la corrupción se vuelva éxito del momento sería como pedirle peras a un olmo o como creer en duendes que bailan sobre un cofre de oro; pero la canción más contestataria en lo que va corrido del año no es otra que la de la dueña de una cadena de crepes que, con unos versos tan decorativos y señoriteros como las sombrillitas que adornan los helados en sus restaurantes, logró captar la atención de la opinión y decir algo sobre la manipulación de los hechos y los intereses oscuros de quienes nos gobiernan.

Algunos elevaron su video “Mienten las mentiras” a jugada mercadotécnica, otros no le dieron importancia alguna o no lo sacaron del contexto de una pieza audiovisual pagada por una emprendedora millonaria y simpática; y  quizás lo único realmente insensato es que algunos medios lo consideraran un “rap”, en un país donde el hip hop es un género serio, con grandes canciones de verdad, con discos de obligada consulta y que no solo representan a una cultura musical sino a un gran sector de la población; con propuestas que han mojado prensa dura afuera y que adentro han permitido además que nuevas generaciones se conecten con sus raíces.

Por lo demás y se trate o no de un rumor de pasillo llevado a un contexto nacional, “Mienten las mentiras” funciona finalmente como el chiste más serio que hemos escuchado recientemente sobre una parte de todo lo que nos indigna, y en un momento de la historia del país en el que, como ya se dijo, un solo excongresista (Otto Bula, implicado en los mega sobornos de Odebrecht) amasó una fortuna de 53 mil millones de pesos sin que a nadie le importara un céntimo.

La Etnnia acaba de reeditar en vinilo su clásico e inconforme disco de hip hop El Ataque del Metano, en Medellín salió un compilado de 16 bandas de punk callejero que le cantan la tabla a más de uno (Estamos en la sima), en Bogotá el grupo El Sagrado acaba de lanzar su nuevo y frontal álbum El Consuelo de los Caídos, y Systema Solar –entre muchos otros ejemplos recientes– tiene en su nuevo elepé un tema contra los absurdos de la explotación minera y la destrucción de los recursos titulado Somos la Tierra, vibrante y reluciente pieza junto al maestro acordeonero Carmelo Torres.

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Que no se queden en los oídos de unos pocos es lo difícil, que su mensaje ponga a hablar a todos y se vuelva trending topic de una semana como “Mienten las mentiras” es en todo caso un reto, pero que nuestra música que más oportunidades tiene llegue a pronunciarse por este o cualquier otro medio y no se quede solamente en “tu me gustas full, reque full full, reque full” sería en todo caso una ganancia, como ir a Crepes & Waffles y no tener que hacer fila.

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