Este es un nuevo episodio de los Antitutoriales ‘La Tenés Adentro’, una muestra más de que todo lo que se ve tan fácil en una pantalla, al volverlo realidad, está destinado al fracaso.
A alguien se le ocurrió mejorar los clásicos barcos de papel con una caja de leche, una lata y un un par de pitillos. En nuestra nueva corroboración de la teoría del fracaso absoluto, intentamos construir un barco a vapor. Nunca se supo de dónde salía el vapor, ni tampoco cómo avanzaba el barco. De hecho, nunca avanzó. Y se hundió. Como el Titanic. Como todo.