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Mes del Orgullo LGBTI: ¿hay razones para celebrar en Colombia?

En el 2019 se cumplen 50 años de los disturbios en Stonewall Inn que desataron una ola de cambios sociales. ¿Cómo vamos acá? ¿Da para estar orgullosos?

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Foto Getty Images
Jasper Juinen

En este junio de 2019 se cumplen 50 años de luchas y celebraciones, conmemoradas en el día del Orgullo gay. Pero, ¿en qué punto estamos y cuáles son las materias en las que nos rajamos y en cuáles pasamos de sobra? Desde Shock decidimos unirnos a la celebración revisando en qué va la lucha de la comunidad LGBTI en pleno siglo XXI.

Por: Alfred Lord // @AlfredLord

El 28 de junio de 2019 se cumple medio siglo de uno de los eventos que cambiaron la historia de los gays, lesbianas y trans del mundo: los disturbios en el bar Stonewall Inn del barrio neoyorkino Greenwich Village. Cansados de los abusos y atropellos a los que eran sometidos por las autoridades, los habitantes de la zona se unieron para protestar durante varios días en una revuelta encabezada por históricas activistas como Marsha P. Johnson (drag Queen, afroamericana, trabajadora sexual) y Sylvia Rivera (latina, trans y activista). La protesta fue el primer símbolo de resistencia ante un mundo hostil, la primera lucha masiva por el respeto e igualdad para una comunidad excluida y silenciada. Por eso esta fecha fue elegida en muchos países del mundo para celebrar, cada año, con marchas apoteósicas, el día del orgullo LGBTI.

Marsha y Sylvia estaban entregadas completamente al activismo e indudablemente también se les atribuye ser pioneras en la búsqueda de mejores condiciones para las trabajadoras sexuales y el resto de la comunidad LGBTI (incluidos niños) que vivía en la calle a través de su fundación Star.

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El 6 de junio, cómo inicio de las celebraciones del mes del orgullo gay, el jefe del departamento de Policía de Nueva York, James O'Neill, se disculpó públicamente en nombre de todo el cuerpo de policía por los hechos sucedidos hace 50 años. “Las acciones del NYPD estuvieron mal. Las operaciones y leyes fueron discriminatorias y opresivas, y por eso pido disculpas”

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Todo eso está muy bien en el plano internacional, pero ¿cómo ha repercutido esto en Colombia? Tras 50 años de luchas y celebraciones, ¿en qué punto estamos y cuáles son las materias en las que nos rajamos y en cuáles pasamos de sobra? Desde Shock decidimos unirnos a la celebración yendo más allá de lo fácil –cambiar la imagen de perfil de nuestras redes sociales y lucir el arcoíris por pura moda, sin mayor compromiso–, y armamos un especial editorial que revisa distintas historias ocultas en la lucha LGBTI y analiza el estado de sus luchas.

Colombia es un país que no ha sido ajeno a la celebración del Día del orgullo gay; Bogotá fue la ciudad pionera y se sumó hace 23 años, y desde ahí la mayoría de las ciudades capitales se sumaron para replicar y contribuir en este grito por la igualdad. Sin embargo, lo que desde afuera se ha visto como una lucha integral, internamente tiene múltiples matices y objetivos diferentes. No todos los gays se quieren casar, así como no todos luchan porque la policía no los persiga o golpee porque sí, o porque en un hospital se les brinde atención humana.

Pero paradójicamente, también se cuentan casos de discriminación interna marcados por la escala social o hasta el propio machismo. La etiqueta LGBTI ha dividido grupos que se sienten excluidos de los beneficios por los que lucha la mayoría de colectivos y organizaciones o de la visibilidad necesaria para sus necesidades mínimas. Hoy en día la marcha anual del Orgullo gay en Bogotá se encuentra dividida en tres frentes. Primero está el bando oficial liderado por la Mesa LGBT de Bogotá una organización que agrupa diferentes activistas y colectivos de la ciudad, y apoyada por entidades del distrito que lideran la política pública en Bogotá.

