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¿Qué tan efectivos son los protocolos para las salas de teatro?

El teatro colombiano está en uno de sus momentos más críticos y las nuevas normas para que vuelva a retomar actividades complica aún más su regreso.

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Foto Juan Zarama Perinni
Juan Z Perini

El 14 de agosto el Ministerio de Salud y Protección Social emitió un nuevo protocolo de bioseguridad, el 1408, para la realización de actividades de exhibición cinematográfica y la presentación de artes escénicas. Dos actividades muy diferentes: no es lo mismo proyectar una película en una sala de cine que poner en marcha todo lo que involucra producir una obra de teatro.

Como todos los protocolos emitidos hasta la fecha, este incluye zonas de desinfección, puestos con gel antibacterial y alcohol, y distanciamiento social entre los asistentes, nada nuevo. Sin embargo, esta nueva medida ha causado controversia por la manera como se plantea en contraposición de la forma real de ejecutar este protocolo. Es de conocimiento general que las salas de teatro están compuestas por equipos de trabajo que se encargan de la parte administrativa, un equipo técnico y un plantel de actores.  Esta aclaración es importante porque cualquier montaje que se vaya a realizar requiere de un número mínimo de personas indispensables para su puesta en escena. Entonces, abrir una sala con una asistencia reducida y con una inversión extra por los protocolos de bioseguridad no parece solucionar nada. Por eso les preguntamos a los directamente involucrados ¿cuál es su opinión respecto a esta posibilidad de que el teatro regrese bajo estas normas?

Jimmy Rangel

Actor y director de teatro

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Es un decreto bastante ambiguo en la información. Por ejemplo, dice que se puede abrir la sala siguiendo las normas de bioseguridad, pero cuando lees las normas hay bastantes reglamentos que se suman a los ya existentes que tienen las alcaldías y los municipios, los pico y género, los toques de queda, las cuarentenas obligatorias, etc. No puedes abrir algo hasta que esas cosas no se resuelvan. La mayoría de las salas que hay en el país reciben en promedio 50 y 100 personas, el 80 por ciento de las salas es así, y la ley dice que hay que reducir el 50 % del aforo. Eso significa que en promedio entrarían 40 personas, y si es una sala 50 pueden entrar unas 30 o 15 personas en total. La mayoría de estos teatros paga arriendo, tiene un equipo de producción técnico, administrativo, además de los artistas, y la boleta está entre 20 mil, 30 mil pesos. Cuando tú sacas las cuentas esto no alcanza para nada. La realidad es que en el país los teatros se sostienen de milagro cuando estamos en la normalidad, que ya no existe. Entonces técnicamente los teatros no van a poder sobrevivir con los aforos reducidos, sumándole a eso que tienes que tener sistemas de bioseguridad, comprar gel, alcohol, más personal técnico o logístico que separe a la gente, una ambulancia, paramédicos, etc.

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Ese es el contexto de una ley que no va a resolver nada, la pregunta aquí es: ¿por qué las políticas públicas de las industrias culturales son tan malas? ¿Cómo se van a mantener los teatros? ¿Cómo se van a mantener los artistas? Ese es el problema de fondo, la mayoría de las salas independientes ya cerraron.  Teatros como La Maldita Vanidad ya entregó la mitad de su espacio, Ditirambo y otros ya cerraron, la mayoría de escuelas de teatro y danza ya cerraron también. A mí me emociona el hecho de abrir, pero me pregunto en qué contexto va a suceder, abrir un espacio en estas condiciones, cuando otros espacios ya fracasaron. ¿Cuál es la política que van a lanzar para ser un salvavidas de todos esos espacios y a los artistas? La mayoría de los artistas no han pagado seguridad social hace 5 meses porque no hemos trabajado, ese es mi panorama un poco dramático, pero hay que ver todo en realidad y lo que está pasando, no solo en la industria de lo escénico, si comparamos lo que pasa en los restaurantes es lo mismo, no sé cómo la gente va a sobrevivir. 

