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!La pasión del fútbol es el gol!

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Más cachacos que un hueco o que un alcalde destituido y restituido son el hablado y las historias de este actor y comediante que ahora gira por el país con su espectáculo Cada niño con su boleta.

Por Alejandro Riaño @AlejandroRia

CÁNTICOS COMO “LA PASIÓN DEL FÚTBOL ES EL GOL” O, MI FAVORITO, “Colombia tierra querida himno de fe y armonía” formaban parte de la pasión del fútbol. Esa pasión también estaba en saber que cuando faltaban quince minutos, eran de "Viniltex de Pintuco"; o que un saque de banda no era uno normal, sino uno Simoniz; o que una falta era una “¡faaaalta, falta Yogurt Alpina!”.

Soy de 1986. Nunca tuve un papá que me llevara al estadio, que me pusiera la camiseta de Millonarios o Santa Fe y me diera pico en la Gracias a Dios no lo tuve porque tanto para él como para mí eso era lo más horrible. Crecí con una selección que iba a Mundiales, con un 5-0 de Colombia frente Argentina, en Argentina. Entré a un colegio en donde la pasión por el fútbol era anormal: el timbre sonaba y todo el mundo corría a coger cancha. Un partido Gimnasio Campestre vs. Gimnasio Moderno era un clásico equivalente a un Liverpool vs. Manchester, o a un Real Madrid vs. Barcelona. La selección del colegio salía y gritábamos como locas enjauladas, botábamos papeles, los extintores de colores hacían gigante nuestra bandera colegial, la banda de guerra tocaba y los demás cantábamos como si fuéramos argentinos en un Boca-River.

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Cómo me río cuando veo a un hincha saltando y gritando “mishos, mishos” y no “Millos”, como un colombiano. Cómo me rió también al oír a un colombiano decir “ganamos”, después de ver un partido del Real Madrid o del Barcelona. Me encanta el buen fútbol, pero no soy de los que dice este tipo de cosas después de estos encuentros.

El hincha debe seguir al equipo de fútbol de la ciudad en la que nació, lo más lógico entonces sería apoyar a la mía, pero no me gusta ninguno.

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Me gusta el América de Cali, y digo “me gusta” porque no soy caleño, razón por la cual no soy hincha. Lo más cercano a Cali que tengo es mi esposa, o el haber probado el “champús”. Cómo voy a ser hincha cuando no estoy ni cerca de poder descrestar a una caleña bailando salsa. Me gusta el Barcelona, pero no ando haciendo cánticos de sus barras, o molestando a los otros colombianos que dicen ser hinchas del Real diciéndoles: “¡les ganamos pa' que chupen, qué golazo el que les metimos con Messi!”. Los colombianos que dicen ser hinchas del Real o del Barça ni siquiera han visto a su tal equipo en el Bernabéu o en el Camp Nou, pero sí los oye uno gritándose en los bares colombianos cosas como: “¡nosotros tenemos a Ronaldo y ustedes no!”. Pelean y todo así:

RM - ¿qué va hacer, o qué?

Bç - ¡Vamos tío, tocadme!

RM- Hala Madrid, hala Madrid

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Bç- ¡Qué me has tocado los huevos!

No importa si sabemos bailar o no. Si soy de Bogotá o de Cali. Si cantamos como argentinos a la hora de alentar a nuestro equipo. No importa qué equipo nos guste, si somos ricos o pobres, negros o blancos, lo único que importa es la pasión que nos une, la del fútbol y claramente esa pasión es el gol.

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