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Imagine Dragons: sin ponerse la camiseta de la Selección cautivó a Colombia

Por: Fabián Páez López @davidchaka // Fotos por: Juan José Horta 

Imagine Dragons llegó a Bogotá con todas las credenciales de la industria musical encima: su álbum 'Night Visions' fue número uno en Spotify a nivel mundial en 2013; en 2014 ganaron los premios a Mejor Artista Hot 100 y Mejor Canción en los Billboard Music Awards, y el premio Grammy  por Mejor Actuación Rock. Además, dieron uno de los mejores shows de la entrega número 56 de los Grammy cuando hicieron una apoteósica interpretación de su canción Radioactive junto a Kendrick Lamar. Fue gracias a ese show que los conocí. Pero a pesar de tener suficientes cartas de presentación como para romperla en todo el mundo, su música no es tan conocida en nuestras tierras. O eso pensé cuando les conté a varios amigos que iba a ver a esta banda y se mostraron extrañados por no conocerla. 

A las 6 de la tarde empezaron a congestionarse las entradas a la plaza del Simón Bolívar. Afuera del parque vi varios papás preocupados cuadrando la hora de recogida de sus hijos. Podría apostar a que fue el primer concierto de muchos adolescentes. Cuando entré, una de esas mamás que se habían sacrificado y habían entrado, intentaba meterse entre el tumulto de gente que estaba ya acomodada frente a la tarima y me dijo, con cara de preocupación,  que se le había olvidado decirle a su hija de 13 años que se agarrara duro de sus amigos cuando empezaran a tocar. Hasta ahí me sentía en un evento muy familiar. 

La banda bogotana The Mills fue la encargada de abrir el evento con un show corto pero que hizo saltar a la gente. Sobre todo después de la advertencia de Bako, vocalista de la banda, quien antes de tocar ‘Hombre Lobo en Paris’ le dijo a la gente: “Miren a la persona que tienen a la izquierda. Ahora, miren a la persona de su derecha. Si alguno de los que tienen al lado no salta con esta canción tienen permiso de darles un calvazo por maricas”. El público saltó durante unos segundos y después se calmó sin generar un pogo de calvazos. En la presentación de The Mills no faltó lo que ellos mismos llamaron, “la colombianada”: los errores de sonido a los que se ven sometidos muchos de los teloneros de las bandas de afuera. 

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Muy cumplidos con el itinerario, unos minutos después de las 8 de la noche, saltó al escenario Imagine Dragons con un show de casi dos horas con percusiones potentes, cortes abrasivos y la emotividad al límite. La banda supo cómo surfear entre las letras melancólicas de canciones como ‘Demons’, pasando por la emotividad de ‘On Top of the World’, hasta la descarga energética de  ‘I'm So Sorry’, mi canción preferida de la noche. 

Como cosa rara, ninguno de los integrantes de Imagine Dragons salió al escenario luciendo una camiseta de la selección Colombia, pero no podían faltar los piropos al público local. En uno de los momentos más emotivos de la noche, Dan Raynolds, vocalista de la agrupación, sujetó en su mano una de las banderas tricolor que le lanzaron desde el público mientras  interpretaba el cover de ‘Forever Young’ de Alphaville. También se tomó el tiempo para ver al público y decir que los colombianos eran la gente más linda del mundo. Aunque hay que reconocer que Imagine Dragons reunió a varias fanáticas guapas no nos hagamos ilusiones, a esa hora  desde la tarima no se veía bien el público. 

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En uno de los interludios Dan intentó presentarse hablando en español, pero su saludo no fue muy afortunado. “Mi nombre es Danielito, me gusta el futbol y las chicas bonitas y mi madre es una vaca…ok, she is a beautiful woman”, dijo.  Fue un blooper lingüístico.

La noche no podía terminar de otra forma que con la canción que los tuvo durante  89 semanas en la lista estadounidense  Billboard Hot 100: Radioactive. Imagine Dragons hizo mover los brazos de lado a lado hasta a los papás que acompañaban a sus hijos. A pesar de haber pisado con éxito por las tarimas de otros países latinoamericanos en la gira promocional su próximo álbum “Smoke + Mirrors”, la banda se veía emocionada por la acogida que le brindó el público capitalino. Y no es extraño que esto suceda, hace solo seis años estaban tocando en los casinos de su tierra natal, Las Vegas, y su sonido se veía opacado por el de las máquinas tragamonedas. Hoy, además de sus reconocimientos internacionales, seguramente dejaron su show grabado en la memoria de una nueva generación de oyentes en Colombia.   

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