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¿Qué pasaría si Cristiano Ronaldo se declarara gay?

Cristiano Ronaldo gay o cómo el fútbol cambiaría para siempre.

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David Ramos / Getty Images Europe

Cuando un rival del Atlético Madrid le gritó a Cristiano Ronaldo “¡maricón!”, su respuesta fue “sí, soy maricón, pero lleno de plata”. Al fútbol, una de las instituciones más poderosas y más rentables del mundo, no le sirve tener un ídolo gay. Va en contra de los imaginarios. De los millones de futbolistas y aficionados que se creen muy varones porque patean un balón o se emborrachan viendo partidos por televisión.

Por Álvaro Castellanos / @alvaro_caste

Cristiano Ronaldo es uno de esos ídolos que dividen a la gente. Unos lo adoran porque es un crack y otros no lo soportamos por agrandado. Tiene más de 500 goles, 5 balones de oro, 3 títulos en la Premier, 3 Champions League, dos Ligas de España y una Euro. Pero al mismo tiempo es soberbio, quejumbroso, celebra haciendo muecas pendejas y hasta se pone bravo con los goles de sus compañeros. Una vez, Álvaro Morata le anotó al Athletic Bilbao y Cristianito se atrevió (in-cre-í-ble) a pedirle fuera de lugar al juez de línea. O se le ama por su calidad, o se le odia por sus actitudes. Aunque también se le resiste por algo que hace parte de su vida privada, pero que cambiaría al fútbol para siempre si resultara ser cierto: su supuesta homosexualidad.

Aunque ya se dejó de hablar de eso, el rumor se reactivó hace tiempo cuando Koke, rival del Atlético Madrid, le gritó “¡maricón!” y su respuesta fue sí, soy maricón, pero lleno de plata”. Si nos lo tomamos literal, querría decir que Cristiano es soberbio hasta para admitir que es gay. El cruce lo documentó un periodista local, que citó al goleador mientras se lo contaba a sus compañeros en el camerino. Declaración o no, fue apenas la más reciente historia que cuestiona su heterosexualidad.  

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A Cristiano es habitual verlo bronceándose en yates llenos de señores musculosos; en redes sociales, sus fotos en pantaloncillos, maquillado, con flores en la cabeza, o con las cejas depiladas aumentan las habladurías. Y el año pasado, fue noticia por comprarse un avión privado para visitar todas las semanas a un amigo especial boxeador que tiene en Marruecos. 

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Tiempo atrás, Paris Hilton insinuó que era gay; y la modelo Eiza Gutiérrez desmintió que tuvieran un amorío al comentar que su relación era “de amigas”. Al portugués también se le recuerda que su primer hijo, Cristiano Ronaldo Jr, fue concebido por un vientre alquilado. Tratándose de un personaje tan popular como él, son hechos que no pasan desapercibidos.

Sobra decir que la orientación sexual de Cristiano Ronaldo es sólo asunto suyo. Como futbolista, lo único que se le debería exigir es que se entrene bien y que sea un crack cada tercer día, y eso siempre lo consigue. Que sea homosexual, bisexual, heterosexual, pansexual o asexual debe interesarle exclusivamente a él. Sin embargo, que uno de los mejores futbolistas de la historia saliera a admitirlo sería un triunfo histórico para la diversidad y un golpe de gracia contra el prejuicio más arraigado en uno de los escenarios más homofóbicos que existen.

En todo el mundo se cree que cualquier oficio que implique el uso de la fuerza, llámese policía, militar, boxeador o futbolista es cosa “de machos”. Porque, claro, sólo “un macho” podría disparar un fusil, golpear rivales o recibir patadas durante 90 minutos. Los imaginarios que hemos recibido de generación en generación no admiten que un gay cargue bultos, levante pesas o gane la Champions League. 

Qué curioso que horas después de la polémica con Koke, aparecieron fotos de Cristiano con una modelo en Disneyland-París. Cada vez que surgen rumores de su sexualidad, la estrategia es vincularlo con alguna famosa que esté bien buena, hasta que otra foto, historia o polémica surja, y así sucesivamente.

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Al fútbol, una de las instituciones más poderosas y más rentables del mundo, no le sirve tener un ídolo gay. Va en contra de los imaginarios. De los millones de futbolistas y aficionados que se creen muy varones porque patean un balón o se emborrachan viendo partidos por televisión. Nuevamente, el fútbol es para “machos” en el mal sentido de la palabra. Como si ser gay lo hiciera a uno menos hombre.

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Indudablemente, deben ser muchísimos los homosexuales que han optado por mantener su condición en secreto con el fin de que sus carreras no se vean afectadas. Puro sentido de supervivencia. Sin embargo, los antecedentes de futbolistas reconocidos que lo revelaron son realmente pocos. El más popular de todos fue el del ex mundialista alemán Thomas Hitzlsperger, que se retiró en 2013 (a los 31 años) y ahí mismo anunció que era gay. “Hay una diferencia entre el silencio y mentir”, declaró en su momento el ex Stuttgart, Lazio, Aston Villa y Everton. Sabiendo lo que se le venía encima, el exvolante se retiró, aunque muy joven, y ahí sí lo reveló.

Pero cuando un futbolista ha tenido la valentía de contarlo, el mundo suele venírsele encima. El caso más triste ocurrió a comienzos de los años 90, con el delantero inglés Justin Fashanu. Luego de admitirlo, todos le dieron la espalda, se quedó sin equipo y terminó suicidándose.

En el caso de Cristiano Ronaldo, una eventual declaración pondría a temblar al fútbol, al deporte y hasta a la historia. Si un personaje como él, que parece estar por encima del bien y del mal, saliera del clóset podría sentar un precedente nunca antes visto para combatir el machismo o la homofobia. 

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Según Forbes, el delantero del Real Madrid es el deportista con más ganancias en 2016, con 94 millones de dólares captados (por encima de Messi, LeBron James y Federer), y tiene contratos brutales con marcas como Nike, con la cual renovaría su vínculo por 126 millones de dólares libres hasta 2021. Pero si revelara su orientación, ¿lo apoyarían o lo rechazarían? ¿Perdería contratos publicitarios? ¿Ganaría otros? Es imposible saberlo, aunque viendo la reciente “derechización” del mundo con las victorias del Brexit en el Reino Unido, el NO en el plebiscito colombiano y la elección de Donald Trump como Presidente de EE.UU., sinceramente cuesta creer la mayoría del mundo lo vea con buenos ojos.

Cristiano Ronaldo ha declarado que tiene planes de jugar al fútbol hasta los 41 años. O sea, una década más. Renovó con Real Madrid hasta 2021 y luego espera volver a hacerlo hasta 2026. A la sombra de Messi y con el espíritu ultra-competitivo que le conocemos, difícilmente tenga una motivación diferente a seguir haciendo goles, levantar trofeos y ganar más Balones de Oro. Es cierto que el fútbol cambiaría para siempre si el día de mañana revela su supuesta orientación sexual, pero seguramente no le interesa. Parece más posible que le permita a sus compañeros patear los penales a que oficialice que su amigo especial de Marruecos es mucho más que un amigo.

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