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Es oficial: el Papa quiere hacer las paces con la comunidad LGBTI

Según una víctima de acoso sexual por un sacerdote, el Papa Francisco le dijo "Juan Carlos, que tú seas gay no importa. Dios te hizo así y te quiere así".

625232_Fotos: Gettyimages
Fotos: Gettyimages

Las relaciones Iglesia Católica - comunidad LGBTI han dado un nuevo giro luego de que el New York Times publicara las declaraciones de Juan Carlos Cruz, un joven chileno que fue víctima de acoso sexual por parte del sacerdote Fernando Karadima. Según Cruz, el Papa Francisco le dijo en una audiencia privada, "Juan Carlos, que tú seas gay no importa. Dios te hizo así y te quiere así y a mí no me importa. El Papa te quiere así, tú tienes que estar feliz con quien tú eres". La frase, soltada en un momento en el que se están destapando muchos casos de abuso cometidos por curas chilenos, parece sentenciar la posición de la nueva administración de la iglesia frente a los asuntos LGBTI.

Francisco, el primer Papa latinoamericano, es la figura más importante en una institución que, querámoslo o no, atraviesa el modo de pensar de mucha gente en el mundo. Tanto así, que cuando vino a Colombia el cubrimiento mediático de cada uno de sus movimientos fue más exagerado que el de un Mundial. Y la asistencia a sus recorridos fueron más multitudinarias que cualquier campaña política.

Detrás del pasado violento y de los casos de abuso bien conocidos que han rodeado al Vaticano, las palabras que ofreció el papa a Juan Carlos Cruz parecen abrir las puertas a una iglesia, por lo menos, un poco más moderna y plural.

Según cuenta Cruz, que también es periodista y activista, también recibió disculpas del Papa:

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"Te quiero pedir perdón, en nombre del Papa y de la Iglesia, por todo lo que has pasado. Te pido perdón por mí, porque fui causa de esta situación que te causó tanto dolor en estos últimos meses".

¿Qué fue lo que pasó en Chile?

Chile es el país donde la Iglesia Católica genera más desconfianza, según la encuestadora Latinobarómetro. Mucho de ello se debe, en gran parte, a la laxitud que ha tenido la justicia con los curas acusados de abusar de menores. El más sonado fue el de Fernando Karadima, a quien la justicia ordinaria como la eclesiástica lo consideraron responsable de abuso sexual de menores cometidos durante las décadas de 1980 y 1990. Aunque las quejas se presentaron en 2003, las autoridades eclesiales solo retiraron de su cargo a Karadima en 2011, cuando el caso se hizo público. Juan Barros, obispo en el sur del país, fue cuestionado también por sus vínculos con el sacerdote Fernando Karadima y señalado como encubridor de sus abusos sexuales.

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Según Juan Carlos Cruz, una de las víctimas, Barros fue testigo del abuso y el primero en recibir la denuncia, en 1984.

Todo quedó en el aire y Francisco visitó Chile en el mes de enero. El ambiente fue de tensión y el mensaje solo podía ser uno: pedir disculpas.

En mayo, a los pocos meses de haber visitado Latinoamérica, y después de una reunión en el vaticano, y después de mostrar en privado los resultados de la investigación interna, 34 obispos renunciaron a su cargo.

Aunque todavía falta mucho por destaparse, y por juzgarse, Francisco parece estar poniendo orden.

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