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Las pataletas de la policía anti feminista

¿Usted usa el concepto "feminazi"? Entonces tal vez hace parte de este cuerpo policial

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Pixel Bay

Luego de que el hashtag #UPBEnFalda se posicionara la semana pasada, como protesta al artículo de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín en el que se sugería a LAS estudiantes evitar usar ciertas prendas (ropa ajustada, zapatos altos, minifaldas, shorts y escotes profundos) para no “distraer” a compañeros y profesores, muchos y muchas estudiantes acudieron a sus respectivas clases usando piezas cortas y “prohibidas” por dicho manual.

Por Carmenza Zá || @ZaCarmenza.

Lo que fue una iniciativa ingeniosa y convocante para rechazar que se nos siga responsabilizando a las mujeres de las agresiones de las que somos víctimas, en nombre de la ropa que usamos, quiso ser opacada por la Policía Antifeminista.

Sí, ese cuerpo policial que está atento a toda manifestación feminista (o cualquier cosa que lo parezca) para aparecer, de la nada, a cuestionarla y deslegitimarla. A veces son los mismos que usan el concepto “Feminazi” (claro, porque defender el poder ir en falda a la universidad es lo mismo que asesinar judíos en campos de concentración) pero, peligrosamente, suelen ser también los que defienden “el feminismo de antes”, las “feministas buenas” o los que, pese a nunca haberlas leído, citan a Simone de Beauvoir y Virginia Woolf señalando que “sentirían vergüenza” de las feministas contemporáneas.

La Policía Antifeminista ha tenido otras apariciones recientes en la escena pública, bien frente a las crecientes denuncias por acoso sexual “porque ya no se les puede decir nada a estas feminazis”  o bien, por ejemplo, por el fallo que obliga a la Alcaldía de Peñalosa a cambiar su eslogan de “Bogotá mejor para Todos” por “Bogotá Mejor para Todos y Todas”. Sí, la Policía Antifeminista está angustiada por los valiosos segundos de su tiempo que va a tener que invertir diciendo “y Todas”; segundos que antes estaban dedicados a compartir memes o pedirle a sus amigas (y desconocidas) que enviaran nudes.

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¿Pueden adivinar quiénes salieron a quejarse cuando se tipificó el Feminicidio en Colombia? Exacto, nuestros amigos de la Policía Antifeminista: que el feminismo ya estaba exagerando, que ahora unas vidas valían más que las otras, que para cuándo el “masculinicidio”, que con esto ahora sí podíamos hablar de hembrismo. Si es que las feministas de antes querían IGUALDAD, no supremacía de un sexo sobre otro

(¿Les suena conocido aquello de  “ni machismo, ni feminismo, igualitarismo”? #AlertaPolicíaAntifeminista).

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Cuando las feministas hemos pedido paridad en instancias de participación política o  igualdad de representación en los asuntos en los que participamos (es el caso, por ejemplo, del movimiento #ColombiaTieneEscritoras) la Policia Antifeminista también ha puesto el grito en el cielo pues “¿ahora quieren cuotas solo por ser mujeres? ¿y dónde está el mérito?”, pese a que efectivamente se nos haya discriminado siempre solo por ser mujeres y nuestros méritos hayan sido sistemáticamente desconocidos y silenciados.

Pero este cuerpo policial también aparece cuando hay manifestaciones feministas y se grafitean paredes, se marcha sin brasier o se invita a no depilarse como obligación. Porque no importa que las paredes se limpien luego, la ropa se vuelva a poner e, incluso, el vello se pueda quitar (aunque las mujeres asesinadas no vuelvan jamás) el punto es que las verdaderas feministas (las de antes) no estarían ocupándose de estas cosas, sino de otras… aunque no puedan decirnos de cuáles.

Lo que no dice la Policía Antifeminista es que, precisamente, las feministas nos estamos ocupando de todo eso que señalan: Estamos yendo en falda a la universidad porque rechazamos se nos responsabilice de lo que nos victimiza, estamos denunciando – pública y jurídicamente - los casos de violencia sexual y de género, estamos también pidiendo que nos nombren (y no solo a la Alcaldía de Bogotá) porque nuestra existencia no acepta estar condicionada a la existencia de un hombre, estamos tomándonos el espacio público con marchas, performances y batucadas mientras, al tiempo, legislamos en defensa de nuestros derechos. Estamos tomando café, haciendo talleres, conversatorios, grupos de estudio… y, además, estamos reflexionando acerca de la depilación.

¿Recuerdan que nos enseñaron que podíamos hacer muchas cosas al mismo tiempo? Bien, pues lo hemos puesto al servicio del feminismo ¡¿Quién lo diría?, no solo es un talento que podamos usar para cambiar pañales y, al tiempo, mantenernos atractivas sexualmente!

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Nosotras, más que nadie, conocemos a las feministas de antes, esas que la Policía Antifeminista reivindica, nada más porque no están vivas para contradecirlos (y ya sabemos cómo le gustan las mujeres muertas al establecimiento). Las conocemos, las estudiamos y las reivindicamos cada día:

Gracias a las feministas de antes ya podemos votar. Ahora queremos poder hacerlo por otras mujeres, por personajes que defiendan nuestros derechos y no solo por aquellos que, en nuestro nombre, siguen anclándose a lugares de poder.

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Gracias a las feministas de antes ya sabemos leer. Ahora queremos leer a otras mujeres que durante años se escondieron bajo el anonimato parta ser publicadas.  (Y queremos escribir, sí, eso también queremos)

Gracias a las feministas de antes ya podemos ir a la universidad. Ahora queremos poder estudiar lo que se nos antoje -y no solo carreras de cuidado-  y, además, hacerlo en lugares en los que no se justifique que nos agredan por usar ropa ajustada, zapatos altos, minifaldas, shorts o escotes profundos.

Gracias a las feministas de antes ya podemos trabajar. Ahora queremos igualdad salarial y que ningún jefe use su poder para acosarnos… ¡Ah! Y que no se nos explote al doble, exigiéndonos además que asumamos el trabajo doméstico.

Gracias a las feministas de antes ya hemos accedido a algunos lugares de poder. Ahora queremos que se nos reconozca, queremos figurar, queremos dejar de ser “la mujer detrás de todo gran hombre”.

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Mientras conseguimos que esto ocurra, las feministas de hoy seguiremos apareciéndonos en todos los espacios y de todas las formas.

Además, esperaremos pacientes convertirnos en las feministas de antes, porque seguro las generaciones que vienen descubrirán cosas que para nosotras fueron invisibles y avanzaran sobre lo que hemos construido.

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Pdta: Cualquier cosa que esté en contra del feminismo es machismo; no son dos cosas que puedan “coexistir”. Así que sí, amigo “igualitarista”, lo tuyo es machismo... y lo de la Policía Antifeminista, también.

 

 

 

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