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Larga vida al "putidisfraz" en Halloween

¡Abajo los prejuicios!

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Mean Girls / Chicas Pesadas

De los mismos creadores de “no le haga nudito a la camiseta de la selección” y “no use jean sin bolsillo” llega su versión de octubre “Los disfraces de Halloween son para asustar niños y no para arrechar señores”. 

Por: Carmenza Zá @zacarmenza

No había terminado de llegar octubre cuando ya andaban criticando a las que, como yo, íbamos a salir con minifalda y liguero de malla a pedir dulces en la calle, o aguardiente en cualquier bar de mala muerte. Nos tildaron de morrongas, que porque es la única noche que tenemos para andar vestidas por ahí de vagabundas, sin que nadie nos diga nada. ¿De verdad creen que nadie nos dice nada? ¡Si es que nos tardamos más en googlear “disfraz de Maléfica sexy” que la gente en ponerle pereque a nuestra pinta!

Y entonces, pretendiendo hacerlo ofensivo, crearon una categoría genérica en la que cabe cualquiera que use un tutú corto y esté más cerca de ser una conejita playboy que un Walker o cualquier personaje de American Horror Story: el putidisfraz.

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Que no usemos putidisfraz porque es la celebración de los niños y pobrecitos ellos viendo a tanta mujer en minifalda por ahí. ¿Enserio? Con todo y lo “puti” que sea el disfraz, no le va a mostrar a los niños, más que lo que ven en televisión con los comerciales de las chicas águila o lo que puedan googlear en su smartphone con acceso a internet.

Que si somos gorditas, tenemos celulitis, estrías o las tetas copa A, no podemos usarlos porque no nos vemos bien. ¡Calma! El putidisfraz viene con la putiactitud y un tarrado gigante de “me vale verga que no te guste si yo me siento deliciosa”

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(Vea también: ¿Viagra femenino? ¡Bienvenida la arrechera!)

Que porque todas las que usamos putidisfraz, en realidad, somos putas todo el año y ese día nada más lo hacemos evidente. ¿Ah, si? Mira bebé, cuando tú te embutiste en el vestido de tu hermana, te pusiste bombas de aire a manera de tetas y saliste desfilando por ahí, muerto de la risa con tus amigos, nadie dudó de tu sexualidad ¿o sí? O cuando tú, linda, te disfrazaste de princesa no se te apareció el príncipe azul, al rescate ¿verdad? Es porque los disfraces son eso: dis- fra-ces. Nada más.

Cada quien es libre de decidir si se viste de zombi aterrador o de blancanieves arrechante y el resultado es el mismo: El lunes hay que madrugar a vestirse de oficinista. Así que yo, al menos, aprovecho la oportunidad para sentirme sexy en lugar de aterradora y para ir bailando como una cualquiera, en ligueros, al menos una noche al año.

Y además, seguro mi putidisfraz es más cómodo y fácil de quitar, que la sangre artificial.

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