Por: Jenny Cifuentes. Fotos: Camila Díaz - @clemyjuice. Sale uno aturdido del concierto de Joe Satriani. Con las orejas agrandadas por el del despliegue de música de manera magistral y con las emociones arriba, porque no sólo el virtuosismo impera, los músicos le meten corazón, la sudan, la sufren.
A las 6:45 la agrupación nacional FatssO inauguró la noche con una buena presentación. Cuatro vientos, un contrabajo, voz y batería capturaron la atención del público que había llegado temprano. Una hora y quince minutos después, Satriani apareció con sus relámpagos guitarreros, con sus cortes diseñados laboriosamente e interpretados de forma majestuosa, acompañado por una tremenda banda: Mike Keneally en la guitarra y teclado, Bryan Beller (Dweezil Zappa) en el bajo, y Marco Minneman (Adrian Belew, Steve Wilson) en la batería.
Literalmente todos, unas bestias en escena. Con desfogues musicales alborotaron a la audiencia poco numerosa (en un 90% masculina) pero apasionada y conocedora del material del artista, tanto, que dejó apreciar el bonito ritual de cantar instrumentales. Satriani le sacó filo a las cuerdas de sus guitarras, que iba relevando canción tras canción. Joe maniobró con púas, trémolo, pedales, tocó hasta con los dientes y creó variedad de atmósferas sonoras que fueron recreadas además por visuales en una pantalla grande de fondo. Resonó material pasado, entre otros hits como 'Always With Me, Always With You', 'Summer Song', 'Surfing With the Alien' y apartes de su nuevo disco 'Unstoppable Momentum' (su decimocuarto álbum solista) con el que se permitió el gozo de reescribir la historia y pasearse por el jazz, el soul, el blues y los sonidos contemporáneos, recogiendo todo lo que ha sido su carrera.
Satriani en esta, su segunda visita a Bogotá, puso a flotar al público demostrando porqué es uno de los más grandes guitarristas del planeta. Tremendo.
Publicidad