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La historia detrás del néctar de los dioses

El auténtico sabor de Jack Daniel’s bautizado por Frank Sinatra como el “néctar de los dioses”, le debe su esencia al cuidado de los detalles

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En Lynchburg, Tennessee, un diminuto pueblo del sur de Estados Unidos de escasos 600 habitantes donde la venta de alcohol no está permitida desde la época de la prohibición, aún conservan la fórmula original para preparar el whiskey Jack Daniel’s. Su destilería, la primera registrada, lleva 150 años produciendo cada gota del whiskey más vendido del mundo. 

Al cruzar las puertas de esta antigua destilería se respira whiskey, puro whiskey. Un whiskey de cinco ingredientes cuidadosamente seleccionados: agua pura del manantial Cave Spring, centeno, maíz, cebada maltosa y una levadura conservada desde 1907, cuya receta y proceso artesanal han permanecido intactos a pesar del paso del tiempo.

El auténtico sabor de Jack Daniel’s bautizado por Frank Sinatra como el “néctar de los dioses”, le debe su esencia al cuidado de los detalles y esto, el señor Jack, se lo tomaba muy en serio. Razón por la que él mismo se encargaba de construir, tostar y carbonizar los barriles donde se madura el whiskey y de producir el carbón de árbol de maple encargado de suavizar el líquido  durante 12 días en tanques de 10 pies de profundidad. Gracias a este proceso artesanal conocido como “charcoal mellowing”, Jack Daniel’s se distingue por completo de sus pares, lo que lo ha hecho acreedor del título “Tennessee Whiskey”, avalado por el Gobierno Federal de los Estados Unidos en 1941. Un whiskey que se prepara de principio fin en el mismo lugar y de la misma manera, cumpliendo más de medio siglo dándole la vuelta al mundo.

 

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