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¿Qué futbolista lo representa en el amor?

Desde la eterna fidelidad de Totti hasta el “no eres tú, soy yo, pero sí eres tú y también soy yo” de Teófilo, una guía romántica-futbolera.

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Foto Getty Images

El amor es una trampa. Todo el mundo lo sabe. Pero, aun así, cada tanto mordemos este anzuelo para convertir nuestras vidas rutinarias e insoportables, en vidas rutinarias, insoportables y llenas de dolor. Dicho esto, para todos aquellos y aquellas que necesitan encontrar un talismán o animal-futbolista de poder que los represente, está dirigido este paralelo, y que no sólo cubre relaciones nocivas, dañadas o muertas por dentro, sino esas otras que, de vez en cuando, y para bien o para mal, llegan a ser duraderas o hasta eternas.

Por: Álvaro Castellanos @alvaro_caste

 

FRANCESCO TOTTI: EL AMOR ES PARA TODA LA VIDA

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Conoció a su media naranja (porque sí, usa el término “media naranja”) en el colegio y fue amor a primera vista. Ninguno tenía mucho para comparar, pero ahí se quedaron. Llegaron a la universidad y decidieron seguir, con problemas, peleas, obstáculos y pretendientes que aparecían de todo lado. Pero lo siguieron intentado. Y les fue bien. ¿Seguir era su zona de confort? Probablemente. ¿Seguir era su capricho? Seguramente. Pero siguieron. Entonces se graduó de la Universidad sin que su relación terminara. Y se volvieron un ejemplo para la sociedad. No aceptaron prospectos mejores. Se convirtieron en ejemplo de las relaciones. Nunca se fueron. Se quedaron, pese a todo. Hasta le hicieron el cajón a quien pretendió separarlos. Obsesionados. Obstinados. Enamorados. Casi mimetizados, de vez en cuando se preguntan qué pudo pasar de haber aceptado un fichaje diferente. Pero ya no lo sabrán, porque su relación –así como la de Francesco Totti única y exclusivamente con la Roma– ya fue para toda la vida.

 

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RAÚL: EL AMOR ES ETERNO (MIENTRAS DURA)

El amor de su infancia sigue siéndolo en su edad adulta. Fue una conquista de cada día. Por años. Siempre estuvo a la altura. Lo hizo siempre tan bien que nunca importó la opulencia que giró alrededor de su relación, ni la competencia de otros personajes de alta cotización que fueron apareciendo. Se adueñaste de su corazón, todos lo/la amaron y el amor que construyó parecía irrompible. Pero ya lo decía Borges, “el amor es eterno mientras dura”. Y así fue. Un buen día dejaron de valorarlo/la (como lo hizo Florentino Pérez, presidente del Real Madrid con Raúl, su delantero insigne) y usted, dándose su lugar, reclamando su importancia, dijo adiós sin lugar a consideraciones. Sin retenciones en medio de su huida, se fue y encontró nuevas relaciones. Una en Alemania y otra en España. Consistentes, pero extrañas, al punto en que llegó a desconocerse. Hoy en día, de todos modos, todos lo/la recuerdan como el símbolo de esa relación perfecta, que sólo la ingratitud logró dañar.

 

ZLATAN IBRAHIMOVIC: NO ERES TÚ, SOY YO

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Tuvieron muchos amores y ninguno los olvidará. Conquistaron (como Zlatan lo hizo en el Malmo, Ajax, Juventus, Inter, Barcelona, Milán, Paris Saint-Germain y actualmente Manchester United) todos los corazones que frecuentaron. Los tildaron de soberbios, pero sus encantos pasaron por encima. Dejaron huella. Cada amor creyó que iba a ser para siempre, pero siempre encontraron otro destino mejor para seguir desplegando sus encantos, su magia, su efectividad, sin que su fanfarronería se pusiera por encima del amor. Italia, España, Francia, Inglaterra. Conquistaron corazones en los mercados más imponentes, pero su cariño siempre tuvo fecha de vencimiento. Y al final, cuando decidieron irse, poco les pudieron decir, y siempre fueron lo suficientemente convincente para demostrar que el problema no era el otro, eran ustedes. Y que debían seguir cosechando amores, eso sí, en un diferente huso horario.

 

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TEÓFILO GUTIÉRREZ: SÓLO ME AGUANTAS TÚ

Con su primer amor (para Teo, el Junior) vivieron una exitosa, aunque precoz, relación. Los amaron tanto que los aceptaron como eran. E incluso, como los amaban tanto, les abrieron la puerta y les vieron partir hacia un rincón exótico (Trabzonspor, Turquía), donde rápidamente les advirtieron que no les aguantarían las pataletas y, antes de que les terminaran, se alejaron sin aviso. Y desembarcaron en otro lado (River Plate y Rosario Central, Argentina), donde tuvieron un nuevo y popular amor. Pero mientras rompían las redes de ese corazón, hicieron lo que se les dio la gana y no pasó mucho tiempo hasta que los sacaron por la puerta de atrás. Sin embargo, qué generosa fue la vida con ustedes que conquistaron, allí mismo, a un nuevo y más popular amor. Y sí, vivieron un idilio intenso, pero con fecha de caducidad. Después deambularon por todo lado (México, Portugal y hasta volvieron a Argentina). Pero sólo su primer amor aceptaría su comportamiento tóxico y, sin olvidarse de usted, los repatrió, los resiste y los aguanta como son.

 

SEBASTIÁN ABRÉU: UN PRÍNCIPE A SU MODO

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Las relaciones largas nunca fueron lo suyo. Dejaron un amor en cada puerto (o en el caso de Sebastián Abreu, 26 equipos de 11 países en 25 años de carrera). Fueron, y si volvieron, sólo fue un ratico. Y se volvieron a ir. Enamoraron a lo que le sonrieron (a  hinchadas uruguayas, argentinas, israelíes y hasta uzbecas). Besaron el escudo de su corazón, pero al fin y al cabo, terminaron yéndose como todos esperaban. En los momentos de crisis, reaccionaron con locura, regalaron flores, compraron pasajes para un crucero por el Mediterráneo y hasta prometieron un anillo frente a un atardecer al lado del mar. Conquistaron todo y nunca los olvidarán, pues esos seis, nueve, o doce meses que estuvieron fueron un príncipe a su modo.

 

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