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El fútbol no tiene la culpa de que nos olvidemos de los problemas del país

No nos dejemos meter el gol.

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Getty Images.

Empezó la Copa Mundial de la FIFA. Así como abundan los fervientes hinchas que no quieren perderse ningún partido, no faltan los que se creen intelectuales por no interesarse por el fútbol, a los que les da lo mismo, y quienes creen que por estar viendo los partidos nos vamos a olvidar de todo lo que está pasando en el país en un momento crítico como lo son las elecciones presidenciales. 

Por Paula Ricciulli // @ricciup

No cabe duda de que el fútbol puede llegar a ser un gran distractor. Recordemos el famoso episodio de noviembre de 1985 cuando la entonces Ministra de Comunicaciones, Noemí Sanín, solicitó que se emitiera el partido Millonarios – Unión Magdalena en plena toma del Palacio de Justicia.

Más célebre aún es el caso de Argentina en 1978, en el que el Mundial  fue la excusa perfecta para cubrir desapariciones forzadas y asesinatos de la dictadura. Y, para remitirnos a un caso más reciente, el mundial de Brasil 2014 también recibió críticas por la alta inversión en un evento deportivo para un país con tanta pobreza e inequidad.

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En Colombia, Copa Mundial y elecciones siempre han coincidido, a excepción de Suiza 1954, cuando Gustavo Rojas Pinilla completaba un año en el gobierno. En 1994, la segunda vuelta fue un día después de la derrota contra Rumania, en 1998 fue un día antes de una victoria frente a Túnez y en 2014 le ganamos a Grecia un día antes de la segunda vuelta.

En esos 3 casos, el número de votantes en las elecciones (con Mundial y todo) entre primera y segunda vuelta aumentó: en 1994 en un 22%, en 1998 en un 13% y en 2014 en un 16%. Curiosamente, en las elecciones de 2010, cuando no clasificamos al mundial de Sudáfrica y la “fiebre” no era tan alta como hoy, el número de votantes entre primera y segunda vuelta disminuyó.

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Contrario a la famosa cita de Borges según la cual “el fútbol es universal porque la estupidez es universal”, en varios países del mundo, el deporte ha demostrado ser un elemento de unión. Es famoso el caso de Costa de Marfil, y el llamado del capitán de su selección, Didier Drogba, a dos grupos insurgentes a dejar las armas y hacer elecciones libres en pleno partido de clasificación a Alemania 2006. 

Creer que el Mundial nos va a distraer de lo que sucede en el país parte de la idea simplista de que la política se limita a votar cada 4 años. La política está presente en todas las decisiones que tomamos a diario: lo que consumimos, cómo tratamos al otro, cómo nos ganamos nuestro sueldo y cómo construimos comunidad. La política no es un botón que se prende o se apaga cada vez que hay mundial: es una construcción colectiva constante. Seguimos ignorando los temas fundamentales mientras le echamos la culpa al fútbol, la novela o al reinado. 

Argentina nos acaba de dar el ejemplo. En uno de los países más futboleros del mundo, en época mundialista, se acaba de despenalizar el aborto hasta la semana 14. Horas antes de la inauguración de la Copa del Mundo se tomó una decisión fundamental para todas las argentinas. 

Así como es ingenuo creer que con el Mundial no podemos pensar en 2 cosas al mismo tiempo, también lo es ignorar el poder de seducción que tiene el fútbol. Recordemos que, tradicionalmente, han sido pocos los futbolistas que se han apersonado de causas sociales. Sin embargo, todos somos responsables de darles la importancia que se merecen a los temas relevantes para el país. 

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Para que no le metan el gol: en plena inauguración se dio a conocer que la deforestación en Colombia aumentó en un 23% durante 2017. Para que lo tenga en cuenta antes de dar su voto este domingo, antes de los partidos  Brasil – Suiza y Alemania - México, por supuesto.

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