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Lecciones de miedo (pánico, tusa y ansiedad) con Amalia Andrade

La autora Amalia Andrade de “Uno cambia el amor de su vida” y “Cosas que piensas cuando te muerdes las uñas” explica la clave de cómo derrotar el miedo.

¿No saben qué hacer con sus miedos? ¿Están llevados por una tusa? Tranquilos, la escritora colombiana más vendedora de los últimos años le tiene las respuestas. Con dos libros publicados y uno más en camino, la caleña Amalia Andrade se ha vuelto en la gurú pop y feliz del lado oscuro del alma.

Por: Juan Pablo Castiblanco Ricaurte // @KidCasti

En el 2015 el libro más vendido en Colombia no fue el de algún youtuber narrando sus extensas memorias apenas superada la etapa del acné o el cambio de acostumbrador a brasier, ni el de una celebridad que contaba sus pasos para ser más feliz o bajar de peso, ni mucho menos un recuento periodístico de los crímenes paramilitares de algún expresidente. Con Uno cambia el amor de su vida por otro amor o por otra vida, una desconocida caleña llamada Amalia Andrade, que hasta ese entonces no había publicado ni un solo libro, se adueñó del trono de los bestsellers colombianos.

Amalia, mitad literata y mitad periodista (ya había pasado por las redacciones de Fucsia, Bacánika, Vive.in y hasta de Shock cuando tuvo que hacer su práctica profesional), le había pegado al perro con su primer libro, cumpliendo en menos de un año el sueño de miles de autores que aún andan tocando puertas buscando quién les publique sus novelas, ensayos o poemas. Y lo hizo con un libro que hasta entonces no se había visto en Colombia, heredero eso sí de una estética millenial y muy ligada a las redes sociales, especialmente Instagram. Uno cambia el amor de su vida por otro amor o por otra vida era un manual para superar la tusa escrito a mano, con dibujos infantiles e ingenuos, constantes referencias a la cultura pop que iban desde los universos de E! Entertainment hasta los de HTV y MTV, playlists y tachones sobre las palabras. Era consejos para recomponer el corazón luego de una ruptura amorosa; era la posibilidad de reírse sobre los dramas propios; era una persona que había atravesado todo el túnel desde la oscuridad hasta la luz para contarles a otros cómo se podía recorrer el mismo sendero.

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El libro desbordó todas las expectativas. Se hicieron varias ediciones, salió versión de lujo, se imprimió en el resto de países de América Latina y hasta se convirtió en artículo de piratería y venta en semáforos –un atípico pero certero indicador de éxito para nuestros días–. La razón del éxito es difícil de delimitar, pero en palabras de la también escritora Gloria Esquivel (y amiga que sale en los créditos de los libros de Amalia), “Amalia ha pegado porque es la primera escritora joven colombiana que se ha atrevido a hablar de temas que siempre permanecen en silencio. En Uno cambia el amor de su vida por otro amor o por otra vida no sólo habla tranquila y honestamente de sus relaciones amorosas como lesbiana, sino también de todo el espectro de emociones que nos lleva a sentir el amor”.

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En el 2017 Amalia publicó Cosas que piensas cuando te muerdes las uñas, su segundo libro, que habla sobre la ansiedad y los ataques de pánico. En él, Amalia vuelve a exponer la carne y cuenta sin tapujos sus experiencias con psiquiatra, la medicación pertinente y los errores que suelen cometer quienes rodean a una personas “frágil de los nervios”. Según Amalia, “creo que eso para los lectores es un respiro de honestidad frente a esta onda de perfección de las redes sociales en donde todos somos fotogénicos y nadie sufre ni nadie llora”.

Cosas que piensas cuando te muerdes las uñas es un repaso profundo sobre el miedo, tan profundo que ya se vuelve hasta divertido. Verlo desde afuera ayuda a reírse de él, y el libro se vuelve en una terapia conducida por la propia Amalia. “Para mí era muy importante visibilizar este tema que hoy en día está en boca de todo el mundo pero nadie entiende muy bien y no hay dónde buscar información”.

El proceso de este libro no fue tan extenso como el del primero pues su editorial le pidió inmediatamente, con pretexto de la próxima Feria del Libro en Bogotá, nuevo material. Así que Amalia actualmente se encuentra recluida dibujando y escribiendo para lo que será su tercer golpe. Mientras tanto, hablamos con ella sobre las críticas que han recibido sus libros, sobre la influencia de Instagram a la hora de hacer literatura y, por supuesto, sobre los miedos.

