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México de Colores: la compañía de danza que lucha contra la homofobia

Desde hace siete años, su danza y su mensaje diverso ha influido positivamente en los mexicanos.

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Foto Cortesía México de Colores
Gustavo Lemus

México de Colores nació por accidente Carlos Atúnez, su fundador, es bailarín coreógrafo y ha trabajado desde hace quince años en varias compañías de danza mexicanas. Actualmente es integrante del Ballet Folclórico de Amalia Hernández, con el que ha recorrido el mundo.  Hace siete años, un 27 de mayo, lo invitaron a preparar un show para celebrar el día contra la homofobia. Carlos reunió nueve bailarines y preparó una coreografía sin pensar que ese sería el primer día de su compañía de baile. No tenían ni vestuario, todo lo consiguieron prestado, pero salió tan bien la presentación que los invitaron a otros lugares a mostrar su show.

En ese momento tuvieron que replantear su propuesta: no solamente estaban bailando, estaban trasmitiendo un mensaje. Ese acto trascendió, no simplemente por un tema de diversidad sexual, sino por la propuesta que estaban proponiendo en el escenario era girar lo tradicional hacia una perspectiva nueva, porque como él afirma: “interpretamos la danza tradicional mexicana, pero desde los ojos de lo que está pasando en el mundo. Estamos interesados en que la comunidad gay se visibilice a través de la danza y la tradición, no solamente como labor social. Nos gusta integrarnos a los lugares comunes en los que estamos todos. Estamos orgullosos de ser mexicanos y latinoamericanos. Para bailar no importa la preferencia sexual”.

Hablamos con Carlos de la importancia de crear una compañía de danza gay, del papel que desempeñan y de cómo se convirtieron en un referente por su identidad sexual y su aporte a la identidad cultural mexicana.

Fotos H2Oscar, Gustavo Lemus, Black Moon. Cortesía México de Colores

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¿Cuál cree que es el valor de una compañía de danza folclórica  gay?

La compañía no está conformada actualmente solo por bailarines gays, hay cuatro heterosexuales y esto ha sido una sorpresa para mí, porque me ha permitido descubrir que las nuevas generaciones están mucho más abiertas a la tolerancia y cada vez tienen menos marcadas las diferencias por las preferencias sexuales. Nos han preguntado por qué estos bailarines se han acercado a la compañía y en todos los casos la respuesta fue la misma: por el gusto de hacer algo que les representara un reto artístico, movimientos más complicados con vestuario femenino, mover una falda, subirse a unos tacones y lo complejo que es usarlos en las coreografías. 

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La propuesta también se les hacía interesante y creo que ese es el gran valor de México de Colores, no ocupamos la danza tradicional como tal, sino que a través de la danza contamos historias desde una perspectiva actual, no de la época de oro de los mexicanos, sino de lo que pasa hoy en día que nos compete a todos: gays o heterosexuales. También hablamos de lo que es estar contento con lo que uno es y no hablamos de solo la condición sexual, sino de la gente que no está contenta con su color de piel, con su estatura, con su tipo de cuerpo…etc.  México de Colores se caracteriza porque tratamos de que la gente se sienta orgullosa de su cultura. La mejor definición me la dio una amiga bailarina: “México de Colores no habla del orgullo de ser gay sino del orgullo de ser como tú eres”.

¿Cómo ha sido la evolución de México de Colores?

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Ha sido meteórica, sorprendente, emocionante y también complicada porque pienso que en todo el mundo, no solo en México, hacer arte, tener una compañía de danza de manera independiente es muy complicado en todos los sentidos. Por ejemplo, yo soy el que patrocina todo: vestuario, maquillaje, música, tengo que rentar un espacio para ensayar, lo hacemos tres veces a la semana, una bodega para el vestuario porque es muy voluminoso, no se puede tener en la casa, esta es la parte complicada. Pero por otro lado nos ha abierto espacios donde nunca pensaríamos estar.

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Hace un mes nos invitaron a bailar en una iglesia, para las festividades de Santiago apóstol, en Santiago Xochimilco, muy cerca de ciudad de México. Lo primero que hice cuando llegamos fue preguntarles: ¿Sí saben lo que van a ver? ¿No vamos a tener ningún problema? Al final de la función el sacerdote nos envió comida. Con esto reafirmamos que el arte rompe fronteras, sobre todo porque estábamos en un lugar donde uno piensa que las diferencias son irreconciliables.

