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“Sologamia”, ¿solteronas desesperadas o mujeres empoderadas?

¿Es realmente necesario la parafernalia de una matrimonio con uno mismo para demostrar la abundancia de amor propio?

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Hace un par de semanas la italiana Laura Mesi se juró amor y fidelidad eterna en un tradicional vestido blanco de novia, con un porqué de tres pisos y 70 invitados. El revuelo que causó el matrimonio figurativo de la entrenadora física con ella misma, se debió a que ella asegura ser la primera en su país en hacerlo. No pues, que vieja tan crazy.

Por: Trilce Ortíz 

El asunto es que la llamada “sologamia”, término que no está instituido por la RAE pero igual ha establecido un claro significado, no es un asunto novedoso y en realidad cada vez gana más adeptos. En Japón, país mundialmente famoso por la soledad que viven sus habitantes, no sólo se pueden alquilar novios por horas para, literalmente, Netflix and chill, sino que desde el 2014 una agencia de turismo ofrece el paquete de bodas consigo mismo.

En Estados Unidos, donde la tasa de divorcio ha alcanzado cifras entre el 40 y el 50%, existen páginas como I Married Me.com que se especializan en vender toda la parafernalia (en este caso anillos) que se necesita para un matrimonio con uno mismo. La agencia canadiense Marry Yourself Vancouver, ofrece servicios de invitaciones y paquetes fotográficos a todos aquellos que quieran hacer de su día con ellos mismos memorable. Desde mi perspectiva esto tiene toda la pinta de ser un #firstwolrdproblem.

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Si bien es cierto que hablando de cifras oficiales el amor en Colombia parece ir de culo pa’l estanco -uno de cada tres matrimonios civiles acaba en divorcio y la cantidad de gente que se casa bajo en un 3,3% desde el 2014- también es verdad que existen otras muchas formas de hacer pareja que no están contempladas en las estadísticas. La mayoría de mis amigos emparejados no han pasado por un juzgado, y mucho menos por una iglesia, pero han viajado por el mundo, muchos han tenido hijos y parecen pasarla muy bien en sus acuerdos de amor. Tengo un par de amigas que decidieron ser madres solteras, por inseminación o exceso de arrechera y carencia de condón. Tengo amigos que son padres solteros y hasta conozco gente que vive en relaciones poliamor.

Claro, también está el grupo de las solteras a las que serlo les da igual. “No voy a mentir y decir que a veces no me gustaría llegar a la casa a compartir la comida y arrunche con alguien, pero en general me la paso bombi sola y no estoy aguantando la respiración a que aparezca el príncipe azul a rescatarme de la torre cual princesita en apuros. No joda”, dijo Catalina, una trotamundos que se enamora casi con la misma rapidez con la que olvida.

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Para Mariana el asunto está clarísimo “para lo único que siento yo que uno debe afanarse en esta vida en ‘conseguir pareja’ es si quiere ser mamá, aunque igual puede serlo sola. Yo no tengo un ápice de instinto maternal y me importa un comino que mis tías abuelas me digan solterona. La mayoría de mis primas se casaron por la iglesia y yo no es que las vea muy felices”.

Hay quienes coronaron a Carrie Bradshaw, la columnista de Sex and the City interpretada por Sarah Jessica Parker, como la inventora de la “sologamia”, cuando en uno de sus capítulos en el 2003 decidió pretender que se casaba con ella misma, todo para que su amiga la dejara de hacerla sentir mal por gastar dinero en zapatos en vez de en responsabilidades de “la vida real” -hijos y ese tipo de cosas-.

La, ahora famosa, italiana Mesi, se casó con ella misma después de terminar una relación de 12 años. “A mí el cuento de la loca me parece bien, en vez de sentarse a llorar por el bobo del ex, se metió un parrando con la gente que la quiere, para celebrarse ella misma”, comentó Adriana, una chica de 39 años que hace 4 se compró a sí misma un anillo de compromiso. “Puedes tener el cuento de hadas sin príncipe”, escribió Mesi en una de las fotos de su ceremonia que compartió en su cuenta de Instagram.

La cosa de gastarse un platal en un matrimonio que carece de peso legal no es sólo cuestión de mujeres “tristes” a las que se les frustró la fantasía de Disney, como aseguran muchos de los críticos de la “sologamia”. En mayo de este año, el italiano Nello Ruggiero, de 40 años, también se gastó un platal en celebrar su amor a sí mismo, sin novia de por medio.

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Para Alezandra Gill, directora de Marry Yourself, esta tendencia que aún se ve como un grito desesperado de atención, se volverá muy normal con el tempo. “Hace 10 años era demasiado alternativo, pero dentro de unos años será completamente corriente”, le dijo a Global News.

A mí personalmente la idea de amarse a uno mismo por encima de esperar a que la pareja lo valide me parece fundamental para vivir, para ser feliz y sí, para eventualmente enrollarse con otro. Con lo que no estoy tan de acuerdo es con los motivos que exponen algunas de estas automatrimoniadas mujeres. “Yo describiría el matrimonio consigo mismo como mujeres diciendo ’sí’ a sí mismas’, explicó Erika Anderson una gringa de 37 años en entrevista para CBS. “Significa que somos suficiente, incluso si no estamos con alguien”, agregó la nativa de San Francisco. Hasta ahí todo bien. El lío está con que ella aceptó que optó por la “sologamia” agotada de que la gente le preguntara por qué seguía soltera, ósea por ceder a la presión social más que por ratificar el amor con el ser.

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Amarse y celebrarse a uno mismo me parece maravilloso, lo de gastarse un platal en el proceso, más para hacer del evento una muestra para familia, amigos y por qué no, medios de comunicación, me parece una sincera pendejada. La italiana que tiene en discordia las opiniones en redes sociales explicó a la BBC que “este tipo de bobas no son para todo el mundo. Para llevarla a cabo, se necesita dinero, el apoyo de los amigos y familiares y, sobretodo un toque de locura”. Insisto, también está la opción de mandarse picos al espejo todas las mañanas y en últimas por hacer una ceremonia que no le cueste medio pulmón.

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