En segundo lugar, partiendo desde el estadio de Techo en la localidad de Kennedy, bajo el eslogan “amamos la diversidad sin fronteras”, el colectivo Mesa LGBTI del Sur celebra la undécima edición de la marcha que reclama derechos de reconocimiento y de inclusión en la política pública, como educación, salud y oferta laboral.

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El tercer grupo es la Red Comunitaria Trans del Barrio Santa Fe, que por cuarto año consecutivo realiza su marcha independiente Yo marcho trans, promulgando rechazo total a los crímenes de odio que las autoridades han querido hacer ver como crímenes pasionales. Su fin es buscar justicia para todas las que son violentadas y asesinadas, y como dicen ellas: “podrán cortar todas las flores, pero nunca detendrán la primavera”.

La particular evolución colombiana hizo que en este 2019 Colombia fuera por primera vez sede del IV Encuentro de liderazgos políticos LGBTI en América Latina y el Caribe, en donde 300 activistas de la región se reunieron para afianzar la lucha por los derechos de una comunidad que busca una sociedad igualitaria. En Colombia solo hay cuatro leyes aprobadas que incluyen a personas LGBTI: la Ley antidiscriminación, la Ley de víctimas, la Ley de atención a violencia sexual, y la Ley que transforma la política de atención a la violencia escolar. Pero dentro de todas las luchas de la comunidad LGBTI, la de los trans (transexuales, travestis, transformistas) ha sido a la que más le ha costado a encontrar espacios de aceptación e igualdad sociales y laborales; una parte de la comunidad LGBTI no reconoce con respeto a los trans y sus historias son historias que parecen sacadas de series de ficción donde han tenido que sobrevivir a situaciones límite para ganarse un espacio de vida.

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Nos adentraremos en la increíble vida de la Madre Cindy, una de muchas historias que explica por qué decimos que para mantenerse vivos los trans tuvieron que librar verdaderas batallas. De igual manera conoceremos de primera voz la opinión de Mati González (abogada master en derecho internacional) sobre el género no binario.

Este especial editorial continuará con un recorrido histórico por la vida nocturna de las trans en los 90, su desarrollo del arte del transformismo y los espectáculos que surgieron en esa época como manifestaciones de tenacidad y que hoy son aplaudidos en grandes escenarios.

Del pasado volvemos al presente con la visita a espacios que reafirman la importancia histórica y el aporte cultural de la comunidad LGBTI al desarrollo social del país, como la nueva sala Crear nación del Museo Nacional y el Museo homenaje a Stonewall en Colombia; lugares que le merecieron a Bogotá el título de “ciudad libre de homofobia” según la Secretaría de Red Latinoamericana de Ciudades Arco Iris (RLCA). Una distinción que de todas formas no deja de ser paradójica cuando vemos noticias de intolerancia en centros comerciales donde la discriminación es clara. Por eso es necesario revisar si Bogotá y las otras nueve ciudades incluidas en esta lista en realidad están libres de la LGBTIfobia.

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Por último, vamos a ver cómo la tecnología ha influido en la forma de comunicarnos o de crear lazos, así como en la de mostrarse en sociedad. Tampoco olvidamos el cine y lamúsica que han contribuido con sus historias a visibilizar situaciones de desigualdad y hacemos una lista digna de ser guardada que muestra al mundo la naturaleza de tener gustos diferentes.

El mundo celebra 50 años de una lucha que ha ganado más terreno en unos países que en otros. En Colombia, por el contexto cultural, religioso y de ideologías doble moralistas, hemos avanzado lentamente; incluso la desigualad se libra en la misma comunidad que lucha, nos dividen las letras y sentimos que una lucha le pertenece más a uno que a otro. Pero desde Shock celebramos el Orgullo de unirnos en una sola voz y buscar nuevas corrientes que seguramente nos llevaran a contribuir en la construcción de una sociedad igualitaria, donde se reconozcan los derechos mínimos de sus habitantes, sin importar su género, identidad o preferencia sexual.

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