La preferencia sexual de un artista no define si es buena o malas persona, y los espectadores solo ven el artista, así como usamos la música, usamos mucho humor negro, eso hace que el público se conecte con nosotros, especialmente el público que llega y no sabe lo que va a ver y se preguntan ¿son hombres? ¿Son mujeres? ¿Porque están vestidos así?, y al final como en esa ocasión en la iglesia, la respuesta del público fue muy agradable.

¿Existe todavía altos niveles de discriminación en México hacia la comunidad LGBTI?

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La cultura latinoamericana es machista, discrimina, y todavía levanta las nuevas generaciones con frases como “hay que ser macho”, “hay que ser hombre”. Si lloras, gritas o te expresas de alguna manera eres poco hombre, es una tradición cultural. México no es la excepción, aunque hay leyes que favorecen la comunidad LGBTI, apenas se están implementando, obligan a los ciudadanos a actuar de cierta manera, pero no porque a la gente le nazca o porque lo crean así, siguen existiendo diferencias, no hay derecho al matrimonio, a salir a la calle tomados de la mano, a darnos un beso. Pero proyectos como éste han permitido en todos los lugares que nos presentamos que la gente cambie la manera de vernos, justamente Movilidad Cultural, una delegación del gobierno, nos está invitando a llevar el espectáculo a diferentes ciudades del interior de México donde la homofobia y los crímenes de odio tienen índices muy altos. La idea es que vayamos y contribuyamos con un granito de arena en estos lugares, porque de verdad el arte rompe tabús, cambia chips en la cabeza, y hace que la gente entienda mejor las cosas.

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¿Cuál ha sido la posición de los ballets folclóricos frente a ustedes?

Pues está visto con un poco de reojo, tal vez  porque aquí en México llamamos folclore lo tradicional, purista, pero yo organicé México de Colores con una ideología propia, lo primero que les digo es que no es un ballet folclórico, somos una compañía de danza que durante estos años ha logrado tener una trayectoria, que baila inspirado en el folclor. En las danzas tradicionales pretenden que en una región todos salgan de cierta manera, y todos se vistan igual, yo no considero que sea así, creo que a veces es un poco impuesto por los maestros, por las instituciones, pero nosotros nos inspiramos en el folclor incluso de otros países, tenemos un par de números inspirados en la danza tradicional colombiana.

En Latinoamérica nos dividen algunas fronteras políticas pero nuestra ideología tiene similitudes en todos lados.

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¿Qué tan rentable ha sido la compañía de danza?

Los bailarines hacen de todo, porque la verdad México de Colores no nos permite tener ingresos para vivir, ni siquiera para lo más básico, todo lo hacemos por amor al arte. A veces tenemos remuneraciones pero son simbólicas: en el grupo hay bailarines que se dedican de tiempo completo a bailar en otras compañías, muchos de ellos son maestros de danza. Al principio los padres de los chicos tenían prevenciones en permitirle a sus hijos que bailaran en una compañía como México de Colores, pero cuando ven el espectáculo cambian de opinión y se convierten en seguidores y fans, también hay estudiantes, tengo una anécdota graciosa, curiosamente tiene que haber una línea entre la arquitectura y México de Colores, porque tengo tres arquitectos y les digo o hay muchos bailarines gay arquitectos o hay muchos arquitectos gays que quieren bailar. Lo más importante es que todos quieren hacer cosas nuevas y les gustan los retos. Llegan muchos chicos, pero cuando se dan cuenta de lo difícil y el enorme sacrificio que implica, van desapareciendo rápidamente y solamente se queda la gente que está enfocada en hacer y proponer algo nuevo. Tenemos la fortuna de tener 20 bailarines que están completamente enamorados y arriba de este tren que ha sido una locura.

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El gran sueño de Carlos es traer a Colombia México de Colores, ha perdido la cuenta de cuantas veces ha venido con espectáculos a nuestro país, siente que lo mexicano es bienvenido en el país del sagrado corazón: los mariachis, la televisión, se siente en casa, para él es el mejor país del mundo. El único país que los ha invitado es Francia, en pocos meses van a hacer una pequeña gira en Estados Unidos que los llevará a Dallas, Los Ángeles y Wisconsin.

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