Orlando Cajamarca

Director Teatro Esquina Latina

Cali

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Los protocolos para la reactivación de las salas de teatro son una medida que de alguna manera facilita la movilidad y evita los obstáculos que podamos tener para ir nuestros puestos de trabajo y recuperar cierta normalidad, pero eso son paños de agua tibia. El problema no es ir a los espacios de teatro, sino tener las condiciones para laborar, y esas condiciones no son solo la presencia física, que en el caso del teatro el capital humano es el mejor activo que tenemos el día a día, y esa capacidad instalada que son nuestros propios cuerpos, nuestros propios ánimos requieren de oxígeno y condiciones mínimas. Ahí es donde se requiere la mano del Estado. En mi caso particular, los apoyos han sido irrisorios. En el caso de Cali, este es el momento que estamos finalizando agosto y no hemos recibido un peso de los recursos de Esquina Latina, recursos que anualmente, a lo largo de muchos años, hemos logrado que se den como parte del apoyo constitucional a la cultura. Creo que decir “reactiva el espacio”, es como decirle a alguien en un trabajo “tú puedes viajar sin viáticos, sin pasajes y sin hospedaje”. Tenemos la libertad de hacerlo, pero no tenemos con qué. Consideramos que eso debe de estar acompañado de unas medidas más consistentes y presupuestos de emergencia que vayan dirigidos a reactivar el aparato productivo, en este caso la capacidad instalada de los grupos teatrales y su activo que es la gente. Que vayan directamente a la gente.  

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Fabio Velandia

Director Ejecutivo Teatro Libre.

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Es un intento para reactivar este sector que ha estado bastante golpeado, como todos los sectores. Sin embargo no se veía la posibilidad de hacer una apertura temprana de los espacios. Nosotros tenemos dos teatros, uno en La Candelaria y otro en Chapinero, y realmente con los protocolos sigue siendo muy difícil operar en los teatros. Según la resolución, el número de asistentes no puede superar el 50 por ciento del aforo, pero con las condiciones que pone el Ministerio de Salud, ese porcentaje de ocupación de las salas se reduce a menos del 30 por ciento. En la sala del centro, que tiene capacidad para 170 personas, siguiendo los protocolos del Ministerio, solo caben 25 personas y lo mismo en Chapinero entre platea y zona de preferencia que en total caben 261 personas, con las normas solo entran 54, dejando dos sillas entre personas y una fila libre entre cada fila para garantizar el distanciamiento. Nosotros no somos una gran sala, este protocolo no nos da solución para hacer las obras porque finalmente los números no cuadran con esta cantidad de público. Hacer una obra, hacer una inversión en escenografía, en ensayos, en actores, para la cantidad tan reducida de audiencia, no valdría la pena el esfuerzo porque sería más el gasto que lo que podamos obtener de utilidad. Sin embargo, es una primera prueba para ver cómo podría funcionar. Yo creo que el tema de auto cinemas y las salas de cine es un poco más viable. Valoramos el intento y las actividades que se permitieron para trabajar a puerta cerrada, como ensayos, y otras actividades administrativas, etc.  Esto nos ayudó a seguir pensando en una programación virtual porque simplemente no estamos en la capacidad de abrir los teatros a una temporada presencial con esa asistencia de público tan pequeña y con las restricciones. Somos teatros de mediano formato, no tendríamos la posibilidad de mantener una temporada así, que funcionando normalmente se alcanza con el 60 por ciento o 70 por ciento de la ocupación. Esto implica subirle mucho al precio de las boletas y sería ir en contra del público y de nuestro fin de llegarle con el teatro a más personas. Estamos de acuerdo con que lo principal es la salud y el cuidado de la audiencia, estamos siguiendo recomendaciones para el manejo de la pandemia y cuidarnos entre todos. Nosotros por este año no tendremos actividad presencial hasta que las condiciones mejoren para los teatros pequeños.

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