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A sus libros también les han dado mucho palo y mucha gente los califica como que son de “autoayuda”.

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Jajaja, sí. Es lo peor y lo mejor que han dicho. Yo estudié literatura y vemos con tanto desdén la autoayuda. Es como lo autoayuda es lo peor y que es la basura de los libros supuestamente, y no. Los libros sanan. Hay que pensar en los libros desde su aspecto medicinal y en ese sentido todos los libros son de autoayuda. Si tú eres una mujer que está atrapada en un matrimonio que no quieres y te lees Madame Bovary, eso va a ser más autoayuda que Walter Rizo, con todo el respeto de Walter Rizo. Me gustaría estar haciendo la misma plata que se hace Walter Rizo o Paulo Coelho en su defecto, así que si me quieren poner ahí, no voy a pelear. Ya no hago libros esperando que la gente los consuma de una manera u otra. Siento que son libros que al tener muchos elementos tienen muchísimas maneras de ser leídos y todas son bienvenidas.

Y desde los lados de la literatura más tradicional y purista, ¿también le han dado palo por haber sido la autora de un bestseller?

La literatura sin duda es un club de hombres, aquí y en el mundo entero, y creo que el término “bestseller” es inmediatamente rechazado. Es loco que un bestseller lo consideren de una buena calidad literaria, excepto si es un Nobel porque asumes que se va a vender un montón. Sí me han dado mucho palo porque no quepo en ningún lado. No hago novela gráfica, ni ficción, ni 100% autoayuda. Pero no me importa porque en el momento de creación del libro soy muy fiel a mí. Cuando nació Uno cambia el amor de su vida por otro amor o por otra vida fue una apuesta muy bonita y me siento muy agradecida con la editorial por haber confiado en eso, porque es una mezcla extrañísima. Es como que “voy a hacer un libro sobre corazón roto pero va a tener ficción, en la mitad del libro va a tener una historia apócrifa sobre el compositor de La lambada, tiene stickers y además de eso tiene recetas”. Es una mescolanza que otro editor me hubiera dicho “eso no tiene ni pies ni cabeza”- Pero confío en lo que yo hago pues es lo que tengo por decir y es la forma en la que tengo que decirlo. Lo más importante como escritor es dejar ir. Hay veces uno podría quedarse por siempre en el libro tratando de perfeccionarlo y perfeccionarlo, pero la lección más grande es “suelta”. Hay un momento en el que el libro me hace sentir orgullosa y ahí lo suelto.

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Desde Uno cambia el amor de su vida por otro amor o por otra vida usted presentó un estilo muy particular que combina dibujos, textos a manos, quizzes, tests y prosa tradicional. ¿Definiría su trabajo como “escritura” o dónde lo ubicaría?

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Es muy loco. Yo no pondría mi trabajo en ningún género porque no cabe y no me siento cómoda en ninguno de ellos. Escribí el libro a mano por muchas cosas. La primera es que escribo a mano, es genuinamente mi proceso, mi relación natural con la escritura. Segundo, en una parte más académica, me interesa más el trazo o la escritura, no como texto sino como dibujo, cómo las palabras se componen en una página para armar un resultado que no necesariamente tiene que ser leído sino también visto, apreciado, con un valor estético. Y tercero, tiene mucho que ver con la relación fundamental entre fondo y forma. Mis dos libros, Uno cambia el amor de su vida por otro amor o por otra vida y ahora Cosas que piensas cuando te muerdes las uñas, hablan de temas muy emocionales y cercanos y por eso lo más sensato es que esa forma fuera descarnada y honesta. Qué mayor honestidad que escribir de mi puño y letra de mi experiencia.

Para escribir Cosas que piensas cuando te muerdes las uñas habló con mucha gente y les preguntó por su definición del miedo. ¿Cuál es su conclusión?

Mi gran conclusión es que todo el mundo está muy muerto del miedo, básicamente. Siempre que me preguntan por qué decidí hacer un libro sobre el miedo, digo que el miedo tiene muchos aspectos: social, cultural, político y biológico. Pero el político es el que más me interesa. Estamos en un momento en el que el miedo está siendo utilizado a nivel político como un bastión para gobernar muy horriblemente, no solo en Colombia sino en muchas partes del mundo. Me interesa cómo se utiliza el miedo para gobernar y cómo utilizamos el miedo para gobernarnos a nosotros. Me interesa mucho el gobierno de uno mismo, y siento que el miedo es una cárcel que nosotros escogemos. El miedo no existe, aparte de la reacción biológica que existe para salvarte, la mayoría de nuestros miedos son neuróticos, no reales. 

