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¿Qué hay de malo en que las mujeres quieran ser unas princesas?

En vez de ridiculizar las aspiraciones de las niñas por querer ser presidentes o modelos, habría que apoyarlas a ser lo mejor en aquello que desean

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Por un lado, les echamos a las niñas el discurso de que pueden ser lo que quieran, pero por otro lado torcemos los ojos si el sueño no encaja con nuestros ideales feministas.

Por: Trilce Ortiz

Si bien es cierto que desde la colonia vivimos en una sociedad patriarcal, donde los hombres por el sólo hecho de serlo biológicamente, tienen una serie de ventajas silenciosas frente a las mujeres, eso no quiere decir que cualquier empatía que pueda sentir una pequeña con las figuras tradicionalmente femeninas debe ser mal vista, anulada o aniquilada por aquellas (y aquellos) que creemos fielmente en la igualdad de género.

No desconozco que Colombia tiene un historial de desigualdad y el objetivo es equilibrar la balanza. Hasta la década de los setenta la “ira e intenso dolor” era un argumento legal válido que un hombre que asesinaba a su esposa, podían alegar en un juzgado, librándose de culpas legales y morales, argumentando que su esposa le había puesto cuernos. En escala de crímenes, sólo la brujería superaba la infidelidad de una mujer hacia su esposo, en un país que sólo hasta la constitución de 1991 hizo la separación estado-iglesia.

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Las mujeres tenemos una corto capítulo en el libro de política de Colombia, que fue uno de los últimos países latinoamericanos en concederles derechos políticos a las mujeres, quienes pudieron finalmente, votar a partir de 1957.

La cosa hoy en día, aunque mejor, se aleja de ser un panorama de equidad. Según un informe de las Naciones Unidas para el Desarrollo hay más mujeres con estudios superiores en Colombia que hombres, aún así la tasa de desempleo para ellas es de un 12,8%, mientras que el de ellos es de 8,8%. En términos de sueldo la cosa no mejora, aún con más años de educación las mujeres ganan en promedio un 7% menos al mes que sus pares hombres. La mayoría de comerciales que aplican limpiar la casa, cocinar o cuidar a los niños, siguen siendo protagonizados por mujeres, reflejo de las casas donde a las niñas se les enseña a “atender” al papá y a los hermanos.

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Claro que entiendo que el tema de igualdad de género aún tiene mucha camino por andar, lo que considero contraproducente, incluso para esta misma causa, es el exceso de satanización de las figuras tradicionales de mujer.

Por supuesto que es una maravilla regalarle un kit de química o un telescopio a una niña de primaria, pero, ¿por qué la nueva era feminista mira con absoluto rechazo que el regalo sea una estufa? ¿Acaso no le va a ser útil saber lo básico de cocina cuando se vaya sola a Alemania a hacer su maestría en bio química?

Está muy bien ejercer veeduría sobre lo que ven y no ven las niñas (y niños, obviamente) pero no se puede uno pasar el resto de la vida echándole la culpa a Disney por los fracasos amorosos de las mujeres hasta el fin de los tiempos. Si una niña dice que quiere ser princesa, ¿qué sentido tiene patearle los sueños, diciéndole que las princesas son unas bobas que no hacen otra cosa que ser lindas y esperar a que el príncipe de turno las rescate? Es más realista, y menos sádico, explicarle que las princesas son figuras importantes, con una gran responsabilidad política y enseñarle cómo puede ser una gobernante justa que se preocupa por el bienestar de su pueblo imaginario.

Me causa una gran encrucijada mental que el peor disfraz que pueda escoger una pequeña para Halloween sea el de Cenicienta, pero que elija a Frida Kahlo sea aplaudido. Por supuesto que a la mexicana se le dan todos los honores como la gran exponente de la pintura surrealista, pero si vamos a su vida amorosa, esta fue una cadena de tormentos con Diego Rivera y sus demás amantes, que nada tiene que envidiarle a las temidas telenovelas. En vez de ridiculizar las aspiraciones de las niñas por querer ser presidentes o modelos, habría que apoyarlas y encaminarlas a ser lo mejor en aquello que aspiran. ¿O es que “podrás ser lo que quieras” sólo aplica para las niñas que quieren ser astronautas?

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