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“Fuera Rosario de nuestros ovarios”: Feministas vs cristianos por el aborto

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Fuimos al lugar en el que religiosos y feministas se encontraron frente a frente en una calle de Bogotá que separa a una iglesia católica (Santa Ana) y a una institución que practica abortos legales (Oriéntame). Los escapularios se volvieron objetos de acoso.

Por Fabián Páez López @Davidchaka // Fotos: Alejandro Gómez

A un lado de la calle 33ª en el barrio Teusaquillo en Bogotá, cerca de 50 personas agarraban sus escapularios, se arrodillaban en el piso, rezaban, ponían cara de consternación y algunos hasta lloraban. Sus plegarías no se oían. En la otra acera, un grupo de gente, en su mayoría mujeres, cantaba y tocaba la batucada. Después de un rato, ellos también hicieron una oración:

“Concédenos el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo. Y danos la gracia de no ser ni vírgenes, ni madres, ni esposas. Líbranos de la autoridad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo...”.

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La calle 33ª es la que divide a dos instituciones con diferencias radicales respecto a un tema que siempre pone el dedo en la llaga: el aborto. En el costado norte, donde la gente se arrodillaba a rezar, está ubicada la iglesia de Santa Ana. Justo en frente queda Oriéntame, una institución médica que, entre otras cosas, ofrece el servicio de interrupción voluntaria del embarazo en los casos previstos por la ley. Ese día, viernes 30 de octubre, se encontraron allí varios movimientos pro-aborto para hacerle contrapeso a la protesta religiosa. Algunos, incluso, llevaban el disfraz de halloween puesto.

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Pero ¿por qué carajos un escándalo que ya parecía resuelto en los estrados judiciales (con la sentencia C-355) salió de nuevo a la calle? Los que estaban del lado de la iglesia hacían parte de una organización internacional conocida como 40 Days for Life. En el marco de una campaña hecha a nivel global, ahí estuvieron ellos durante 40 días, ubicados en medio de las dos instituciones, rezando, ayunando y exhibiendo pancartas acusatorias con imágenes de fetos, bebés y mensajes del tipo: “dentro y fuera del vientre materno soy el mismo”.

Estaban ejerciendo su derecho, por supuesto, pero su fervor religioso incriminatorio solo es comparable con el del personaje de la señora Alegría de Los Simpson. O con el de los animalistas radicales. 

Días antes, sus procesiones ya habían sido noticia. El periódico El Espectador reveló imágenes de una manifestación en la que participaron policías que, a pesar de estar uniformados y en el ejercicio de su labor, llevaban pancartas y velas.

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" ...igual tenían que pasar por esa calle bajo la mirada inquisidora de los religiosos más radicales. “Una caminata de la vergüenza” como la que tuvo que atravesar Cersei Lannister, luego de ser acusada por el Gorrión Supremo en la más reciente temporada de Game of Thrones".

¿Y no se supone que los policías no deberían tomar posición en este tipo de manifestaciones? Igual, todos en ese cúmulo de gente ejercían como policías de la moral. Cuando el periódico intentó averiguar por el caso puntual de los uniformados, en la institución se hicieron los locos y dijeron que en realidad esos no eran policías, incluso a pesar de que las fotos no podían ser más explicitas.

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Hablamos con Cristina Villareal, la directora de Oriéntame y nos contó cómo les había afectado la protesta religiosa. “Llevamos 38 años en Colombia y desde el 2006 atendemos a las mujeres que solicitan la interrupción voluntaria del embarazo. Durante 40 días, los miembros de 40 días por la vida han estado ubicados ahí sobre la calle 33ª, en el muro del andén de la iglesia, sin embargo ha habido momentos en los que se han parado con sus avisos y han obstruido la puerta de entrada de Oriéntame. Oran y cantan muy fuerte, levantando sus pancartas, las imágenes y los rosarios que le entregan a las mujeres que vienen entrando”.

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¿Para qué le entregarán un escapulario a una mujer que, literalmente, quiere salir de una situación embarazosa?

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La organización religiosa se autopromociona como Pro-vida: “Desde hoy en adelante, Colombia hablará de la cultura de la vida (los Pro-vida) versus la cultura de la muerte (lo pro-aborto)”. Pero como dijo Cristina, en Oriéntame ahora les “preocupa mucho que hasta la policía se haya involucrado. Eso lo que hace es mandarle a las mujeres un mensaje de que el aborto es ilegal y es por eso que terminan yendo a lugares inseguros. No lo van a dejar de hacer”. Un dato que tiene cifras claras: según la Organización Mundial de la Salud, cada año se practican 42 millones de abortos en el mundo, de los cuales 20 millones son inseguros. ¿A favor de la vida de quién estamos?

Detrás de los panfletos acusatorios “pro-vida” se esconde la evidente fragilidad en el que se encuentra la creencia de los cristianos radicales de hoy, fascinados por la vida pecaminosa de los no creyentes.

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Hemos visto el tipo de perversiones que han cometido algunos miembros de la iglesia, pero la vista de sus fieles se ha centrado en los "pecados" de otros, fuera de la comunidad, como si se tratara de los que están poniendo en riesgo sus creencias, alimentándolos de deseos “perversos”.

La batucada feminista continuó cantando sus consignas. Las líderes de este y otros movimientos que se sumaron para apoyar a las mujeres y sus derechos, aparecieron de nuevo días después. No se trató de una campaña feminista cliché. Allí todos estaban reunidos por una idea mayor, la no represión de las libertades individuales.

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Mientras tanto, las mujeres que entraban a Oriéntame a ejercer su libertad de decidir si querían o no ser madres, igual tenían que pasar por esa calle bajo la mirada inquisidora de los religiosos más radicales. “Una caminata de la vergüenza” como la que tuvo que atravesar Cersei Lannister, luego de ser acusada por el Gorrión Supremo en la más reciente temporada de Game of Thrones.

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