Los ingleses, como el mundo, están divididos. Entre los pro Brexit y los que aún se lamentan de su salida de la Unión Europea. La derecha y los progresistas. Ahora, con la caída de su Selección en semifinales del mundial, lo único que parece ser el pegamento necesario para unir la sociedad es el repudio por el que, hoy por hoy, es la figura política más odiada en el mundo: Donald Trump.
El millonario naranja y de peluquín amarillo que reside en la Casa Blanca, llegó el 13 de julio al Reino Unido a pesar de una oleada de protestas por parte de habitantes que no querían recibirlo.
La muestra más contundente del repudio generalizado que despierta, fue un globo gigante. Una versión bebé de Trump, con pañal y todo.
La gente se unió a través de internet, firmaron una petición y recaudaron más de £ 16,000 en una campaña de crowdfunding para financiar la creación del globo. Después de la unidad por la causa, el alcalde de Londres Sadiq Khan otorgó el permiso para que el bebé gigante volara y fuera visto por el presidente de los Estados Unidos.
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A Trump, parece no importarle el desprecio que generan sus políticas migratorias o su incontinencia verbal, ni que a cada lugar a donde llega la gente se manifieste en su contra, pero este globo lo hizo molestar.
En declaraciones al periodico The Sun, Trump dijo:
“Solía amar a Londres como una ciudad. No he estado allí en mucho tiempo. Pero cuando te hacen sentir mal, ¿por qué me quedaría allí?
Supongo que cuando lanzaron globos dirigibles para hacerme sentir desagradable, no hay razón para que vaya a Londres”.
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