¿Estoy pasando por una mala racha, soy más rar@ que un perro a cuadros o quepo dentro del 1% de los asexuales?
Por: Trilce Ortiz // @trilceo
“Sexo vendo, sexo compro, sexo arriendo”, cantaban Los Prisioneros a principios de los 80. Y si las cosas han cambiado, es para empeorar: vivimos en una sociedad hipersexualizada. No me malentiendan, a mí me encanta el sexo y vivo de escribir al respecto, pero es innegable que desde que tenemos medio ápice de conciencia nos lo están tratando de meter por ojos, oídos y todos los demás orificios. El sexo vende y las agencias de publicidad lo saben, tener pareja nos da un cierto nivel de estatus social –o por lo menos nos quita de encima a las tías chismosas–, ser sexualmente activos es aplaudido y visto con orgullo –mayoritariamente cuando se trata de los hombres–, y no tenerlo deja a los susodichos como unos “perdedores” totales.
¿En dónde quedan entonces los intelectuales y artistas del mundo a quienes les interesa invertir toda su energía en sus descubrimientos y obras? ¿Quién nos da derecho a juzgar a los frígidos que no es por falta de gana sino de sentir que prefieren alejarse del sexo? ¿Y en dónde quedan los asexuales, que no son ni célibes ni feos sin remedio que no se pueden levantar a nadie? ¿Cómo saber si está dentro del grupo de estos últimos o si se trata más bien que se cansó de echarse a la muela el mismo huesito?