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Reggaetón y meditación: Renuévate en cuerpo, mente, espíritu y hasta abajo

¿Cuál es la relación entre los ídolos pop y el mercado de la espiritualidad?

J Balvin, artista colombiano de reggaetón.
El artista colombiano J Balvin
// Gettyimages

A mediados de 2020 se juntaron dos de las más grandes figuras comerciales del mundo: J Balviny Depaak Chopra. El primero, superestrella del reggaetón; el segundo, una especie de gurú espiritual y portavoz de la medicina ayurvédica. La colaboración se concretó en un programa de meditación de 21 días titulado Renuévate: En cuerpo, mente y espíritu. ¿Cuál es la relación entre los ídolos pop y el mercado de la espiritualidad?
Por Juan Sebastián Corcione // @fatsugardaddy

Sé lo que están pensando: que reggaetón y espiritualidad son extremos antagónicos y que este artículo será una justificación más a tantas estrategias de distinción moral que se expresan a través de los gustos musicales, pero no. Antes que J Balvin fue Madonna, Sinnead O´Connor y, por supuesto, Los Beatles.

La relación entre espiritualidad y pop no es nueva. Se puede rastrear desde el giro cultural que en los años sesenta empezó con los movimientos juveniles, eso que algunos teóricos llaman el “giro posmoderno” y que entre muchos otros rasgos culturales trajo consigo el culto hacia la búsqueda espiritual descentralizada de los dogmas occidentales. Dicha búsqueda interior, como estrategia de escapatoria para una generación desencantada y enmarcada en el pánico nuclear, provocó también el culto exagerado hacia el individuo. Algo que, en algunos casos, salió muy mal. Recordarán las historias del pastor Jim Jones y el suicidio colectivo en Jonestown o los asesinatos cometidos por la Familia Manson.

¿Quién diría que muchos años después esa noble exploración del ser se convertiría en un negocio multimillonario y, básicamente, en la naturaleza misma de la ideología del mercado actual? Por eso no resulta sorprendente la unión entre la superestrella de la meditación y autor Best Sellers Depaak Chopra y la superestrella del reggaetón J Balvin. El curso de veintiún días llamado Renuévate: En cuerpo, mente y espíritu se encuentra alojado en un dominio del centro de meditación de Chopra y es totalmente gratuito por medio de registro.

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Aunque no es la primera vez que el gurú usa esta estrategia para promocionar su centro de meditación (pues hace algunos años lanzó el mismo curso junto a la presentadora Oprah Winfrey), sí es la primera vez que lo hace para el mercado latino. Sin embargo, al escuchar el primer episodio de la guía se evidencia rápidamente que lo de J Balvin es una corta introducción y que lo demás es una clase de meditación como cualquier otra.

Esto no resulta sorprendente en lo absoluto. Al final, se trata de una campaña de espiritualidad corporativa que se corresponde con la ideología contemporánea que hace de las figuras públicas ídolos dedicados al multitasking moral. Esta forma de espiritualidad pop ha encontrado su lugar gracias a la transformación que se dio de la búsqueda y la introspección personal a la producción de mercancías emocionales que garantizan el éxito individual como estrategia definitiva del capitalismo. Todo esto amplificado por la psicología positiva y por el pastiche en el que se han convertido las figuras públicas de hoy.

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En 2018 Edgar Cabanas y Eva Illouz publicaron Happycracia: Cómo la ciencia y la industria de la felicidad controlan nuestras vidas. En este riguroso ensayo demostraron la forma en que el siglo veintiuno se ha edificado a través de la omnipresencia de la felicidad, que ahora es comprendida como un conjunto de estados psicológicos gestionados por medio de la voluntad. Así, la voluntad y el deseo se convierten en el único vehículo posible para una vida digna. Y alrededor de esta idea se ha erguido toda una industria de influencia que encontró en las redes sociales un canal óptimo para su evangelización. Este mercado de influencias ha concentrado todo el espectro de figura pública: la política, la religión, el deporte y el entretenimiento ahora se ponen en escena a través de personalidades en las que no se distingue lo público de lo privado.

J Balvin, por ejemplo, encarna a la perfección la figura del héroe de esta narrativa. En varias entrevistas ha hablado de sus problemas con la depresión y de cómo ha luchado contra ellos. Su odisea en busca de la felicidad, masificada por las redes sociales, constituye una especie de manual que apela a la humanización del ídolo, pero, sobre todo, a la masificación de la idea de que el camino al éxito es un ejercicio de la voluntad que se impone sobre todas las cosas.

Finalmente, Renuévate: En cuerpo, mente y espíritu, no es más que un producto más de una larga lista del mercado de la felicidad. El problema de estas prácticas empieza cuando todos los escenarios de la vida, incluida la espiritualidad, son mediados por la espectacularización del mercado. La felicidad, como idea totalizadora y fin máximo, resulta disonante con la realidad de la mayoría de las personas y su estrategia se encuentra precisamente en ello. No estoy en contra de la felicidad, creo que todos tenemos derecho a sentirnos felices, lo conflictivo está en la violenta homogenización de la vida que reduce la satisfacción individual a través del éxito que se logra por medio de unas “buenas prácticas espirituales” y que resuelve todo con el slogan de que “sólo basta con desearlo”.

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