Estamos muy encerrados y amarrados por nuestros miedos. Nos quedamos en relaciones que no son, en trabajos que no son, no escribimos los libros que queremos escribir, nos demoramos mucho haciendo libros, los repetimos siete veces… esa es mi gran conclusión, y aunque suena muy cliché y bastante autoayuda, me di cuenta que el miedo es un superpoder, literalmente, en tanto la adrenalina que sube por tu cuerpo cuando tienes miedo te hace correr como Flash aunque seas una persona que perdió educación física toda su vida, como yo. Si lo miras desde otro lado te empuja a hacer cosas increíbles. Por ejemplo yo le tengo mucho miedo a la mediocridad, gracias a ese miedo trabajo muy duro. Es un arma de doble filo. Uno puede volverlo un aliado y aprovechar todos esos superpoderes.

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Ahora mucha gente se rotula a sí misma como “instagramer” e Instagram es una de sus redes más fuertes en la actualidad. ¿Qué tanto Instagram (y las redes sociales en general) ha influido sobre su forma de dibujar y escribir?

Sin duda hay una influencia porque no soy la única que está haciendo eso. Instagram permite que la escritura se vuelva visual. Es un lugar donde se puede jugar con el texto como imagen. Hay muchos artistas de muchas partes del mundo que están haciendo cosas parecidas, que no siento que necesariamente que nace en internet o que le pertenece a internet o Instagram, pero sí crece desde ese lugar. Por ejemplo David Shrigley hacía mucho eso, explorar con el texto o la palabra como imagen.

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Instagram permite que esto crezca o que se riegue entonces hay sin duda muchos artistas y escritores que admiro mucho que están en una onda parecida. Se me ocurren Adam JK en Estados Unidos o Lee Crutchley en Inglaterra. En mi caso Instagram ha sido una plataforma para mostrar mi trabajo, una herramienta laboral, y dos, un lugar muy bonito para hacer comunidad. Me ha permitido conocer gente que admiro. Pero no soy de las que usa Instagram o Pinterest para inspirarme en lo que trabajo. De hecho estoy opuesta a eso porque creo que hay que buscar inspiración en otros lados.

Como la cultura pop, ¿no? Usted siempre está metiendo a personajes famosos en sus ejemplos y dibujos. ¿Cuáles son los que más la inspiran?

De Hillary Clinton soy muy fan. Tal vez las personas que están más presentes en mis libros y en mi trabajo en general son Shakira, Selena y Juan Gabriel. Son mi santa trinidad del amor y la sabiduría emocional. Pero mira que con este libro me pasó algo muy interesante y es que quedé un poco saturada de todas las cosas digitales y por eso sentí que tenía que volver a lo clásico. No sé si tenga algún sentido. Pero volví a ir mucho a los museos, a leer literatura, a Jane Eyre, Jane Austen, las hermanas Brontë. Son cosas que me inspiraron mucho y encontré una cosa que está en la mitad: Google Art, y es muy chévere porque es una aplicación que tiene todos los museos del mundo en tu celular y de ahí fue que saqué un poco la paleta de colores del libro.

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En el proceso de hacer un libro siempre hay un editor que acompaña al escritor. Pero en su caso tan atípico, ¿quién la acompaña en la parte creativa y a tomar decisiones no solo de lo escrito sino de lo dibujado?

Detrás de los libros hay un proceso que la gente no sabe. Siempre me acerqué a los libros con la idea de que solo estaba el autor o en su defecto autor y editor, pero no. Para hacer un libro es un batallón de personas comenzando evidentemente por mis amigos que son los mejores consejeros, editores y escritores de partes del libro. Hay partes donde yo era como “no sé qué va, ayúdenme”, o partes donde ellos me decían que metieran chistes, dibujos y cualquier cantidad de cosas. Es un proceso de co-creación. Pero en las partes del libro que son escritas sí tengo un editor, y en la gráfica con los diseñadores de Planeta que me ayudan mucho. También es muy intuitivo, voy buscando referencias de lo que quiero y luego me lanzo al vacío.

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