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Lecciones de cómo NO afrontar la derrota, según los mundialistas de Rusia

Porque no se puede perder dos veces.

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Foto: Gettyimages

Con la final de la Copa Mundial de Rusia 2018 definida entre franceses y croatas, para los equipos que quedaron en el camino ya no hay de otra más que llorar, reflexionar, mejorar y ver los partidos por televisión. Suena a una obviedad más de Faryd Mondragón, pero es muy cierta: solo un equipo sale campeón. Cuando se compite por algo, la derrota es inevitable. Así es la ley del deporte, también aplicable a otros campos en muchas ocasiones. Es importante saberlo, sobre todo para no redondear el papelón de haber perdido con una pataleta.  

Varios protagonistas del Mundial nos dejaron antilecciones de comportamiento, aplicables para tener en cuenta siempre que perdemos en algo. Es un momento triste, claro, pero no hay que dejar que la negación o la venganza se manifiesten como síntoma. Esto es lo que NO debe hacer para afrontar una derrota.

Echarle la culpa a un factor externo, por la hinchada de Colombia

Es una costumbre patria. La practica desde el político hasta el oficinista pasando, claro, por el estudiante: echarle la culpa al otro. Hace cuatro años, en Brasil, Pékerman el culpable de nuestra derrota frente a Brasil no fue el equipo, fue el árbitro. Se popularizó el “Era gol de Yepes”. En Rusia, contra Inglaterra, Pékerman salió a defenderse, gracias al gol de Yerry en pelota parada Colombia se acercó en el marcador, pero después del partido, todo el mundo apuntó a un individuo…sí, el árbitro.

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Ignorar la existencia de los rivales, por los periodistas de fútbol argentinos

Uno de los peores equipos argentinos de la historia, que no dio pie con bola con ningún entrenador durante la eliminatoria, entregado a un Messi salvador que no apareció, cayó en octavos del Mundial de Rusia contra el finalista, Francia. A estas alturas del partido, con partidos buenísimos, la mayoría de los periodistas argentinos de las cadenas populares que vemos en Colombia por cable, siguen dedicándole más de la mitad de sus programas a analizar la selección, obviando que el mundial sin Argentina todavía existe.

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Desviar la atención, por Juan Carlos Osorio

“El profe” Osorio hizo un digno Mundial con México. Él, desde fuera de la cancha, todo lo maneja, todo lo piensa, todo lo controla. En el último partido de la primera ronda se embriagó de júbilo, no cuidó el resultado y pasó de carambola, pero de segundo. En octavos le tocó bailar con la más fea, Brasil. Como era de esperarse, por la enorme distancia en la calidad individual de los jugadores, perdió. Luego del partido, en sus declaraciones, prefirió hablar de lo que se revolcaba Neymar y no de por qué perdió el partido. Se le escapó.

 

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Al cabo que ni quería, por Hazard y Courtois

“Prefiero perder con Bélgica que ganar con esa Francia”, fueron las palabras del centrocampista de Bélgica, Eden Hazard, luego de quedar eliminado en la semifinal contra Francia. Thibaut Courtois tuvo comentarios similares, dijo que sus rivales eran el antifúbol. A decir verdad, fue un partido reñido. Ambos tuvieron opciones. Courtois y Hazard estaban respirando por la herida, se les olvidó que ambos juegan en el Chelsea, un club al que no se le da mucho salir a buscar los partidos.

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Celebrar como si no hubiera mañana, por los mismos hinchas de Colombia que le echaron la culpa al árbitro

Está bien que clasificar, entregarlo todo y pasar de la primera ronda de un Mundial puede considerarse un triunfo. No todos pueden ganar. ¿Pero era necesaria tal sobreactuación para recibir a la Selección Colombia en Bogotá? Se paralizó el tráfico, se llenó el estadio, hubo reggaetón. Una cena de agradecimiento y un saludo por Instagram hubiera sido suficiente.

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